LA VIDA CONTIGO

Lyanda Lynn Haupt: "Hay múltiples inteligencias en la naturaleza y debemos aprender a convivir con ellas"

En el libro 'El estornino de Mozart', publicado por Capitán Swing, la escritora profundiza en la relación con las especies invasoras a partir de una especie odiada en EE UU

Lyanda Lynn Haupt, escritora de 'El estornino de Mozart' (Capitán Swing, 2023).

Lyanda Lynn Haupt, escritora de 'El estornino de Mozart' (Capitán Swing, 2023). / TOM FURTWANGLER (CEDIDA)

Ángeles Castellano

Ángeles Castellano

“Lo que es maravilloso no es la excepcionalidad de esta historia. Es su normalidad”. Esta frase, en el inicio de El estornino de Mozart (Capitán Swing, 2023) bien se puede referir a la historia que articula este libro recientemente publicado en España: el genial compositor austríaco Wolfang Amadeus Mozart (1756-1791), convivió tres años con un estornino en su casa, que adquirió en una tienda de animales cercana después de oírle interpretar una frase de su Concierto de piano número 17 en sol mayor que, aparentemente, aún no había sido estrenado en público. Pero su autora, Lyanda Lynn Haut, también quiere, con ella, algo más: reflexionar sobre la necesidad de observar y comprender que en la naturaleza conviven múltiples inteligencias animales y cómo las personas deberían prestar más atención a esto para combatir las especies invasoras y los efectos de la crisis climática de una manera más ética.

Haut, que además de ser ecofilósofa, escritora y conferenciante ha trabajado en la rehabilitación de aves rapaces en el estado de Vermont, ha dirigido programas educativos y ha sido investigadora de aves marinas para el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos en el Pacífico tropical, tira del hilo de la historia de Mozart para componer una historia en la que mezcla divulgación científica acerca de esta especie, considerada invasora en Estados Unidos, su propia experiencia conviviendo con una estornina a la que llama Carmen, y una reflexión acerca de la relación entre las personas y la naturaleza, en un contexto en el que vivimos una crisis climática sin precedentes y con posibilidades de que convierta el mundo en un lugar inhabitable.

Haut atiende por videollamada a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA desde su hogar, en Seattle (EEUU), donde convive, entre otros animales, con tres peces, de los que dice que es fácil distinguir la personalidad de cada uno.

-Pregunta: Usted dice en su libro que la investigación para escribirlo comenzó justamente para conocer si realmente Mozart había convivido con un estornino. ¿Es esto cierto?

Efectivamente, porque como explico en el inicio, yo en ese momento estaba trabajando en otro libro. Miraba por mi ventana y veía a un grupo de estorninos y trataba de espantarlos. Pero no lo conseguía, y por alguna razón empecé a pensar sobre esta historia de que Mozart tenía un estornino. Es una historia popular, se menciona mucho incluso en las obras de ficción que se han hecho sobre la vida de Mozart, hay tantos mitos sobre los principales compositores... Incluso yo había reproducido este mito sobre Mozart en uno de mis libros sobre estorninos. De repente, pensé: ni siquiera comprobé que fuera cierto. Así que al principio investigué en profundidad si era verdad que Mozart hubiese tenido un estornino y cuando comprobé que sí lo era, se abrió ante mí un mundo completamente nuevo sobre esa historia. Y tengo que decir que, aunque es verdad que Mozart convivió con un estornino, no todo lo que se dice sobre esa historia es verdad. Yo he oído toda clase de exageraciones sobre el estornino, como que podía cantar el concierto en sol mayor al completo, algo que es absolutamente imposible para cualquier estornino, o toda clase de conclusiones hiperbólicas. Así que una de las cosas que quería hacer con este libro es conocer lo que realmente se puede saber sobre aquella convivencia basándome en lo que sabemos que los estorninos pueden hacer, lo que sabemos sobre cómo se convivía con los animales en los tiempos en los que Mozart vivió, y lo que sabemos sobre la vida de Mozart. Y fue realmente divertido.

