LA VIDA CONTIGO
Qué fue de Isabel Pisano, la actriz y escritora uruguaya que enviudó de Waldo de los Ríos y se enamoró de Yasir Arafat
La de Montevideo llegó a rodar con Fellini, posó desnuda para Interviú y desarrolló una exitosa carrera como reportera de guerra. Hoy día padece alzhéimer

Imagen de archivo de Isabel Pisano. ISANO AUTORA DEL LIBRO YASIR ARAFAT LA PASION DE UN LIDER FOTO FRANCESC CASALS / FRANCESC CASALS
El documental Waldo, dirigido por Charlie Arnáiz y Alberto Ortega, ha vuelto a traer a la actualidad la figura de Isabel Pisano. Y es que esta escritora, actriz y periodista uruguaya jugó un papel relevante en la vida de Waldo de los Ríos, un creador incansable que adaptó para Miguel Ríos el Himno de la alegría, inspirado en Beethoven, y es responsable de algunos de los hits musicales que lanzaron al estrellato a artistas como Raphael, Karina o Mari Trini. Nacido en Buenos Aires, el músico mantuvo durante años una tormentosa relación con su posesiva y manipuladora madre, la cantante argentina Martha de los Ríos, de la que intentó liberarse abandonando su tierra natal.
"Me establecí en España porque en el país de los ciegos el tuerto es el rey. Cuando llegué el panorama era triste y desolador en materia musical. Tenían unos estudios y equipos estupendos, pero faltaban ideas. No tenían ni técnicos, ni músicos, ni gente que hiciese nada", comentó una vez Waldo, que conoció a Pisano en el rodaje de Pampa salvaje (1966) y en 1970 contrajo matrimonio con ella.

Imagen de archivo de Waldo de los Ríos e Isabel Pisano. / ARCHIVO
Oriunda de Montevideo, Pisano llevaba varios años residiendo en Madrid cuando se casó con el músico. "Estudié en la Universidad de Urbino, que era lo más comunista de Italia, y allí nos llevaban a todas las cosas del Partito Comunista", aseguró ella.
"Los sábados y domingos no íbamos a pasear, sino que íbamos a ver los debates en las plazas y tal. Era muy hermoso, porque los comunistas te proponían un mundo divino. Yo, aunque comunista, era rica, porque empecé la universidad siendo ya amante de Waldo, y él me pagaba los estudios. Mi padre era del Partido Rojo de Uruguay, pero también le gustaba el comunismo. Y yo, ya en la universidad, donde nos daban a leer todas las historias de los comunistas y de la guerra, pues sí, estaba muy de acuerdo con eso. De todos modos tampoco ha funcionado el comunismo. No sé si son las presiones del sistema las que lo han hecho fracasar pero, desde luego, la democracia es un fraude".
La uruguaya se dio a conocer con Boquitas pintadas (1974), de Leopoldo Torre Nilson. No mucho más tarde cumpliría su sueño de trabajar bajo las órdenes de Federico Fellini, quien le dio el papel de embajadora española en su cinta Casanova (1976), y aparecería en una cinta de Bigas Luna, Bilbao (1978), de cuyo rodaje no guarda muy buen recuerdo. Según el periodista y escritor Miguel Fernández, autor del libro Desafiando al olvido. Waldo de los Ríos. La biografía, Waldo y ella "se admiraron y apoyaron mutuamente, aunque también los separaron alguna vez los celos y la incomprensión.
En la película Waldo se escucha al músico decir que Isabel es la mujer más buena que había conocido, la que mejor le cuidaba y comprendía. Ella, por su parte, elogió una vez la complicidad y la curiosidad que les hizo crecer como personas. Desde el momento que se conocieron, Waldo no dejó de fotografiar a Isabel y la apoyó profesionalmente. Isabel asumió la difícil tarea de intentar liberarlo del dominio materno y sobrellevó como pudo el machismo con que la trataron los amigos más íntimos de él. A los dos les gustaban el lujo, los perros, las casas grandes y las relaciones sociales".
Cuentan que, durante una breve estancia en Torremolinos, donde tenía como misión dirigir la orquesta del hotel Pez Espada, Waldo descubrió la libertad que se respiraba en Pasaje Begoña, que albergó los primeros bares de ambiente de la localidad malagueña en aquellos oscuros años del franquismo. Y en 1975, estando Pisano instalada en Roma, se entregó a las noches de juerga en Madrid, temeroso siempre por la posibilidad de que alguien pudiera descubrir su inclinación erótica hacia individuos de su mismo sexo —aún estaba vigente la ley de Peligrosidad Social—. Hasta que un día conoció por casualidad, en una cafetería de la plaza del Callao, a Juan, un hombre veinte años más joven que él del que se enamoraría perdidamente. "Para vencer la resistencia de Juan, que considera un obstáculo la diferencia de edad entre ambos, Waldo se esfuerza en rejuvenecer", apunta su biógrafo. "Sigue una dieta alimentaria con la que pierde más de 30 kilos en poco tiempo y se viste con ropa deportiva e informal, muy alejada de los trajes que solía usar".
