LA VIDA CONTIGO

La apariencia de los personajes de videojuegos influye en la insatisfacción de las niñas con su imagen

El color de los ojos y la piel acompleja a las menores de entre 5 y 9 años, según una investigación de la UPF y la UOC

Una pequeña juega a un videojuego.

Una pequeña juega a un videojuego. / Bermix Studio (Unsplash)

EPE

EPE

¿De qué forma incide ver la televisión o jugar a videojuegos en la satisfacción con el propio cuerpo? ¿Influye de alguna forma la apariencia de los personajes de series, películas y videojuegos en la percepción que tienen de la suya los niños y niñas de entre cinco y nueve años? La respuesta, según el estudio disponible en acceso abierto 'Satisfacción corporal y uso de pantallas en escolares españoles', realizado por investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), es que sí. Tras analizar las respuestas de los 792 estudiantes menores de diez años, los investigadores concluyen que hay una relación entre el consumo de televisión y videojuegos y la satisfacción con los propios rasgos faciales y el esquema corporal global. Una de las principales conclusiones del estudio es que la apariencia de los personajes de los videojuegos influye en la insatisfacción de las niñas con su imagen.

Concretamente, la investigación encontró correlaciones negativas en la satisfacción con el color de los ojos, la piel y el esquema corporal global de las niñas que juegan a videojuegos. Sin embargo, esa asociación no se dio ni entre los niños que juegan a videojuegos ni tampoco en los escolares consumidores de televisión, independientemente de su género.

Según los autores, hay varias posibles razones que explican los resultados. Por un lado, como afirma J. Roberto Sánchez-Reina, investigador del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la UPF, la presión corporal es mayormente femenina y no masculina, lo que hace que ellos se sientan más satisfechos con su cuerpo, aunque sea diferente al de los personajes que ven o con los que interactúan. "Tristemente, desde muy temprana edad las niñas son objeto de presión corporal por parte de sus pares (amigos y familia). Los medios de comunicación amplifican este efecto; naturalizan la normatividad corporal: la belleza es blanca, delgada y femenina", comenta el investigador.

Los pequeños se apropian de estereotipos

Así, tanto los niños como las niñas se apropian de estereotipos y, al igual que ocurre con otras expresiones, emplean las imágenes corporales que proporcionan los medios para relacionarse con el mundo. A pesar de que las representaciones empiezan a ser diversas, en su opinión existe todavía una normatividad corporal. Por eso, aunque los personajes femeninos comienzan a romper los estereotipos de género, "persiste en muchos de ellos el canon corporal. Sí, son protagonistas, audaces y empoderadas, pero muchas de ellas siguen dentro de la norma corporal. Mientras las representaciones, en cuanto a expresiones de nuestro lenguaje y cultura, simplifiquen la diversidad corporal, las aspiraciones de las niñas se inclinarán por estar dentro de esta norma corporal", indica Sánchez-Reina, también profesor colaborador del máster universitario de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC.

Además, como recuerda otra autora del estudio, Mireia Montaña Blasco, directora del máster universitario de Estrategia y Creatividad en Publicidad de la UOC e investigadora del Grupo de Investigación en Aprendizaje, Medios y Entretenimiento (GAME) de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, los medios se focalizan en la apariencia física de las mujeres en lugar de en sus habilidades o personalidades, algo que puede hacer que las niñas sientan que su valor depende únicamente de su aspecto físico y que deben cumplir con los estándares de belleza para ser aceptadas. Por otra parte, a menudo se retrata a las mujeres como seres perfectos y delgados, "lo que puede hacer que las niñas se sientan inseguras sobre sus propios cuerpos si no se ajustan a estos estándares. Sin embargo, los niños a menudo se ven retratados como fuertes y musculosos, lo que puede hacer que se sientan más seguros sobre sus propios cuerpos", comenta la profesora.

En cuanto a que la influencia entre los personajes que ven y la percepción de su propia imagen se da solo en el uso de los videojuegos y no al consumir televisión, la razón principal es que estos dos tipos de pantalla no requieren el mismo interés. "El grado de interés que requiere el videojuego es mucho más intenso que el que requiere el consumo de televisión. Con un videojuego tú estás interactuando, con lo cual el impacto de ese videojuego es mayor que el de la televisión", explica la investigadora Mònika Jiménez-Morales, directora del grado de Publicidad y Relaciones Públicas de la UPF. "Además, aunque la enorme influencia de la publicidad televisiva esté clara, a ciertas edades, como la de los niños de la muestra, se presta menos atención a cierto tipo de anuncios", añade.

Cómo corregir la influencia negativa de las pantallas

Para los investigadores, corregir el papel pernicioso que las pantallas pueden ejercer sobre la percepción de los menores de su propia imagen es clave para mejorar su autoestima. Según Mireia Montaña Blasco, la solución pasa por la educación mediática y la formación de competencias desde un enfoque integral que abarque diversos aspectos.

"Se debe promover una imagen corporal positiva. Es necesario que los menores aprendan a aceptarse y amar sus cuerpos tal y como son, en lugar de compararse con prototipos de belleza poco realistas. También es necesario visibilizar la diversidad corporal, fomentar la autoestima y luchar contra la presión social para cumplir con unos determinados ideales de belleza, al igual que es importante enseñarles competencias digitales, que aprendan a hacer un uso responsable y crítico de las redes sociales, sabiendo detectar la información engañosa", indica la investigadora, añadiendo que también hay que fomentar estilos de vida saludables, "educándolos en nutrición y explicándoles que es necesario realizar actividad física regular, que les ayudará a sentirse bien, tanto física como mentalmente".

No postergar la charla

Su opinión coincide con la de J. Roberto Sánchez-Reina, quien afirma que, aunque ha habido un gran avance en alfabetización mediática, la penetración de las redes sociales en la vida cotidiana "exige más que nunca educar sobre las pantallas y cómo vemos las imágenes. No obstante, para algunos adultos, tratar estos temas con los más pequeños no es necesario. Con frecuencia, se posterga en espera de la madurez cognitiva, y se minimizan las competencias de los menores porque se cree que no comprenden todo lo que ven y escuchan. Los adultos permanecemos ausentes (y confiados) mientras las pantallas inoculan sutilmente discursos y estereotipos que constriñen la diversidad corporal", advierte.

Otra aportación del estudio es que abre nuevas líneas de investigación, ya que, hasta la fecha, los estudios que relacionaban la posible influencia de las pantallas audiovisuales en la imagen corporal se centraban en la morfología corporal, sin tener en cuenta otras variables como el color de ojos, de pelo o de piel. Sin embargo, las conclusiones de esta investigación indican que hay una idealización del cuerpo más allá de la estricta morfología corporal.