Estorninos como animales de compañía

En la Viena de aquel siglo XVIII en la que vivió Mozart, explica Haupt en su libro, se puso de moda convivir con pájaros cantores, como los canarios o los estorninos, como mascotas, entrenados en convivencia en las propias casas de los criadores desde que nacían los polluelos. A partir de aquí, además, la autora plantea en el libro cuestiones como si el estornino se movería libremente por la casa de la familia Mozart o estaría enjaulado, la relación entre el compositor y el pájaro, la influencia que tuvo en algunas de sus composiciones (como en una obra no muy reconocida o representada, Una broma musical o en La Flauta Mágica, una de sus celebrérrimas óperas) o cuestiones más mundanas como el escatológico sentido del humor de Mozart y su posible relación con los excrementos del animal, a partir, justamente, de la propia experiencia hogareña de Haupt y Carmen. Pero también aborda la autora otras cuestiones relacionadas con el compositor y los mitos alrededor de su vida: sus relaciones familiares o cómo ocurrieron su muerte y enterramiento.

De acuerdo a la ONG SEO Birdlife, en España es posible encontrar tanto estorninos pintos como negros, fundamentalmente en zonas agrícolas y semiurbanas en el norte y nordeste peninsular. Sus poblaciones son estables y, por tanto, no se considera que estén en peligro. Haut cuenta en su libro que es una especie invasora en EE UU, donde se introdujo a finales del siglo XIX por Eugene Schieffelin, un farmacéutico del Bronx admirador del escritor William Shakespeare que se cree que quiso llevar a Central Park todas las aves mencionadas en sus obras. Entre ellas, estaba el estornino: trajo de Europa 80 parejas que provocaron la plaga actual.

-P: Debo confesar que no sabía casi nada sobre los estorninos antes de leer el libro. Me hizo pensar si la historia que usted cuenta, la de un ave invasora que tiene unas características de lenguaje y sociabilidad que la hace tremendamente especial, podría ser trasladable a otras como la cotorra argentina, que es un importante problema en algunas ciudades de España (donde está prohibido, por ejemplo, tenerla como animal doméstico).

Si, puede trasladarse absolutamente. Y, honestamente, no sabía que en España hay este problema con las cotorras hasta que mi libro ha salido publicado y me preguntan por esto constantemente. Creo que hay una invitación en este libro a reconocer cuán maravillosas, inteligentes y hermosas son estas especies invasoras, lo que no significa que haya que darles la bienvenida y contentarnos con que estén aquí. Lo que yo quería decir es que podemos odiarlos pero también admitir que tenemos nociones preconcebidas acerca de a qué especies prestar atención, que igual estamos pasando por alto elementos que las hacen muy especiales pero que despreciamos solamente porque no deberían estar aquí. Lo que yo aprendí después de vivir siete años con una estornina, Carmen, va mucho más lejos de lo que te pueden decir los estudios científicos. Incluso los que indican la inteligencia y la maravilla del mimetismo de los estorninos. Cuando convives con un animal y ves lo inteligente y maravilloso que puede llegar a ser piensas que tienes a un ejemplar realmente único, y que todos los demás miembros de su especie son más tontos. Pero esto obviamente no es así, hay muchos estorninos ahí fuera que son vivaces, curiosos y amigables, con personalidades encantadoras y capacidades increíbles.

El libro pretende invitar a reconocer esa complejidad, que el hecho de que algo sea ecológicamente horrible no significa que, como individuos, no sean maravillosos y por lo tanto merezcan nuestra consideración ética. Tenemos que encontrar un equilibrio entre estas cuestiones. Queremos deshacernos de los estorninos en América del Norte, pero simplemente, no podemos: hay doscientos millones de estorninos en América del Norte, así que lo que podemos hacer es acercarnos a ellos de una manera ética, deshacernos de los nidos antes de que nazcan los polluelos, plantar árboles y crear hábitats que permitan un mayor desarrollo de las aves autóctonas… Es el tipo de cosas que deberíamos promover.

El hecho de que algo sea ecológicamente horrible no significa que, como individuos, no sean maravillosos y por lo tanto merezcan nuestra consideración ética"

-P: Es bastante difícil encontrar a gente a la que le preocupe la vida salvaje, en general, sobre todo entre los que toman decisiones, ¿cómo promover un equilibrio entre el respeto por la vida de los animales y la lucha contra las especies invasoras?

