LA VIDA CONTIGO

Qué fue de… María José Galera, la concursante del primer ‘Gran Hermano’ que se tuvo que enfrentar a un pasado turbulento

La sevillana saltó a la fama tras erigirse en la primera expulsada de la edición más recordada del reality. Desde hace un tiempo trabaja como vigilante de seguridad

María José Galera sacó una gran rentabilidad de Gran Hermano.

María José Galera sacó una gran rentabilidad de Gran Hermano. / TELECINCO

Madrid

La primera edición de la versión española de Gran Hermano, estrenada en abril de 2000, batió récords de audiencia y alcanzó una gran repercusión social. Entre los encargados de iniciar aquella especie de experimento sociológico se encontraba una rubia camarera sevillana de 31 años, María José Galera, que aseguraba haber entrado en la casa de Guadalix de la Sierra para hacerse con los 20 millones de pesetas prometidos y así poder dar una vida mejor a su hija mayor, Estefanía, que padecía una parálisis cerebral. Al tercer día de encierro, Galera se enamoró perdidamente de un compañero de concurso, Jorge Berrocal, pero los espectadores decidieron convertirla en la primera expulsada del reality. Fue entonces cuando su nueva ilusión soltó la famosa frase “¿Quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?”, con un puntito de sobreactuación.

Nada más abandonar la casa, Galera concedió una entrevista a una revista del colorín a la que explicó que lo suyo con Jorge "no fue un flechazo a primera vista, ni me lo imaginé en ese momento [...]. Pensaba que Jorge no me iba a corresponder, que lo nuestro era una locura porque éramos muy distintos: él, con 25 años; yo, con 30 y dos hijas… Pero, estamos enamorados y ante eso no hay nada". Durante la misma conversación dijo que había encontrado en el zaragozano lo que nunca antes fue capaz de hallar en un hombre: "Honestidad, sinceridad, ternura y comprensión", y reconoció que hasta ese momento había tenido mala suerte en el amor.

"Mi primera relación se rompió estando yo embarazada, porque José Antonio [con el que se casó a los 19 años y tuvo a Estefanía, que vivía con sus abuelos maternos] me daba muy mala vida y nos separamos", explicó. "Al nacer la niña intentamos arreglarlo y reanudamos la convivencia. Pero a los 14 días de vida a mi hija se le presentó la enfermedad y él cambió totalmente. Se marchó y no quiso asumir la situación. Cuando a la niña le dio la primera convulsión y le llamé por teléfono, me dijo que no pensara que iba a ir al cementerio si la niña se moría, que la enterrara yo".

Por lo que explicó, tampoco le fue especialmente bien con su segundo esposo, un guardia civil llamado Paco: "Estuvimos cinco años conviviendo juntos y vivimos uno como matrimonio. Después se murió el amor, no había comunicación y preferimos dejarlo. Como amigos nos llevamos muy bien y nos entendemos de maravilla. Paco, el padre de Patricia [su segunda hija], me apoya mucho".

Los motivos de la expulsión

Ciertos tertulianos le estuvieron dando vueltas al motivo por el que Galera habría sido expulsada del concurso tan pronto. Se podría pensar que en la decisión de la audiencia influyó el hecho de que, al poco de iniciarse el programa, la revista Interviú entrevistara a una vieja amiga de Galera, de nombre Pilar, que había convivido con ella en una barriada de Dos Hermanas (Sevilla) y estaba convencida de que su colega no quería los 20 kilos para su hija enferma, sino para montar un pub.

Aunque lo peor vino a finales de mayo de 2000, cuando el mismo semanario publicó otro reportaje donde se contaba que la susodicha había ejercido la prostitución en los últimos años, antes de emprender su carrera hacia la fama. La pieza contaba con las declaraciones de Cristina Álvarez, una madame que aseguraba que la treintañera había trabajado para ella de prostituta —"Se puso en contacto conmigo por medio de un anuncio que puse pidiendo chicas"—, y de Alba, supuesta ex compañera de oficio.

