TOPETE, EN TETUÁN

¿Qué fue de "la calle más peligrosa de Madrid"? Ahora alquilan estudios a mil euros y venden 'lofts' a un millón

La calle Topete en el distrito de Tetuán se describió durante un tiempo como "el Bronx" de Madrid, aunque los datos de delitos no acompañaban

Hoy hay promociones de lujo a su alrededor y una empresa de 'coliving' ha abierto una residencia con estudios para "jóvenes profesionales" a más de 1.100 euros al mes

Las cámaras de Topete

Las cámaras de Topete / A.P

Analía Plaza

Analía Plaza

La calle Topete —una vía estrecha, de calzada adoquinada y que no supera los 350 metros en el distrito de Tetuán— se convirtió hace ahora cinco años en el foco de todas las miradas de Madrid. Era, según describió el programa de Ana Rosa en Telecinco, "una de las calles más peligrosas de España", un nido de peleas, disparos, armas y drogas. "El Bronx, no exagero", declaró María José Andrés, una de las vecinas más beligerantes en el mismo programa. La entonces concejala de la oposición y hoy teniente de alcalde, Begoña Villacís, la recorrió junto a esta misma vecina ante las cámaras de Telemadrid. "Es uno de los puntos donde hay más inseguridad, donde tenemos vecinos que están viviendo aterrados. Todos los días, en cualquier camino que tengan que hacer, no pueden ni pasear por las calles porque van asustados".

Topete, decían, era un infierno. La calle, céntrica y muy cercana a la glorieta de Cuatro Caminos, era y sigue siendo conocida como "el pequeño Caribe" o "el barrio Latino". Mucha de su población es de origen dominicano y así se percibe en sus comercios. Hay peluquerías donde trenzan el pelo y la clientela echa la tarde como si se tratara de un bar, tiendas de 'delicateses' dominicanas, fruterías, locutorios y un restaurante —Aroma Latino—que sirve pica pollo, cerveza Presidente (como la Mahou de Santo Domingo) y concentra el ambiente de la calle. En 2017 había también dos bares, el Caracol y el Azúcar Drink, que funcionaban como 'after-hours' y que provocaron buena parte de las quejas vecinales. "Ahora el barrio está más tranquilo", reconoce Salvador, el dueño de Aroma Latino. "Ya no hay amanecederos, gente que sale de los bares por la mañana".

El acontecimiento que impulsó la estigmatización de Topete y su entorno fue el asesinato de un joven dominicano a las puertas de uno de estos 'after'. "Fue el detonante", recuerda Gonzalo López, entonces asesor de la concejala Montserrat Galcerán, de Ahora Madrid, y hoy miembro de la junta directiva de la Asociación de Vecinos de Tetuán. "Lo que pasa es que esa bronca venía de Azca. Pero de esa zona [el centro financiero] no te van a decir que es peligrosa". En un Consejo de Seguridad del distrito celebrado en aquella época y recogido por el diario El Confidencial, el inspector jefe de la policía de Tetuán, José Ignacio Sánchez, se mostró molesto con el tratamiento que le dio la prensa al suceso. "Inmediatamente saltó a los medios como un tema de bandas latinas. Y nada más lejos de la realidad. Se les dijo por activa y por pasiva que fue una pelea entre gente que se conocía, que tuvo su origen en una discoteca de la calle Orense y que los agresores fueron a buscar a la víctima a la puerta del Azúcar Drink".

Llegó la tele

A partir de ese momento, las televisiones intensificaron su presencia en la zona. Hablaban de tiroteos e incendios a diario, de infierno a plena luz del día y de lo "difícil" que era entrar a la calle para informar. María José Andrés, la vecina a la que Villacís sacó en sus redes para mostrar los problemas del barrio, se convirtió en la portavoz. "Igual que hay un vector que hace campaña a favor del Mercado de Maravillas, pendiente de reforma, en ese momento había otro vector: María José Topete [por su nombre en redes]. Había gente que la apoyaba y mandó a la prensa diciendo que aquello era el Bronx. Hay prensa a la que eso le encanta", explican desde la Asociación de Vecinos. "Una vecina se montó su película", comenta un joven dominicano a la puerta de una peluquería, mientras espera para hacerse las trenzas. "Llevo 18 años en Madrid y hay barrios más peligrosos que este: Villaverde, Usera, Vallecas. Y bandas hay en todas partes". Andrés sigue activa en redes, pero no ha respondido a una solicitud de entrevista de este diario.

Mientras la alarma se cernía sobre Tetuán, la policía trataba de calmar a la ciudadanía. "Los datos sobre delitos no abonan la tesis de que este sea un distrito peligroso", dijo el jefe de la unidad integral de la policía municipal de Tetuán en el periódico local. "Si hay peleas o delitos los vecinos tienen razón en quejarse, pero eso no debe hacernos olvidar los hechos de que ni en esa calle hay más delitos, ni que esa situación sea la antesala de un homicidio ni de una pelea de bandas organizadas". Los datos no acompañaban al relato mediático, decían, pues ni la tasa de criminalidad era relevante respecto al resto de la ciudad ni siquiera subía, sino que bajaba. Respecto al trapicheo de drogas, otra de las preocupaciones que se denunciaban, la policía dijo haber desmontado cuatro "puntos negros" en 2017 y ser un problema más de "apreciación social" que real.

