PLAN DE AHORRO ENERGÉTICO

¿Son más seguros los distritos madrileños con más escaparates iluminados?

Los datos y los expertos desmienten las teorías de Ayuso, porque lo que importa es la visibilidad

Puesto en marcha el Plan de Ahorro energético, la mayoría de los escaparates de Madrid se apagan pero algunos quedan encendidos

Puesto en marcha el Plan de Ahorro energético, la mayoría de los escaparates de Madrid se apagan pero algunos quedan encendidos / Alba Vigaray

Desde este miércoles está en marcha el Plan de Ahorro Energético implantado por el Gobierno: la temperatura del aire acondicionado no debe ser inferior a 27 grados y los escaparates se deberán apagar a las 22:00 horas. El Gobierno de la Comunidad de Madrid, sin embargo, ha hecho de la luz de los comercios una batalla y bajo el lema "Madrid no se apaga", su presidenta, Isabel Díaz Ayuso, llegó a decir que la medida generaría "inseguridad, oscuridad y tristeza".

Estableció así una relación entre la iluminación de los comercios y la seguridad. Sin embargo, los datos del propio Ayuntamiento de la capital y los expertos apuntan a que no siempre los distritos con más escaparates iluminados son los más seguros.

De hecho, según los últimos datos del Censo de Locales y Actividades del Ayuntamiento de Madrid, los distritos con más locales a puerta de calle, Centro y Carabanchel con 12.793 comercios y 11.778, respectivamente, son también los que más infracciones contra la seguridad ciudadana registraron en los seis primeros meses de 2022. Según los datos estadísticos de actuaciones de la Policía Municipal de Madrid se cometieron 1.928 infracciones en el distrito Centro y 842 en Carabanchel.

Las zonas con menos locales a puerta de calle son Barajas (1864) y Vicálvaro (1981). Y los datos indican que están entre los más seguros de la Comunidad de Madrid, porque solo se han registrado, respectivamente, 116 y 155 actuaciones policiales. Se diría que hay, por tanto, más probabilidades de ser víctima de un delito en las iluminadísimas aceras de la Gran Vía que en una calle residencial en Barajas dado que la criminalidad no solo está relacionada con la luz de los escaparates, sino con el flujo de personas, el grado de turismo o nivel socio-económico.

Escaparate apagado en Madrid el 10 de agosto, día en el que entró en vigor el Plan de Ahorro Energético

Escaparate apagado en Madrid el 10 de agosto, día en el que entró en vigor el Plan de Ahorro Energético / Alba Vigaray

No es luz, es visibilidad

De hecho, no hay una relación directa entre luz y seguridad porque "lo importante es la visibilidad", afirma Blanca Valdivia, experta en urbanismo feminista y miembro el Col-lectiu Punt 6 que trabaja por lograr ciudades más inclusivas y seguras. "Hacer esta relación es demasiado lineal y simplista, teniendo en cuenta lo que realmente necesitamos para sentirnos seguras", sostiene.

Valdivia recuerda que el centro de las grandes ciudades como Madrid, Valencia o Barcelona ya están sobre iluminados por farolas, locales de ocio y diferente alumbrado. "No se trata de tener una iluminación tan excesiva que, siendo de noche parezca que son las 12 del mediodía. Se trata de que podamos ver el recorrido y ser vistas y, sobre todo, de que haya otras personas transitando que nos ayuden en caso de peligro", asegura.

Es lo que sucede en calles céntricas y comerciales, que tienen una iluminación más que suficiente y siempre están muy transitadas. En este sentido, la experta no cree que apagar los escaparates vaya a influir en la sensación de seguridad.

"Hay que evitar que haya árboles mal talados, que la publicidad de las paradas de autobús te impida ver lo que hay detrás y, estudiar si es necesario una luz puntual alguna calle queda infra iluminada con el apagón de los escaparates", prosigue.

La clave, añade, es "tener una iluminación suficiente, homogénea y continua" porque lo que genera percepción de inseguridad es si entras en un callejón oscuro para volver a tu barrio desde el centro. Son esas calles, y no las de Serrano o Preciados con los escaparates apagados, las que generan temor.

Más luz no siempre es mejor

La falta de relación entre la luz y la seguridad ha sido objeto de un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (LSHTM) y la UCL publicado en el Journal of Quantitative Criminology, en el que se afirma que las carreteras con menor alumbrado público sufren menos robos que las que tienen más luz. Los investigadores concluyeron que las carreteras que apagan las luces entre la medianoche y las cinco de la madrugada sufren la mitad de robos que las que iluminadas 24 horas al día.

Sin embargo, en las calles más cercanas, donde las luces permanecieron encendidas durante toda la noche, el robo de vehículos se incrementó en 1,5 puntos. Es decir, los ladrones se trasladaron de las calles más oscuras a las iluminadas. ¿Por qué? Porque completamente a oscuras, los ladrones no pueden ver si en el interior de los coches hay objetos de valor.

La criminóloga y jurista Ana Almécija, en sus conferencias sobre luz y seguridad, pone el ejemplo del fenómeno del botellón. Cuando una plaza o un aparcamiento oscuros se iluminan para frenar los botellones de jóvenes y adolescentes, el resultado es el contrario: los asistentes se multiplican atraídos por la luz.

Cumplimiento generalizado de las restricciones en escaparates y edificios públicos

Escaparates apagados en la Gran Vía de Madrid / Agencias

Las claves de la seguridad

En todo caso, existen otros criterios que determinan la sensación de seguridad. "Son elementos a tener en cuenta sobre todo para las mujeres, que ya tenemos interiorizado ese miedo a la vuelta a casa por la noche. Los más seguros "son los espacios visibles, con vigilancia informal, señalizados, equipados, vitales y en entorno comunitario", apunta Blanca Valdivia. Lo que se resume en lugares con buena visibilidad, equipados con bancos o con fuentes para atraer a la gente, que será, al final, la que pueda ayudar en caso de peligro. Por eso, también son más seguros los espacios con vecinos y no los turísticos y los espacios comunitarios que cuentan con tejido asociativo o incluso con puntos violeta.

Todo esto no quiere decir que la luz no sea necesaria para prevenir la criminalidad. Una farola en los lugares de venta de drogas o en los que hay prostitución reduce notablemente los delitos. Simplemente se trata de iluminar lo justo en los puntos necesarios para conciliar luz, seguridad y ahorro energético.