SOL, CALLAO, LUNA...

La gran ganadora de las obras de Madrid: todas las plazas duras son de la misma empresa gallega

La pontevedresa Granilouro lleva al menos veinte años suministrando pavimento de hormigón para Madrid

Todas las plazas duras del centro y las nuevas obras de envergadura, como Sol, Madrid Río o Plaza de España, son suyas

La sierra de Madrid es rica en granito y siempre se ha usado el de allí, pero la industria local murió al tiempo que los gallegos invertían en tecnología

Obra actual de la Puerta del Sol con baldosas de granito de Granilouro

Obra actual de la Puerta del Sol con baldosas de granito de Granilouro / Alba Vigaray

Una fina línea irregular de mortero —la mezcla de agua, arena y cemento con la que Almeida rellenó la plaza para abrirla en navidades— separa la vieja y la nueva Puerta del Sol. A un lado están las antiguas baldosas rectangulares de granito gris, dispuestas en perpendicular a los edificios; al otro, las nuevas baldosas rectangulares de granito gris, dispuestas en paralelo a esos mismos edificios. No hay casi diferencia entre ellas: quizá que las antiguas son un poco más pequeñas y que algunas de las nuevas tienen reflejos rosados. Pero, a ojo, el suelo ha quedado prácticamente igual que estaba.

A la derecha, las antiguas baldosas de Granilouro en la Puerta del Sol; a la izquierda, las nuevas

A la derecha, las antiguas baldosas de Granilouro en la Puerta del Sol; a la izquierda, las nuevas / Alba Vigaray

Con el fin de "ordenar" la zona, el Ayuntamiento de Madrid ha invertido 10,3 millones de euros en esta reforma, aún en marcha. Además de quitar o mover varios elementos clave, como la 'ballena' de entrada al Cercanías o la estatua del Oso y el Madroño, está cambiando por completo el pavimento. Y por segunda vez en menos de 15 años es la misma empresa la encargada de suministrar el granito. Se trata de Granilouro, una compañía pontevedresa en cuyo historial no solo estará haber pavimentado la Puerta del Sol dos veces, sino que presume de haber hecho lo propio en la cercana calle de Gran Vía: en la reforma de 2002 y en la ampliación de aceras de 2019.

Granilouro también ha sustituido su propio granito en el tramo que va de la calle Alcalá a Sevilla (en la reforma de Sol de 2009) y lo hará en el trozo de la calle Arenal que se integra en la reforma actual. El pavimento de Arenal se cambió el año pasado por uno "descontaminante" que no era de Granilouro, pero el anterior —puesto en 2006 y con varias tonalidades que formaban un original mosaico— sí. A todo el entorno de Sol se suman las plazas de Ópera, Santo Domingo, Luna, Callao, Cortes, Colón, las aceras y mobiliario de las Cuatro Torres, las del Paseo del Prado, la Cuesta de Moyano, la plaza del Senado, los márgenes del río Manzanares y el parque de la Arganzuela (es decir: todo Madrid Río) y más recientemente la enorme Plaza de España, cuya explanada circular a base de baldosas triangulares grises y rosas también tiene su sello, como los bancos, fuentes y bordillos que la acompañan.

Banco de granito de Granilouro en Gran Vía

Banco de granito de Granilouro en Gran Vía / Alba Vigaray

No hay plaza dura ni obra nueva de gran envergadura que se le resista a Granilouro en Madrid. "La verdad es que están por todas partes", ríe José Ignacio Linazasoro, arquitecto responsable del proyecto de reforma de Sol. "Pero no solo en Madrid: también en Galicia, en Burdeos y otras ciudades de Europa. El granito que se ha utilizado en Sol se ha hecho siguiendo la tónica general de otras obras de pavimentación. Lo de que tenga distintas tonalidades [gris y rosa] ha aparecido, no lo teníamos especificado, pero nos gusta: al ser una piedra natural el tono nunca es del todo homogéneo. Así no es tan grisote ni parece prefabricado".

Granilouro, que no ha contestado a varias solicitudes de entrevista de este diario, lleva al menos veinte años pavimentando Madrid. Un paseo por los catálogos de su web —a base de los cuales se ha elaborado el mapa anterior— es un paseo por la evolución reciente de la ciudad. Sí, salen obras de otras ciudades (Vigo, Murcia, Ceuta o Moscú), pero ninguna, ni de lejos, tantísimas veces como la capital. La peatonalización de la calle Fuencarral. Los bancos parapeto de Gran Vía. La placa conmemorativa del 11M en Sol y la réplica del Kilómetro 0, que le encargaron a un artesano gallego. La calle Montalbán, al lado de Cibeles. La acera que hay frente al Ayuntamiento. La plaza de Ramales, junto al Palacio Real, y sus bolardos. La explanada gris que rodea Atocha. La avenida de Portugal. Edificios privados: el COAM, la sede de Repsol. Edificios públicos: la galería de las Colecciones Reales que se erige frente a la catedral de la Almudena. Hasta varias estaciones de Metro de Madrid, por dentro y por fuera, están hechas con su granito.