Pisano solía contar que nunca le dio demasiada importancia al hecho de que su marido le confesara que mantenía relaciones con hombres. Waldo, en cambio, llevaba regular tirando a mal el hecho de que su esposa tuviera un amante en Italia. "En una ocasión, Waldo reunió en un almuerzo a Isabel y a Juan", explica Fernández. "'Sois las personas que más quiero', les dijo. La relación entre Waldo e Isabel, avanzadísima para la mentalidad de aquella época, se basaba en el respeto y la libertad”. Pero el argentino vivía entonces bastante estresado, con miedo a quedarse sin dinero por su alto tren de vida y asustado ante la posibilidad de perder el trabajo porque la industria discográfica estaba cambiando. Y al final cayó en una depresión que intentó mitigar con alcohol y antidepresivos.
Tragedia en 1977
La tragedia se cebó el 28 de marzo de 1977 con él. Ese día cogió una escopeta, entró en el dormitorio de su mansión del parque del Conde de Orgaz y se pegó un tiro en la cabeza. "Isabel sabía que Waldo estaba obsesionado con la idea de que iba a morir pronto desde que unos meses antes del suicidio acudieran a una sesión de güija, pero quizá no disponía de recursos para socorrerle", reconoce el autor. "Si hoy en día sigue siendo complicado ayudar a alguien que padece una depresión severa, imaginemos la dificultad que entrañaba entonces. De hecho, en su entorno la angustia de Waldo era un secreto a voces pero, que sepamos, nadie acudió a un profesional o dio la voz de alarma. Tras la muerte, suegra y nuera se disputaron, sin llegar a acudir a los tribunales, la herencia, que al final quedó en manos de Isabel en su mayor parte".
Después de la tragedia, Pisano posó desnuda para la revista Interviú y desarrolló una notable carrera como reportera de guerra para la televisión de Italia, país en el que residió durante unos años. También publicó varios libros de éxito como Yo, puta (2001), donde a partir de entrevistas y testimonios personales dejaba al descubierto los entresijos del sexo de pago —el ensayo dio lugar a una película valenciana interpretada por Denise Richards y Daryl Hannah—. En otra de sus obras, Arafat. La pasión de un líder (2005), la autora entrelazó la biografía del conocido presidente palestino, fallecido en extrañas circunstancias en noviembre de 2004, con la historia íntima de su compleja relación.
"Arafat tenía mucho carisma, lo veías y pensabas que era un monstruo de feo, la madre que lo parió", llegó a decir al respecto. "Tendrá mucho coraje la mujer que se meta con él en la cama. Después, mira, cuando lo empecé a conocer no podía estar lejos de él. Terminamos nuestra relación por un malentendido. Él no me había mentido, sino que fue un embrollo de su secretaria, con la que se casó más tarde. Él me dijo que nos casaríamos, pero fui débil mental y me dejé llevar por los celos. Fui quien lo dejó, pero claro, tuvo que ser así".
Ya en los primeros años del nuevo milenio, Pisano se dejaría ver en programas como Tómbola o Gran Hermano VIP (2005), que la ayudaron a sanear sus cuentas, aunque alguna que otra vez tachó el medio televisivo de "ruin". Y cuando cierta periodista le preguntó si creía que su marcada opinión política influía en la posición profesional en la que se encontraba, respondió de forma afirmativa: "Mucha gente que está con el sistema es muy apoyada. ¿Qué es eso de ser objetiva? Yo pienso igual, estamos en guerra todos los días, muere gente todos los días, ¡el planeta se destroza todos los días! No es que merezca la pena decir las cosas, es que es mi obligación moral. No podría hacer otra cosa, no podría lamer el culo de los potentes, nunca, no podré. El día que lo haga me pegaré un tiro".
Hace varios años, la revista Hoy corazón publicó un reportaje en el que se contaba que Pisano había sido víctima de los engaños de un médico cubano que decía tener el don de curar enfermedades que parecían incurables. "Tan entregada estaba a él y tanto creía en sus terapias alternativas que, incluso, aceptó someterse a un tratamiento médico que pretendía rejuvenecerla", rezaba el texto de turno. "Inyecciones que se le administraban en su propio domicilio, por las que pagaba 2.000 euros por unidad, y que la sumieron en una debacle que arrasó con todo. Isabel fue víctima de continuos ultrajes, traiciones y mentiras que desembocaron en robos en su propia casa". En la actualidad, la uruguaya tiene 76 años, padece alzhéimer y vive en una residencia de la Comunidad de Madrid.
- Alba Moreno, divulgadora de Física en redes: 'Lo importante es que la ciencia se traduzca para que llegue al máximo número de personas
- La india Jupiter Wagons, dispuesta a lanzar una opa a Talgo sin exigir el control
- ¿Sabes cuáles fueron los doce municipios que se integraron en Madrid para formar la gran urbe?
- Por qué BBVA ha cancelado de forma masiva algunas cuentas bancarias: “Se realizará la cancelación de las cuentas que no hayan tenido…
- El BCE se desprenderá de unos 51.000 millones de euros en deuda pública española en 2025
- El socio de Aldama en la trama de hidrocarburos denuncia a las empresarias que admitieron pagos a Ferraz
- La UCO comunica a Peinado que tiene 'muy avanzada' su investigación sobre el rescate de Air Europa que vetó la Audiencia madrileña
- Madrid se rinde ante Pecos 45 años después