Trata de personas

Los 'flyers' de prostitución invaden el madrileño distrito de Ciudad Lineal: "Los niños se cambian un culo por una teta"

Publicidad prostitución

Publicidad prostitución / Alba Vigaray

España es el primer país de Europa y el tercero del mundo en demanda de prostitución, solo detrás de Tailandia y Costa Rica, según la ONU. Puede ser una de las razones por las que en España la prostitución no esté prohibida, pese a que el PSOE quiera avanzar hacia el horizonte de la abolición con la Ley contra la Trata que pretende aprobar próximamente en el Congreso. Lo que sí está prohibido ya, gracias a la llamada 'ley del solo sí es sí' de Podemos, es la publicidad de la prostitución. Aunque en el barrio de Quintana, en Madrid, no lo parezca.

La publicidad de prostitución ha tomado las calles del barrio. Por las avenidas se pueden encontrar miles de pequeños folletos en los que aparecen fotos explícitas de mujeres con muy poca ropa y en posturas evidentemente sexuales. Los reclamos son claros y a cada cual más indignante: "Chicas latinas", "mujeres asiáticas", "jovencitas y a estrenar". Algunos ganchos hacen referencia a su procedencia, otros a su edad. Pero en todos se indica que estas mujeres se encuentran a disposición de los clientes en los pisos del barrio por un precio de 20€. Eso es lo que parece valer la voluntad y el cuerpo de las mujeres para los que las prostituyen.

"Los ponen en los bancos, en los escaparates, los tiran al suelo o los colocan en las ventanillas de los coches. Una vez llegué a recoger hasta 15 'flyers' de un mismo vehículo", cuenta Ana Martínez, presidenta de la Asociación Vecinal de Quintana. Es algo que ha podido comprobar

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en su visita a esta zona. Ana y Nieves, reciben a este medio en la sede de la asociación. Allí tienen una caja con miles de folletos de este tipo. Es el resultado de solo 3 semanas de recogida. "Cuando vengo a medio día, recojo un buen taco, pero a las dos están puestos de nuevo", y vuelta a empezar, cuenta Ana.

Ana Martínez recoge publicidad de prostitución de los coches

Ana Martínez recoge publicidad de prostitución de los coches / Alba Vigaray

Todo es parte de una campaña iniciada por las asociaciones vecinales de Ciudad Lineal en las que se anima a los vecinos a recoger estos carteles que promocionan la prostitución y llevarlos a uno de los puntos en los que se guardan y, eventualmente, se reciclan. Salimos a la calle junto a Ana para hacer precisamente eso. Nada más abrir la puerta de la asociación hay una hilera de coches, todos ellos con sus tres folletos de prostitución: uno en el parabrisas, uno en la ventanilla y otro en la luna trasera. A menos de 100 metros hay un colegio y un parque infantil: "Los niños recogen los carteles de camino a clase y luego juegan con ellos como si fueran cromos, 'te cambio un culo por una teta', les oyes decir", cuenta Ana.

En ese mismo parque está el quiosco de Diana, otro de los puntos de recogida de publicidad. Allí atesora una caja llena de estos carteles: "Hay una señora que me trae muchísimos cada día, los ordena por colores y los mete en las bolsas del perro. Toda esta caja la he llenado en un mes. El barrio está lleno de ellos", cuenta la mujer. Nos extiende varios anuncios para que los observemos, algunos, demasiado explícitos como para fotografiarlos.

"Las anuncian como si fueran carne"

Son de colores y tamaños variopintos, pero todos tienen cosas en común. En ellos aparecen las fotos de las mujeres que venden junto a reclamos como el precio, su procedencia o su edad: "Las venden como si fueran carne, y eso nos indigna como mujeres", asegura Nieves. "Hemos visto algunos que son como 'tickets' de la cafetería, que te van sellando a medida que vas contratando servicios. Primer servicio, 25 euros, segundo servicio, 20 euros, el tercero, 15", explica Ana.

Diana muestra la caja en la que guarda la publicidad de prostitución que le llevan los vecinos.

Diana muestra la caja en la que guarda la publicidad de prostitución que le llevan los vecinos. / Alba Vigaray

En todos ellos hay, también, un teléfono al que llamar y en algunos, incluso, un pequeño plano que indica como llegar al lugar en el que se prostituye a las mujeres: "Hay un plano con una flecha que indica el número y la calle. Normalmente no es el número real, pero cerca, en los bancos y por las paredes, tienen hombres que controlan a los que van buscando y les indican". Hay incontables pisos en los que se hace en el barrio.

Lo que encuentran allí son mujeres, la mayoría extranjeras sin documentos en regla, a las que las mafias han engañado con la promesa de un trabajo para que vengan a España. Luego, las dicen que tienen una deuda y las obligan a ejercer la prostitución en condiciones higiénicas dudosas, "Ninguna lo hace por apetencia, quizás por necesidad, pero a la mayoría las meten las mafias", han detectado en la asociación. Son doblemente esclavas, como dice la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAVM) en un comunicado sobre el tema, de los proxenetas que las explotan y de los clientes que piden que se cumplan sus exigencias. "Esta campaña la empezamos por ellas, porque no son libres", dice Ana.

"Los adolescentes aprenden que 'si pago, exijo'"

Los padres y las madres del barrio están preocupados. Muchos se preguntan cómo enseñar a sus hijos pequeños que esos carteles de colores no son cromos que puedan cambiarse. Pero el mayor impacto de esta publicidad está cayendo sobre los adolescentes: "Están empezando a ver la prostitución como un tipo de ocio normal, como si fuera ir al cine. Igual les da reparo ir a Montera o a la Casa de Campo, pero aquí solo tienen que llamar a un timbre. Al final aprenden que si yo pago, yo exijo".