Una de las cuestiones más básicas es salir al mundo y observar a otras criaturas en su mundo natural. Esto nos da una comprensión personal básica del amor por el lugar en el que vivimos. Incluso si se vive en un entorno urbano, aún tenemos nubes y árboles, e interacciones ecológicas. La observación nos da esa sensación de interconexión y esto es un buen punto de partida, más incluso que buscar literatura científica. A partir de ahí, hay que reconocer que los seres que nos rodean tienen presencias únicas en el mundo y formas únicas de saber y de ser inteligentes por encima de lo que les imponemos.

Los estorninos son dañinos para la agricultura, por ejemplo, y en EEUU se les ha perseguido matando a miles de ellos, con cualquier clase de explosivos y venenos y este tipo de cosas. Pero no funcionan. Resisten. Así que hay que trabajar para crear hogares animales y paisajes que no sean tan atractivos para las especies invasoras. Y con los estorninos, eso significa plantar más árboles, o tapar las cavidades en las casas que les puedan servir para anidar, por ejemplo. Y luchar por tener espacios verdes en las ciudades, toda la protección del hábitat de las especies autóctonas que podamos. La crisis climática es tan gigante que deberíamos estar trabajando en frenar la destrucción de los hábitats naturales.

-P: Una de las cosas más bonitas del libro es el respeto que muestra por Carmen. No sólo cómo prepara su casa, su jaula y explica sus hábitos, sino cómo se relaciona con ella como individuo. ¿Cómo se puede transmitir ese respeto por los demás seres vivos que nos rodean?

Cuando tenemos en casa un perro o un gato nos parece que es súper inteligente y tiene una personalidad clara y especial, pero los coyotes nos parecen alimañas cuando, en realidad, los animales salvajes están mucho más vivos y son mucho más vibrantes que los animales que tenemos en casa. Uno de mis objetivos con este libro es que los lectores se den cuenta de esa farsa: Carmen no es una estornina única ni especial, hay que entender que cada ser es único y maravilloso y que observándolo podemos entender la infinidad de inteligencias que nos rodean. A menudo nuestra ética es diferente cuando hablamos de individuos que cuando hablamos de especies.

-P: En España, donde tenemos una Ley de Bienestar Animal, en algunos sectores rurales relacionados con la agricultura y la ganadería, su aprobación ha levantado el desprecio del ecologismo como algo de pijos de ciudad que no conocen la realidad de los animales.

(Larga pausa) Es complicado. Esa relación es muy complicada. En Seattle, donde vivo, se puso de moda tener pollos en el jardín trasero de la casa. Los urbanitas los cuidamos como animales domésticos y muchos granjeros se ríen de eso. Pero cuando forman parte de tu hogar es difícil tratarlos como los tratan en las granjas, porque conoces su capacidad de sufrimiento y sus posibilidades de interacción, su inteligencia única. Es difícil encontrar un punto en común entre ambos puntos de vista, pero creo que el espacio común debería ser reconocer que cuando los animales son tratados correctamente, a los negocios de granja también les va bien. Podríamos empezar por ahí para detener la crueldad hacia los animales.

-P: Uno de los puntos más conflictivos de esa convivencia es la relación con el lobo, especialmente problemática en el norte de España. No sé si en EE UU existe el mismo problema y cómo se está enfrentando.

Sí, efectivamente, existe ese problema de convivencia entre ganaderos y defensores de la vida salvaje. Los lobos se están reintroduciendo en el estado en el que vivo, en Washington, de donde fueron erradicados en 1919. Algunos están regresando desde Canadá y están comenzando a volver a instalarse en este estado y están muy amenazados. La manera de tratar de protegerlos es dar incentivos a los ganaderos que mantienen una buena convivencia además de alejar a los lobos de las granjas con luces nocturnas, entre otras medidas.

El estornino (Sturnus vulgaris), especie de ave nativa de Europa, fue introducido desde Inglaterra al Central Park de Nueva York hace 130 años. Tan sólo llegaron varias parejas de estorninos, pero hoy se considera una plaga que no puede ser controlada en América del Norte, con unos doscientos millones de ejemplares en todo el continente.

