LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… Dinio, el buscavidas cubano que saltó a la fama gracias a su ‘escarceo’ con Marujita Díaz

A principios de la década del 2000, el intérprete de ‘Hasiendo el amor’ se convirtió en un gran reclamo mediático. Desde hace unos años vive principalmente en Barcelona

Dinio con la que fuera su pareja, la ya fallecida Marujita Díaz, en el momento en que este le ponía el anillo de pedida en Huesca durante la inauguración de una joyería.

Dinio con la que fuera su pareja, la ya fallecida Marujita Díaz, en el momento en que este le ponía el anillo de pedida en Huesca durante la inauguración de una joyería. / EFE / PABLO OTÍN

"De mentira en mentira hacia el fracaso social". Con estas contundentes palabras resumía la revista Interviú la verdadera vida de Dinio García en un reportaje publicado allá por 2001. Una época en la que este joven cubano empezaba a gozar de cierta fama en nuestro país gracias a Marujita Díaz, a quien conoció en otoño de 1999 en la discoteca Joy Eslava. "Cuando la vi, pensé que era Sara Montiel y le dije que me gustaban sus películas", contaría Dinio. "Me pidió que la acercara a casa y mi coche no tenía luces. Luego me invitó a Fitur, y me presentó como un empresario [...]. Lo nuestro fue de verdad, en todo. Enamorarme, no, pero la llegué a querer con locura. En ella vi lo que sentí por mi abuela, me refiero a su cariño. En Nochebuena cenábamos con mis hermanos en su casa, eso lo valoro mucho. Me intentó enseñar a comer con protocolo, pero nunca lo logré aprender". 

Dinio contó que, al tiempo que salía con la simpática folclórica, trabajaba como relaciones públicas en una discoteca, junto a Juanito el Golosina. "Marujita no daba, pero tengo que reconocer que, cuando me rompieron el coche, me vio llorar tanto que me compró uno de segunda mano. También me regaló un reloj". Pero, sobre todo, le brindó la popularidad necesaria para empezar a labrarse una carrera en el mundo de la farándula. Aunque algunos recordarán que aquel idilio con olor a montaje llegó a su fin cuando la sevillana se hizo la indignada después de que vieran la luz unas imágenes en las que Dinio salía besando en un coche a Sonia Moldes, con la que apenas estuvo saliendo durante unas pocas semanas. 

Fue alrededor de esa misma época cuando una tal Diamela Verdeira, veinteañera cubana residente en España desde 1998, aprovechó que el río Pisuerga pasa por Valladolid para revelar una serie de datos sobre un hombre que nació en La Habana hace 46 años y, según su versión, tuvo una infancia muy feliz. "Mi abuela me lo dio todo sin tener nada”, aseguró Dinio. "De niño, me hacía los juguetes de madera. A los 14 años, estudiaba y trabajaba en una imprenta para llevar dinero a mi abuela, y más tarde me hicieron encargado. Luego vendía refrescos a granel, trabajé mucho". Corrían los principios de 1998 cuando se vino a España para buscarse la vida. "Empecé a trabajar en una obra por mi primo. A los tres días, me hice una lesión en la espalda de cargar sacos. El empresario no me pagó las 5.000 pesetas [30 euros]. Me puse a llorar de rabia".

Fotografía de archivo de Dinio en el Carnaval de Avilés (Asturias) en 2008.

Fotografía de archivo de Dinio en el Carnaval de Avilés (Asturias) en 2008. / RICARDO SOLÍS

Entre otras cosas, Diamela aseguró a la revista Interviú que ella era la madre de la única hija de Dinio, al que por cierto había conocido varios años antes en La Habana. Y que cuando se quedó embarazada se fue a vivir con él a casa de una de las abuelas del muchacho. Quince días después del parto, Dinio "tomó un avión rumbo a Italia y se fue a otra guerra, esta vez para luchar sobre una pasarela. Participó en un desfile y, perdida la batalla de conseguir un buen contrato, no tardó en volar hacia España, donde ya llevaba un tiempo viviendo su hermano gemelo, Rafa". 

