MOVILIZACIONES
Cinco barrios de Madrid protestan contra las talas y en defensa de sus zonas verdes
La manifestación de los vecinos de Santa Ana por la reforma del parking que eliminará 47 árboles de la plaza se suma a las actuaciones contra las talas por la ampliación de la línea 11 de Metro o las movilizaciones en la Elipa por su pinar

Una asistente a la concentración, el pasado martes, contra la tala y trasplante de 47 árboles en la plaza de Santa Ana, en Madrid. / GRUPO MUNICIPAL SOCIALISTA DE MADRID

Es uno de los frentes permanentemente abiertos entre vecinos y administraciones en Madrid. Las talas de árboles y la reforma de zonas verdes consecuencia de obras públicas han sacado a la calle a vecinos de varios distritos en los últimos dos años y lo siguen haciendo, la última vez esta misma semana en la plaza de Santa Ana. Desde la oposición y el movimiento vecinal más crítico con Cibeles se intenta trasladar la imagen de un gobierno municipal "arboricida". Desde el Ayuntamiento, por el contrario, se maneja el mismo abanico de argumentos cada vez que hay un micrófono o una grabadora: que Madrid ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Fundación Arbor Day como la ‘Ciudad Arbórea del Mundo’ por quinto año consecutivo, que el pasado mandato se plantaron en la ciudad 210.000 árboles y que a lo largo de este, hasta 2027, se prevé plantar otro medio millón.
En cada anuncio de una nueva intervención, el Área de Obras y Equipamientos o el de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad enfatizan con insistencia casi infantil cada metro cuadrado de zona verde, cada ejemplar arbóreo que se va a plantar. Pero, aunque se planten otros, por lo general mucho más jóvenes, el apeo de árboles sigue. Y con él las protestas y movilizaciones.
Barrio de las Letras
El pasado martes fueron los vecinos del barrio de las Letras los que se concentraron en la plaza de Santa Ana. Alrededor de dos centenares de ellos se reunieron para mostrar su rechazo al proyecto de reforma del parking subterráneo. Los trabajos contemplan la desaparición de 47 árboles en la plaza. "De los 54 existentes acaban con el 85%", denuncia Víctor Rey, presidente de la Asociación Vecinal Sol y Barrio de las Letras. Durante una inspección en 2020 el Ayuntamiento detectó problemas de filtraciones. El planteamiento de Cibeles pasa por impermeabilizar toda la plaza, mientras que los vecinos proponen una intervención en los tres puntos donde se han localizado las humedades que sería mucho menos lesiva.
Ya empezaron a movilizarse en enero pasado, cuando se conoció el proyecto, que implica la tala de 28 ejemplares y la retirada de otros 19 para ser trasplantados. Pero la semana pasada varios árboles de la plaza amanecieron con una marca en forma de equis con spray amarillo que indicaba su inminente tala y la protesta se reactivó. A la manifestación convocada la tarde noche del martes acudió, entre otros, la actriz Marisa Paredes. También la oposición municipal. Entre cánticos de "no a la tala" de los asistentes, la concejal de Más Madrid Lucía Lois tachaba la actuación de "auténtica vergüenza" y aseguraba que su grupo seguiría acompañando las concentraciones venideras y llevaría el asunto al pleno de Cibeles. Por su parte, la portavoz del grupo municipal socialista, Reyes Maroto, también presente, acusaba al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, de "sacar la motosierra" y llamaba a pararle en las urnas en 2027.
La Fórmula Uno
El mismo martes en que los vecinos del barrio de las Letras salían a la plaza de Santa Ana, los de Hortaleza advertían en redes sociales de que la construcción del circuito urbano que albergará el futuro Gran Premio de España de Fórmula 1 a partir de 2026 podía afectar a más de 700 árboles, según el documento ambiental elaborado para el proyecto. Según la Asociación Vecinal La Expansión de San Lorenzo, algunos de esos árboles están plantados hace más de 40 años. En total, aseguran, 295 de esos árboles son considerados "no trasplantables", mientras que 326 tiene una probabilidad "media" o "baja" de sobrevivir a los trasplantes. Entre las especies afectadas, afirman, hay plátanos de sombra, ciruelos, pinos u olivos.
"¿Merece la pena este arboricidio para tener un evento durante tres días al año?", se preguntan. "Nuestras administraciones piensan que sí. Y si nada lo impide, comprobaremos cómo todos estos árboles empiezan a desaparecer el año que viene cuando comiencen las obras del circuito".