Traer granito de Pontevedra teniéndolo en Guadarrama

Hasta la crisis de 2008, la Comunidad de Madrid era la segunda de España en extracción de granito, solo por detrás de Galicia, la líder nacional. No en vano, el granito de la sierra de Guadarrama es el que siempre se ha usado en la ciudad y puede encontrarse no solo en edificios y monumentos históricos —la Almudena, el Palacio Real, la Puerta de Alcalá, el Banco de España, el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional y el Instituto Cervantes— sino en elementos urbanos como fuentes, aceras, bancos, fachadas y escaleras que aún perduran en el centro.

La Puerta del Sol cuando tenía adoquines madrileños

La Puerta del Sol cuando tenía adoquines madrileños / Cedida por David M. Freire-Lista

David M. Freire-Lista es doctorado en Geología e investigador en la Universidad de Tras os Montes e Alto Douro, en Portugal. Ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar la llamada piedra berroqueña, el nombre bajo el que tradicionalmente se comercializaba el granito de la sierra. Las principales canteras estaban en Alpedrete, Zarzalejo y Colmenar Viejo. "Hubo un tren que transportaba la piedra. Duró ochenta años [hasta 1956] y hacía dos viajes al día", explica. "El 'boom' comenzó con la construcción del Palacio Real y, de hecho, llegaron a la sierra a trabajar muchos gallegos que tenían experiencia en el granito. ¿Qué pasó con las canteras? Pues lo mismo que con la industria textil. Con la industrialización, es más fácil que grandes empresas copen el mercado y la administración les encargue a ellas por ser más potentes. Pero el labrado manual es irrepetible y habría que conservarlo, porque lo industrial también merma la estética".

Atocha, con granito local y menos coches que hoy

Atocha, con granito local y menos coches que hoy / Cedida por David M. Freire-Lista

Hay varios motivos que explican el fin de la explotación de las canteras de la sierra de Madrid (actualmente, hay canteras en Cadalso de los Vidrios, al sur de la región). Por un lado, la crisis anterior. Por otro, lo extenuante del oficio. "Es un trabajo duro y la mayoría de canteras eran familiares. Los hijos han ido a estudiar. Y aunque pongas maquinaria, el polvo sigue estando ahí", dice Javier Martín Platas, el único canterano que queda en Alpedrete. "Y no se gana. Antes podías ganar 200.000 pesetas [2,7 salarios mínimos en 2002]; hoy, si el jornal base está en 1.000 euros eso es lo que te llevas. Por irte a picar a la cantera".

La piqueta cargándose los adoquines en una calle de Lavapiés hacia 1985/ Cedida por David M. Freire-Lista


El veterano canterano —tiene 58 años y "en cuanto pueda" se jubila— añade que en Madrid "te ponen pegas", a diferencia de cómo se ha desarrollado la industria en Galicia, donde empresas como Granilouro han recibido y reciben subvenciones de la Xunta y de fondos FEDER. "Allí lo han hecho de otra manera. Mi opinión es que aquí han ido apretando a la gente, la administración ha puesto sus inconvenientes y al final lo han complicado", dice. En su cantera son dos, de modo que no pueden aceptar grandes encargos y solo trabajan de forma esporádica la obra pública.

Para muestra, un botón que enlaza con otra de las explicaciones que han dado los canteranos madrileños sobre la decadencia de su industria: la presencia de gabarros, las manchas negras naturales que tiene el granito. Así lo expuso un jubilado en este reportaje en el que afirmaba que les "eliminaron del oficio" porque su piedra tenía gabarros "y quedaba feo", mientras que la extraída de las canteras de Badajoz, otra potencia del sector, no.

"Nosotros hicimos la ampliación del Banco de España en 2006 y el contrato venía a decir que los gabarros no podían superar cierto tamaño. Es cierto que los de Badajoz no tienen tanto gabarro, pero sí tienen vetas", continúa Martín Platas. "El Banco de España era mucho Banco de España y si tenían que hacer una prueba para comprobar que no les estabas engañando la hacían, pero esa piedra te la comías tú".