Reclamo mediático

Una vez en España, el cubano se estableció en el madrileño barrio de Aluche. Según Diamela, empezó entonces a mandar algo de dinero a su país natal para mantener a su hija, que residía en casa de una tía de la madre, y pronto la animó a ella para que viniera a vivir con él. Esto último no le resultó complicado, puesto que antes de conocer a Dinio la joven se había casado por poderes con un español que falleció muy poco después de la boda. Sin embargo, tan pronto como puso un pie en España, empezaron los problemas. "Yo trabajaba de camarera y él se mostraba muy celoso", señalaría. "Le dije que me quería volver a Cuba y eso no le gustó nada. Discutimos y él empezó a golpearme en la cabeza con el teléfono móvil. En pleno ataque de furia, hasta me rompió el pasaporte y el libro de familia".

No fue mucho después de aquella trifulca cuando Dinio se consagró como un auténtico reclamo mediático. Es más, desde principios de la década del 2000 hizo bastante dinero vendiendo exclusivas, participando en programas como el reality show Hotel Glam y realizando bolos en discotecas donde los asistentes le solían pedir que interpretara su tema Hasiendo el amor, donde decía aquello de 'la noche me confunde'. Hasta rodó pornografía, cosa de la que llegó a arrepentirse, según sus palabras, pues fue entonces cuando al parecer se juntó "con malas compañías" y se enganchó a las drogas. "Me arrepiento de la forma en que lo gasté [todo] con falsos amigos. Me pagaban 12.000 euros por bolo y, si volvía a casa con 1.000 euros, ya era mucho”.

Durante algunos años fue dando tumbos por distintos lugares de nuestro país y se dedicó a cultivar su reputación de donjuán. En 2004 se casó por lo civil con la modelo Elodie Mansion, con la que tuvo un hijo, y en 2011 hizo lo propio con Irene López, ex Miss Ourense. Entremedias fue detenido —lo mismo es que el día también le confundía— por intentar robar un televisor en un centro comercial de Gandía (Valencia), donde acudió de compras con su entonces novia. Una minucia comparada con el dolor que le provocó ver a una de sus parejas, Hanna, despotricando sobre él en una revista. "Es una persona vaga, muy interesada, muy liante", dijo la joven, que aseguraba haber conocido al cubano en una discoteca de Melilla en la que él hacía un bolo y ella trabajaba como relaciones públicas. 

Fotografía de archivo del momento de la detención de Dinio en Gandía (Valencia).

Fotografía de archivo del momento de la detención de Dinio en Gandía (Valencia). / EFE / RUBÉN FRANCÉS

Tras pasar varios días dando rienda suelta a su pasión en una habitación de hotel, siempre según la versión de Hanna, decidieron irse a vivir juntos. Acabarían alquilando una casa en Benidorm, donde montaron un local, y luego se mudaron a Madrid, donde abrieron otro llamado La noche me confunde. “El primer año de verdad fue un sueño, todo muy bonito”, afirmó Hanna. “Luego tuve que soportar sus borracheras que duraban cuatro días. Los últimos años eran una pesadilla total. Es un hombre que no trabaja, no hace nada, solamente duerme. Su pasión es el dinero y cuando no le das dinero se enfada, se pelea, rompe las cosas…”.

Después de esta relación, que duró alrededor de cuatro años, Dinio se fue a vivir a Barcelona, donde residía su hermano gemelo, y comenzó una historia de amor con Milena Leyva, una chica búlgara, 14 años más joven que él. La interfecta, que ya tenía un hijo, fruto de una relación anterior, se ganaba en ese momento la vida bailando en la mítica sala Bagdad de Barcelona, donde Dinio también ha trabajado en varias ocasiones. Cuentan que por ella aparcó sus vicios, y que en 2017 se casaron por lo civil, en Sofía, la capital de Bulgaria —país en el que decían tener intención de instalarse más pronto que tarde—.

Dos años después de la boda, y recién expulsado de GH VIP 7, posaría junto a ella (y el hijo que tuvieron juntos) en un reportaje en exclusiva para la revista Lecturas. "Dian es muy deseado, no me despego de él. No puedo vivir sin mis hijos", comentó el cubano, que en 2022 volvería a atraer el foco mediático al publicarse que había sido arrestado en su domicilio por los Mossos d’Esquadra —después de que su chica acudiese a comisaría y denunciase que la había amenazado con un arma detonadora—. "Sigo casado y enamorado, y soy muy feliz con mi familia", asegura el propio Dinio a nuestro periódico.