"Ella estuvo conmigo, o yo con ella, en una casa de citas de aquí, de Sevilla, más o menos desde diciembre de 1993 hasta junio del año 94", explicó esta última. "Ella llegó como llega todo el mundo, buscando trabajo. Se quedó y estuvo trabajando un tiempo y, de repente, desapareció sin más". Según la investigación realizada por la revista, Galera alquiló con una amiga un piso en Córdoba en 1998. Para justificar ante los vecinos el trasiego de hombres en su casa, contaba el artículo, la sevillana aseguraba que tenía montada una representación de productos farmacéuticos. Y de esa forma costeaba la millonaria hipoteca que tenía por su adosado de la barriada de Montequinto (Sevilla) y sus gastos personales.

En un principio, la concursante negó rotundamente haber ejercido la prostitución. Luego acabó reconociendo un pasado turbulento del que deseaba pasar página, e incluso ofreció su particular versión de los hechos: "No me arrepiento porque lo hice por mi familia y por la situación económica en la que yo estaba [...] Hubo una revista que me hizo una propuesta al día siguiente de salir de Gran Hermano: que si hacía un topless me ofrecían diez millones de pesetas y eso quedaba enterrado, y yo me negué. Entonces, seguidamente, me ofrecieron 20 millones por un desnudo y me negué. Hoy pienso que quizás esa propuesta ha tenido que ver con lo que esta gente ha desenterrado de mi pasado".

La revista a la que hacía alusión, Interviú, aclaró entonces que, efectivamente, se puso en contacto con la sevillana, por medio de la representante que le puso la productora del programa, para hacerle una oferta que consistía en un reportaje cuyas características y precio eran negociables, pero que todavía no había recibido una negativa rotunda.

Rentabilidad del programa

Más allá de eso, Galera consiguió una gran rentabilidad de su paso por el reality, como varios de sus compañeros de edición. Durante meses recorrió de cabo a rabo el país haciendo bolos por los que a veces cobraba un dineral, la revista ¡Hola! le pagó cinco millones de pesetas por una entrevista exclusiva y el programa Crónicas Marcianas también regó de pasta su cuenta corriente a cambio de que les mostrara por vez primera sus dotes como cantante de rancheras y boleros. Hasta apareció en una cinta con forma de falso documental, El gran marciano (2001), que se estrenó después de que partiera peras con Jorge. Al respecto de esto, los dos comenzaron a despellejarse mutuamente tras la ruptura. Si uno preguntaba por el tema a Galera, la aludida respondía que había decidido romper porque el hombre era excesivamente celoso y, además, ella necesitaba tiempo para dedicarse por completo a la promoción de su primer disco, Tú eres —aunque lo cierto es que su carrera musical duró lo mismo que un caramelo a la puerta de un colegio—.

Algo más adelante, la gran hermana se conectó a un polígrafo para asegurar que su romance con Jorge acabó en realidad por las "perversiones sexuales" del susodicho, con el que se volvería a ver las caras en Gran Hermano. El reencuentro. Ya cuando las aguas volvieron más o menos a su cauce, la enamoradiza sevillana se casó con un tal Carlos, padre de su hija Laura. "Es el amor de mi vida", decía entonces Galera, que en otra ocasión manifestó que, el día que muriese, deseaba que su epitafio dijera: "Por fin me quitaron la pierna de encima". Por desgracia, se la siguieron poniendo. De hecho, la vida le asestó varios golpes duros como la pérdida de su hija Estefanía, fallecida en 2008, o la traición de su enésimo marido, el empresario Julio Jardi, que la abandonó sin previo aviso en 2012, dos años después de celebrar su boda.

La hija de María José Galera, Laura, es participante de la última edición de Gran Hermano.

La hija de María José Galera, Laura, es participante de la última edición de Gran Hermano. / TELECINCO

En 2019, Galera se sentó en el plató del programa Sábado Deluxe, donde compartió con quien la quiso escuchar que se encontraba totalmente tiesa, ya que había invertido su dinero en restaurantes y discotecas que no funcionaron, y que de hecho estaba viviendo en la casa de su hija mayor. Los problemas se le acumularon a la sevillana, que antes de todo eso pasó un lustro viviendo en México, país al que se mudó para montar un club de pádel junto a su entonces pareja, pero las cosas tampoco salieron como esperaba. En la actualidad, Galera tiene 54 años y se gana la vida como vigilante de seguridad. "Estoy supercontenta y feliz", reconoció hace poco la mujer que en 2023 se apuntó a un nuevo reality —Pesadilla en El Paraíso— y estos días vuelve a ser noticia por su fichaje como defensora de su hija Laura en Gran Hermano 2024.