La fachada de la ampliación del Banco de España/ BdE


"El gabarro ha podido influir en determinadas épocas", sostiene el investigador Freire-Lista. "Son manchones negros. Hubo una época, entre los 80 y 90, que se miraba que el granito fuese súper homogéneo. Pero estamos intentando que esa tendencia se elimine, porque el valor de la piedra natural es que sea heterogénea. En cualquier caso, creo que todo ha sido una cuestión de comercio. No se puede luchar contra el mundo global".

En busca del gris de Madrid

Que las canteras locales cerraran no significó que el gris dejara de usarse. De hecho, es la búsqueda de un gris parecido la que lleva a Madrid a pedir piedra a Extremadura, primero, y a Galicia después. "Madrid está hecho con piedra de Guadarrama. Eso genera inercia. ¿Cuál es el gris más parecido? El gris Quintana [de la localidad extremeña de Quintana de la Serena]", sostiene Fernando Porras-Isla, uno de los arquitectos responsables de la nueva Plaza de España. "Y en esas llegarían los gallegos y dirían: oye, que nosotros también tenemos gris".

Cuando licita una obra, el Ayuntamiento no puede especificar a un proveedor en concreto: la decisión queda en manos de las constructoras adjudicatarias. Pero sí puede pedir que las baldosas sean de un color determinado. "En ningún caso se determina el proveedor de granito, ni siquiera la cantera", explican fuentes del área de Obras del consistorio. "Por eso se ponen varios nombres genéricos y al final la expresión 'o similar'. En muchos casos sí se determina si se quiere un gris claro, oscuro o negro porque son decisiones del proyecto".

En algunos pliegos recientes revisados por este diario, se indica que las losas han de ser "gris/negro Alba, Louro, Quintana o similar", que de acuerdo a estas mismas fuentes son todos nombres genéricos. Sin embargo, desde el Centro Tecnológico de Granito de Galicia señalan que el Gris Alba es el nombre comercial que pone la cantera (en este caso, Minera de Rocas) y el Gris Louro el nombre comercial que pone la empresa, en este caso Granilouro. Pero son el mismo granito y, además, muy similar al extremeño. En algunas obras actuales de Madrid se está trabajando con granito de Badajoz (por ejemplo, en Doctor Esquerdo) e incluso de Portugal (el muro que cubre la M-30 en la zona del antiguo Calderón).

Granilouro se lleva lo gordo

¿Por qué entonces, si existen otras empresas que tienen los mismos colores, es Granilouro la que se lleva lo gordo? De acuerdo a todos los consultados, por su tecnología.

"Según nuestro conocimiento, es la empresa española que en estos momentos tiene mayor capacidad de producción y mayor nivel de calidad en los cortes y en la fabricación de piezas especiales", dicen desde el Ayuntamiento. "Su oficina técnica es muy buena. Las losas iguales las hace cualquiera, pero un banco curvo [como los de Plaza de España] no. Si tú como arquitecto lo dibujas y la constructora es seria, busca una empresa de granito que haga realidad tu sueño. Y ellos son muy buenos", añade Porras-Isla.

"Te diría que son eficaces. A mí me gusta la piedra de Calatorao [en Aragón] y la usamos en la Plaza de los Amantes de Teruel, pero tuvieron que llevársela a Córdoba a cortarla y luego subir otra vez porque allí las canteras son muy artesanales", cuenta Linazasoro. "No tienen tecnología de corte de piedra, se las llevan a otro sitio y eso encarece el precio. Imagino que de ahí viene el éxito de Granilouro".

Palés de la empresa en la Puerta del Sol

Palés de la empresa en la Puerta del Sol / Alba Vigaray

La fijación de Madrid con hacer plazas de granito y con rehacer todo el centro cada pocos años le genera, sin duda, un buen negocio a Granilouro, que el año pasado facturó 11 millones de euros y obtuvo 560.000 euros de beneficio. La empresa fue fundada en 1988 y el presidente y consejero delegado, Antonio Castro Peña, lleva allí desde entonces. Del análisis de sus cuentas se extrae que los años anteriores a la crisis fueron dorados —el año de la primera reforma de Sol dispararon sus beneficios por encima de 1,5 millones de euros— y que después de ejercicios difíciles en 2013 y 2014 se fueron recuperando. No es una empresa gigantesca, pero sí mucho más grande que otras de las que suministran granitos a Madrid.

Eso sí: si a algún alcalde de la Villa le da algún día por recuperar las raíces graníticas madrileñas, ha de saber que debajo de las capas de asfalto y granito gallego están aún los adoquines de la sierra. "Eran piedras muy buenas, con índices de abrasión excelentes, hechos a mano y con veinte centímetros de espesor ", concluye el investigador Freire-Lista. "Ahora están de moda otros, pero los de abajo del todo resisten".