SAN PATRICIO

La taberna del siglo XVIII que se ha convertido en el mejor pub irlandés de Madrid para celebrar San Patricio

Benito Pérez Galdós hizo uso de su nombre para titular su primera novela

Imagen de La Fontana de Oro.

Imagen de La Fontana de Oro. / TripAdvisor

Madrid

En la esquina de la carrera de San Jerónimo con la Victoria se encuentra La Fontana de Oro, un pub irlandés perfecto para disfrutar de un buen partido de fútbol, conciertos de soul, jazz y rock y, por qué no, de unas buenas pintas de cerveza negra en esta Semana de Irlanda que se celebra en Madrid con motivo del día de San Patricio.

Abierto en 1994, ofrece a sus clientes pintas a seis euros de marcas como Heineken, Paulaner, Guinness o Murphy´s. Los chupitos cuestan tres euros, mientras que las copas oscilan entre los diez y los catorce. También disponen de cócteles como caipiriñas o mojitos por diez euros. A mediodía, además, puedes disfrutar de una caña de Heineken acompañada de una tapa clásica española -- chorizo picante, torreznos o carne adobada -- por tan solo 1,50 euros. Los jueves también ofrece cocido madrileño. En definitiva, un pub que para muchos es el que mejor encarna en Madrid el espíritu irlandés. Abre todos los días desde las 13:00 hasta las 06:00 de la mañana.

Pero la historia de este establecimiento se remonta a mucho más atrás de esos treinta años que han pasado desde su reapertura como pub. De hecho, hace más de cien años ya había sido inmortalizada para siempre en la literatura por Benito Pérez Galdós.

La Fontana de Oro, uno de los establecimientos más históricos de Madrid

Antes de servir cerveza Guinness, La Fontana de Oro fue una taberna, fonda y café desde mediados del siglo XVIII, situada en un lugar próximo a donde hoy se ubica el pub. Junto a La Cruz de Malta y la Fonda de San Sebastián, eran los tres grandes establecimientos de este estilo en la capital. Durante el Trienio Liberal, se convirtió en uno de los puntos neurálgicos de las fuerzas progresistas, convirtiéndose en un espacio de debate. No volvió a ser una fonda corriente hasta la ejecución de Rafael de Riego, líder de los liberales.

Dado su carácter importante en este periodo histórico, Benito Pérez Galdós quiso titular su primera novela con el nombre del local. En el capítulo II de la misma -- La Fontana de Oro publicada en 1870 -- Galdós describe así el trasiego que se vivía entre sus paredes.

"En la Fontana es preciso demarcar dos recintos, dos hemisferios: el correspondiente al café y el correspondiente a la política. En el primer recinto había unas cuantas mesas destinadas al servicio. Más al fondo, y formando un ángulo, estaba el local en que se celebraban las sesiones. Al principio, el orador se ponía en pie sobre una mesa, y hablaba; después, el dueño del café se vio en la necesidad de construir una tribuna... Por último, se determinó que las sesiones fueran secretas, y entonces se trasladó el club al piso principal. Los que abajo hacían el gasto, tomando café o chocolate, sentían en los momentos agitados de la polémica un estruendo espantoso en las regiones superiores..., temiendo que se les viniera encima el techo, con toda la mole patriótica que sustentaba...", explica entre sus páginas.

"Es capaz de albergar unos cien holgazanes"

Galdós no fue el único que habló de la fonda. Diplomáticos, viajeros o periodistas que se alojaron en ella dejaron el testimonio de su experiencia escrito en papel. Arthur de Capell-Brooke, inglés creador de la Ral Sociedad Geogáfica, fue uno de los más duros a la hora de referirse al establecimiento, cosa que hizo en 1826 tras su estancia en el mismo.

"Es capaz de albergar unos cien holgazanes, que en horas de ocio, que en España no están muy definidas, están muy ocupados haciendo nada, esto quiere decir, bebiendo limonada, fumando puros y jugando a la política", opinó entonces.