La línea 11 de Metro
El de los trasplantes es uno de los asuntos que más moviliza a los vecinos. La memoria del proyecto para el aparcamiento de Santa Ana, por ejemplo, establece que un 30% de los árboles propuestos para trasplante no sobrevivirán. Esa circunstancia y las propias talas obligan al promotor a compensar a los viveros municipales con 1.540 árboles. "Pero estamos hablando de que se talan o se trasplantan árboles consolidados, de 30 o 40 años en muchos casos. A veces, para que ocupen menos, se les somete a podas superfuertes. En el caso de los trasplantes es muchas veces una muerte en diferido", asegura Fernando Gómez, socio fundador de la Mesa del Árbol de Carabanchel y de la plataforma Salvemos Nuestros Parques.
Desde ambas plataformas, Gómez ha estado muy pendiente de todo el movimiento de contestación que entre finales del año pasado y principios de este se generó en torno a las talas por la ampliación de la línea 11 de Metro entre las estaciones de Plaza Elíptica y Conde de Casal. Esas protestas motivaron sucesivas modificaciones del proyecto que han ido reduciendo el número de árboles a apear. Según el Gobierno regional, de los 1.027 previstos solo en Arganzuela, la cifra quedará finalmente en 519. "En el parque de Arganzuela se consiguió salvar la mitad de la arboleda", apunta Gómez, en torno a 180 árboles, "pero solo después de meses de manifestaciones".
El nivel de protestas en relación con la línea 11 se ha rebajado, en parte como dice Gómez, porque van apareciendo pequeñas obras de las que los vecinos se enteran solo cuando ya se ha procedido al vallado. Entretanto, van compartiendo informaciones en redes y grupos de whatsapp.
El pinar de la Elipa y el parque de la Cornisa
Más viva está la movilización en torno al pinar de la Elipa. Tras años reclamando la necesidad de su recuperación, los representantes vecinales se enteraron a través de la Plataforma de Contratación del Sector Público de que el proyecto había sido adjudicado. "Nuestra principal preocupación es que el pinar mantenga su carácter de parque forestal", explica Abigail Fernández, de la Asociación Nueva Elipa, "y la documentación administrativa no iba en esa dirección: apenas un 5% del presupuesto se destina a reforestación, hay un excesivo uso de materiales como la zahorra, un exceso de mobiliario urbano...".
Convocaron una manifestación por la calle Marqués de Corbera a finales de junio a la que acudieron unas 500 personas y en la que también hubo ediles de PSOE y Más Madrid. Entre sus peticiones estaba la de abrir el proyecto a la participación vecinal. Tras ello, el pasado 15 de julio la concejal del distrito, Nadia Álvarez, se reunió con ellos. "Nos trasladó que el proyecto recogía una propuesta realizada en los presupuestos participativos de 2018 y que había habido una reunión con la asociación en 2019, pero las necesidades del pinar son hoy muy distintas, entre otras cosas no había habido una Filomena, que hizo mucho daño", prosigue Fernández. Desde la junta municipal se les animó a presentar iniciativas concretas, "pero ya se nos advirtió de que, con el proyecto adjudicado, las modificaciones iban a ser mínimas. La elaboración de un plan director de las actividades a acometer no se veía viable".
Los vecinos, no obstante, han remitido un documento con 65 propuestas de actuación como no hacer caminos de un ancho superior a 1,8 metros o sustituir en los firmes la zahorra y el jabre granítico por terrizo natural. Las obras comenzarán en octubre. No descartan más movilizaciones de cara al final del verano. De momento, todos los jueves se reúnen en asamblea en el pinar para ir dando cuenta de la evolución de la situación.
Otra reforma en un parque tiene a la población de la zona también en pie de guerra. El pasado 28 de junio, el Ayuntamiento informaba del inicio de la segunda fase de las obras en el parque de la Cornisa, cerca de la basílica de San Francisco el Grande, en el distrito de Centro. La primera fase, concluida en enero de 2023, dejó, a juicio de los vecinos, la remodelación a medias, con 28 árboles talados según denunciaba el cementerio de lápidas de cartón que se instaló entonces. "Salvamos unos 70 árboles de los casi 100 que iban fuera", afirma Carmela Gómez, de la asociación Vecinas Corniseras. "Se replantaron unos 30 o 40, pero alguno ha muerto ya. Además, se llevaron por delante algunos arbustos. Y una hilera de magnolios quedó durante mucho tiempo con las raíces al aire y han sufrido mucho".
Los nuevos trabajos contemplan la instalación de mesas de pingpong, ajedrez, canastas, espacios infantiles y fuentes, entre otras instalaciones. Los afectados lamentan que no se haya contado con ellos para la elaboración del proyecto. Les preocupa, entre otras cuestiones que desaparezcan praderas del parque. Y denuncian, y contra ello se manifestaron decenas de ellos el pasado 3 de julio después de haberse reunido con el conejal de Centro, Carlos Segura, que el parque, con sus sombras, permanezca cerrado durante el verano. "Es un sinsentido más de la actuación municipal", deplora Fernando Gómez. "¿Qué hubiera importado, después de un año, esperar a octubre y dejar el parque abierto en verano?".
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