De acuerdo a la versión policial, el principal contratiempo de Topete era el jaleo que se montaba alrededor de los 'afters'. Durante su intervención en el mencionado Consejo de Seguridad, el inspector jefe Sánchez aseguró que lo que había era "un problema de convivencia social: se quejan de ruidos, suciedad, discusiones y altercados por el funcionamiento de los 'after-hours', que recogen a todo el personal que regresa de otras zonas de ocio y quiere continuar la fiesta. Pero desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, de las infracciones penales, no podemos decir que esto se refleje ahí". Vista desde el futuro, la bulla provocada por dos locales parece una nimiedad al lado de las decenas de terrazas, bares y discotecas que asolan Ponzano, una calle cercana cuyos vecinos han denunciado el problema del ruido ante el Parlamento Europeo.

Pese a que los datos no eran alarmantes, la insistencia mediática fue tal que en 2018 el Pleno municipal aprobó la instalación de cámaras de videovigilancia. "Nosotros [Ahora Madrid] nos abstuvimos", recuerda López. "Queríamos votar en contra, pero hubo tanta presión por parte de la alcaldía y del grupo socialista que tuvimos que abstenernos. Teníamos claro que ese no era el método de inclusión en el barrio. Sabíamos que el tema de la seguridad buscaba, a largo plazo, la rentabilidad económica. Y así ha sido". Las cámaras llegaron a finales de 2020, pero nada más instalarlas alguien cortó los cables y no empezaron a funcionar hasta principios de 2021. Tetuán se sumó así a otros puntos videovigilados, como la parte de atrás de Gran Vía, Lavapiés y el bulevar de Vallecas.

Un nuevo paisaje

Cinco años después, ¿dónde está aquella peligrosidad? ¿Qué efecto tuvieron las cámaras? EL PERIÓDICO DE ESPAÑA preguntó al área de Seguridad del Ayuntamiento si se habían medido los resultados, pero al cierre de esta edición no había recibido respuesta. El análisis de los datos de actuaciones policiales tampoco ofrece nada concluyente: el porcentaje de las distintas intervenciones con respecto al total de la ciudad tiene sus picos, como antes, pero no hay tendencia ni al alza ni a la baja.

Los vecinos dominicanos consultados sí creen que las cámaras han calmado el bullicio nocturno. Otros han empezado a confirmar la tesis gentrificadora que manejaban entonces. "Llevo aquí toda la vida y me da la sensación de que la transformación está siendo fuerte y a toda velocidad", desliza Celia, vecina de la calle San Raimundo, que cruza Topete. "Llevan mucho tiempo haciendo campaña de desprestigio de la zona, han invertido mucho dinero y ahora se empiezan a ver los frutos".

Poco a poco, partes del paisaje de Topete y sus alrededores empezaron a cambiar. En la calle Carolinas, una de las que corta en perpendicular, una promotora rehabilitó el año pasado un edificio industrial y lo convirtió en luminosos 'lofts' con piscina en la azotea: el único que queda por vender, según la página web, tiene más de 400 metros cuadrados y cuesta 957.000 euros. Otros de tamaños más normativos "salieron a la venta por 600.000 euros", explica Celia. En un solar que quedaba en la calle Garellano (paralela) se va a construir una promoción nueva con pisos a partir de 250.000 euros, siendo el más pequeño de 45 m2. Y en la propia Topete abrió recientemente un 'coliving', una residencia para "jóvenes profesionales" en la que el único estudio que queda disponible tiene 30m2 útiles y cuesta 1.140 euros al mes, más 100 de gastos.

La empresa que lo opera, Urban Campus, tiene otros edificios en Atocha, Malasaña y Chamberí. Explica a este periódico que no aceptan estudiantes, que la edad media de sus inquilinos es de 31 años y que más de la mitad son extranjeros de 28 países diferentes. El edificio llevaba años abandonado y fue reformado entre 2019 y 2021, por lo que se observa en Google Maps.

El estudio que Urban Campus alquila en Topete

El estudio que Urban Campus alquila en Topete / Idealista

"Era una profecía", sostiene López. "No solo está el 'coliving'. Hay un montón de bloques nuevos en la calle Tenerife y otras cercanas que empezaron a construirse en aquella época y se han ido terminando estos años, con piscina y muy bien puestos. Eran infraviviendas y fue fácil echar a la gente. Es un proceso de gentrificación de libro. Allí había dos perfiles: uno migrante y otro de persona mayor. El tema securitario acojona a la gente. Los mayores se largan y los migrantes no tienen derecho, así que los expulsas y haces negocio". La consultora CBRE publicó un dossier sobre el potencial inmobiliario del distrito —en el que hay otras grandes operaciones, como las torres del Paseo de la Dirección o la futura privatización del espacio público de Azca— en el que destacaba la "explosión del mercado de coliving" debido a los "precios competitivos del suelo, que permiten la entrada de fondos de perfil oportunista".

"Podríamos decir que la gentrificación es incipiente, porque la zona sigue siendo multicultural. Pero hay destellos", sostienen desde la Asociación de Vecinos. Entre otros, la futura reforma del Mercado Maravillas —a un minuto de la calle Topete y el más grande de la ciudad— que abre la puerta a la instalación de un supermercado y pretende, según los planes del Ayuntamiento de los que informó este diario, hacerlo "más atractivo" para vecinos y turistas. "Es otra operación vinculada a lo mismo", concluye López.