Esta publicidad genera muchas otras molestias, empezando por la suciedad de las calles ya que muchos repartidores ni se molestan en colocar estos carteles y simplemente los tiran al suelo. Además, los vecinos que tienen estos pisos llenos de mujeres explotadas en su misma escalera, se quejan: derramas para arreglar los ascensores en los que suben y bajan los puteros, encuentros indeseados con estos consumidores que escupen y tiran las colillas al rellano, timbres que suenan día y noche porque el negocio no para...

Diana sostiene uno de los folletos que guarda en una caja en su quiosco de prensa para llevar a reciclar

Diana sostiene uno de los folletos que guarda en una caja en su quiosco de prensa para llevar a reciclar / Alba Vigaray

Incluso los propios vecinos, que recogen estos carteles día a día, se ponen en riesgo, porque a las mafias de proxenetas no les gusta lo que hacen. Ana, por ejemplo, ya ha tenido varios encontronazos. Uno, con una mujer que la levantó la mano y la gritó cuando la vio recoger carteles, "creía que me iba a dar una torta", dice. Otro, con otra mujer que la advirtió de que si seguía quitando publicidad de los coches las chicas se enfadarían. "Justo después, mientras cruzaba la calle, se paró delante de mi un coche con dos mujeres latinas conducido por una cosa enorme. Era el chulo, que se bajó del coche", cuenta, visiblemente asustada. Finalmente no la hizo nada, "pero cuando llegué a la asociación me temblaba hasta el pelo", explica. "Es gente peligrosa", apostilla Nieves.

En otro caso, Ramón, un vecino al que le gusta dar paseos por el barrio, iba recogiendo carteles de los coches a medida que un repartidor los iba colocando justo delante de él. En un momento dado, el hombre se giró y le dijo a Ramón: "Si los dejas en su sitio, te consigo un servicio gratis".

Acabar con esta lacra

Por todo esto, los vecinos han comenzado esta campaña de recogida de publicidad. Pero piden la ayuda de la autoridades. "El proxenetismo está prohibido, el reparto de propaganda por los coches también y, ahora, aún más si es sexista, ahora la Policía tiene que actuar", denuncia Ana, visiblemente enfadada. "La calle de la comisaría está completamente llena de estos papeles, los policías pasan por delante y no hacen nada", se queja también Nieves. "Si nosotras sabemos que esto es ilegal, que esto existe y donde están las casas, ¿cómo no lo van a saber los profesionales", se pregunta Ana.

Ana y Nieves, a las puertas de la asociación vecinal, desde donde han iniciado la campaña de recogida

Ana y Nieves, a las puertas de la asociación vecinal, desde donde han iniciado la campaña de recogida / Alba Vigaray (Fotos)

"Es un tema muy sensible y estamos decididos a acabar con esta publicidad", aseguran, por su parte, fuentes de la Junta Municipal de Ciudad Lineal a

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. Dentro de las competencias de este organismo, que no son todas, ya que muchas están en manos del Ayuntamiento, tratan de hacer todo lo posible para acabar con lo que consideran una "lacra": "Trabajamos con la Unidad de Colaboración Distrital, la Asociación El Olivar, que organiza campañas y grupos de recogida de este tipo de publicidad una o dos veces por semana y en las que se retiran kilos y kilos de material".

Pere además, dicen desde la Junta, están decididos a ir más allá y acabar con el problema de fondo, los pisos en los que se prostituye a estas mujeres. "Colaboramos de forma total con los cuerpos policiales y los vecinos realizando una labor de intermediación. A la Junta le llegan las quejas de los vecinos tanto sobre la publicidad como sobre los pisos y lo que hace el organismo es animarles a que denuncien, ya que sin una denuncia la Policía no puede iniciar una investigación. Nosotros acompañamos y asesoramos a los vecinos en ese proceso".

Es entonces, añade la Junta, cuando comienza la labor policial. La vigilancia corre a cuenta de la Policía Municipal y la investigación a cargo de la Policía Nacional, aunque ambos cuerpos colaboran estrechamente. "Durante este mandato se han descubierto varios talleres de impresión y se ha intervenido cantidad ingente de este tipo de publicidad", gracias a esto, recalca el organismo, aunque hay cosas que van más lentas o que la Policía no puede hacer por protocolo, reconocen.

Por último, la Junta pone el foco en el mismo punto que los vecinos, en la concienciación. Es necesario que todo el mundo esté concienciado sobre la lacra que supone este tipo de publicidad y sobre el problema de fondo que es la prostitución. Por ello, trabajan con como el Espacio de Igualdad Emilia Pardo Bazán, en el barrio de Concepción, donde se han llevado a cabo numerosas acciones de sensibilización en este sentido.

Estos vecinos no piden nada más que el cumplimiento de la Ley. Que se recoja esta publicidad de las calles, que se sancione a aquellos que la fabrican y que se investiguen los pisos en los que se mantienen cautivas con fines de explotación sexual a estas mujeres: "Hablamos de trata de seres humanos, de explotación sexual, de violencia. Y el sistema tiene que luchar contra todo esto", asevera Ana Martínez. Por su parte, desde la Junta, se muestran dispuestos a reunirse con ellos y a tomar todas las medidas necesarias para acabar con esta lacra. El objetivo, por ambas partes es el mismo: que Ciudad Lineal quede libre de publicidad de prostitución.