Pederastia clerical

El Vaticano emplaza a indemnizar a las víctimas de abusos y agilizar los procesos de destitución

La Santa Sede admite que la inacción ante los abusos ha provocado "mayor sufrimiento" en las víctimas

Fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano

Fieles en la Plaza de San Pedro del Vaticano / EP

Irene Savio

Irene Savio

La inacción de los líderes de la Iglesia católica ante la pederastia clerical ha sido fuente de "enorme sufrimiento" para las víctimas y supervivientes de estos abusos. Esta es una de las conclusiones más duras de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, organismo creado en 2014 por el papa Francisco, en su primer informe global sobre cómo la institución está aplicando sus propias normas y leyes para abordar estos delitos. Un documento sorprendentemente inclemente en lo que respecta a los desafíos y tareas pendientes del clero católico.

Entre los problemas irresueltos está la lentitud, la falta de personal –sobre todo, especializado– e incluso los insuficientes recursos destinados a la lucha contra la pederastia clerical en algunas iglesias y departamentos vaticanos, reconoce el informe. Lo que se evidencia también en los casos de encubrimiento. Por ello, sugieren integrantes del organismo vaticano, una medida recomendable sería la de poner en marcha "procesos simplificados, cuando estén justificados, para la dimisión o destitución de un líder de la Iglesia".

No solo eso. También es necesario "mejorar los procesos canónicos de recepción y seguimiento de las denuncias, en favor de las víctimas y sus familiares". El motivo es que, en la actualidad, estos procedimientos "pueden ser difíciles, lentos e incluso fuente de continua victimización con su tendencia a centrarse sobre todo en las acusaciones y en los culpables más que en las necesidades de las víctimas". Con ello, es también clave que "se respete, simultáneamente, el derecho al acceso a la información, a la privacidad y a la protección de datos personales". 

Curia romana

En el documento, que ha analizado un total de 20 países y varias instituciones y congregaciones religiosas, incluso se critica a la curia romana, el gobierno central de la Iglesia católica. Es necesario, apunta el texto, "asegurar una gestión eficaz, oportuna y rigurosa de los casos de abuso sexual remitidos a la Santa Sede", y que se aclaren “las competencias” de cada dicasterio del Vaticano, ha considerado la Comisión, lamentándose también de las carencias del departamento vaticano encargado de procesar a los acusados. Porque, en el fondo, el principal asunto pendiente sigue siendo hallar “la verdad”.

La razón de las recomendaciones, sugiere el documento, es que los fallos en la gestión de los casos ha contribuido a alejar a los fieles de la Iglesia. "La Comisión ha observado una persistente preocupación respecto a la transparencia en los procedimientos y procesos judiciales de la curia romana", lo que, si no se corrige, "seguirá alimentando desconfianza entre los fieles". "Hay frustración entre las víctimas y sopervivientes debido a la gestión de sus casos por parte del sistema canónico", se lee en otra parte del documento, de 50 páginas.

Con ello, se señala asimismo la importancia de resarcir a las víctimas, lo que, según explica la comisión, no significa solo compensarles económicamente. "Las reparaciones económicas siguen siendo particularmente relevantes”, dice el documento, al añadir que también es importante "reconocer los errores" y pedir "perdón públicamente". 

Mucho por hacer

El intento del Vaticano, a través del informe, es mejorar sus propias prácticas, más aún cuando la institución se considera todavía en un proceso de transición, ha reiterado al respecto el cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la comisión, durante la presentación del estudio en El Vaticano. "El informe acompaña esta transición en curso, reconociendo que aún queda mucho por hacer", ha reconocido O’Malley. 

En la misma línea, la jurista holandesa Maud de Boer-Buquicchio, relatora especial de la ONU sobre la explotación sexual de niños y principal relatora del informe, también ha destacado que el estudio "está lejos de ser perfecto, pero tiene una metodología sólida que se desarrollará con el tiempo hasta volverse cada vez más completa". "Luego, en los próximos años también desarrollaremos nuestro alcance para incluir de manera más integral a los fieles religiosos y laicos", ha precisado.

Sin cifras

Aunque también en este punto Boer-Buquicchio ha señalado otro problema. "Gran parte de la Iglesia sigue careciendo de prácticas o capacidades sólidas de recopilación de datos", ha explicado. Sin embargo, "los datos son clave para nuestra capacidad de promover la rendición de cuentas", ha observado. De momento, esto no ocurre, tanto que en el informe no hay información de tasas ni otros números que ayuden a entender mejor el actual estado de la respuesta de la Iglesia. 

En este sentido, la promesa de la comisión, integrada también por víctimas, es que esta información sea parte de la próxima radiografía que se publicará el año que viene, y en los siguientes informes. Todo ello al menos hasta que la comisión no dé por acabada su tarea, lo que ocurrirá cuando el organismo haya analizado el conjunto de la Iglesia católica en todos los países en los que tiene presencia (a un ritmo de entre 15 y 20 iglesias locales al año).