El estornino (Sturnus vulgaris), especie de ave nativa de Europa, fue introducido desde Inglaterra al Central Park de Nueva York hace 130 años. Tan sólo llegaron varias parejas de estorninos, pero hoy se considera una plaga que no puede ser controlada en América del Norte, con unos doscientos millones de ejemplares en todo el continente. / EPE

-P: Otro de los temas que abordas en el libro en relación a los estorninos es la adquisición del lenguaje y las investigaciones de lingüistas como Noam Chomsky acerca de qué hace único al lenguaje humano o cómo y para qué adquieren su lenguaje las personas y otras especies. Menciona que trató de hablar con él sobre este tema pero él no respondió. ¿Ha sabido algo de él desde la publicación del libro?

No, no lo he conseguido. Lo traté de todas las maneras posibles, pero bueno, me consolé pensando que algunos periodistas que lo han entrevistado me han comentado que siempre rechaza hablar de lingüística también en las entrevistas, así que no fue sólo conmigo. En el libro cuento que hice una foto a Carmen con un enano de jardín con la figura de Noam Chomsky para ver si eso le conmovía y accedía a hablar conmigo, pero tampoco funcionó. Pero sí pude hablar con otros lingüistas modernos que coinciden con mi análisis y que, aunque admiramos su pensamiento político, los planteamientos acerca del lenguaje de Chomsky están desfasados. Pero es interesante que me menciones este capítulo del libro, porque a mí me encanta hablar sobre lingüísica y por esto le dediqué mucha atención, y hay gente que me dice que es un capítulo muy de empollona.

Genes compartidos con las aves

“Presuponer que es posible que tres hombres determinen exactamente lo que cada grupo humano terrestre y cada especie animal puede o no puede lograr en su comunicación es partir de un punto de asombrosa arrogancia”, dice Haupt en el libro refiriéndose a los teóricos de la lingüística. Menciona, además, un reciente estudio de Erich Jarvis, neurocientífico de la Universidad de Duke, publicado en la revista científica Science, donde se cartografían los genomas de 48 especies diferentes de aves y que concluye que hay 50 genes solapados en humanos y aves que se corresponden con el aprendizaje vocal. “Nos acercamos a un nuevo cambio de paradigma en la naturaleza del discurso científico”, escribe, “guiados por uno de los pájaros más comunes y vilipendiados del mundo”.

-P: ¿No somos, pues, la única especie inteligente con un lenguaje sofisticado?

Absolutamente no. Debemos entender que hay múltiples inteligencias en la naturaleza y aprender a convivir éticamente con ellas.

-P: Usted menciona en su libro muchos estudios científicos, no todos específicamente sobre los animales. Por ejemplo, aborda también un elemento: cómo el canto de los pájaros tiene el mismo efecto físico en los humanos que la música. Me cuesta aceptarlo para las cotorras, que tienen un graznido tan desagradable.

Las cotorras también son inteligentes y tienen una gran capacidad de mimetismo, esto es, de aprender e imitar los sonidos de su entorno, igual que los estorninos. Lo mismo la voz humana que el soplido de una tetera. El asunto de la música es muy controvertido, porque hay científicos que son muy estrictos y no consideran que el canto de los pájaros sea música. Pero lo cierto es que el canto de los pájaros -que ojo, llamamos canto-, tiene los mismos elementos que la música. Y sí, provocan los mismos efectos en las personas: reducen el estrés, mejoran la concentración y el estado de ánimo, y ayudan a una mayor creatividad. En el libro menciono estudios científicos que llegan a estas conclusiones.

-P: El estornino de Mozart se acaba de publicar en España, pero ya en EE UU se publicó en 2017. ¿Ha conocido algún dato más después sobre la relación entre Mozart y su estornino?

No, pero sí he conocido muchísimas historias de personas que conviven en sus hogares con estorninos. Muchos me escriben para enviarme sus fotos o contarme cómo son de especiales y únicos sus estorninos. Es un placer descubrir que hay tantas personas que aman a los estorninos. También es interesante el contraste de percepción que hay entre Europa y Estados Unidos, donde son una de las especies más odiadas y cuando he viajado a Europa la gente se sorprende de que sea así.