AYUDA HUMANITARIA
Nueve meses sin casi fruta, verdura o medicinas en Gaza: 13 ONG cargan contra el cerrojazo de Israel
Save The Children, Oxfam, Médicos sin Fronteras o Médicos del Mundo, entre otras, denuncian la carrera de obstáculos que es llevar alimentos
Los niños pequeños deben comer dos o tres piezas de fruta al día y dos o tres porciones de verdura para estar sanos. Su alimentación debe incluir también lácteos y carne o pescado. En Gaza hay algo más de un millón de menores. Desde hace nueve meses, ninguno tiene acceso sostenido a una alimentación sana. La mayoría pasa hambre. Algunos mueren de inanición. Otros están en máximo riesgo de desnutrición.
Tras los ataques de Hamás del 7 de octubre, el Ejército israelí cortó primero y limitó después el flujo de alimentos, medicinas y otros productos básicos hacia la Franja. Han sido nueve meses de auténtica debacle humanitaria, según describen los enviados de ONG que han estado allí. A los bombardeos constantes y los desplazamientos se le suman la destrucción de infraestructuras básicas como carreteras, almacenes u hospitales.
Israel permite la entrada de camiones de ayuda humanitaria. Esto lo constatan las propias organizaciones internacionales. Pero a ritmo de cuentagotas y con alto coste en tiempo y vidas. El gobierno ultranacionalista de Benjamín Netanyahu pone tantas trabas, limita tanto lo que puede entrar y lo que no, exacerba tanto los controles y ataca con tanta frecuencia a los que deben distribuir la ayuda que lo que llega es insuficiente y, sobre todo, no llega a todos lados.
“La realidad sobre el terreno es que los materiales llegan con muchísima dificultad, incluso lo más básico: las tiendas donde vivir, el alimento o los suministros médicos”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Ruth Díez, vocal de programas internacionales de Médicos del Mundo España. “Faltan anestésicos, antibióticos, insulina… La situación de inseguridad alimentaria está en los niveles más altos, y esto se ve reflejado sobre todo en menores de cinco años”.
Cinco semanas para un trayecto de seis horas hacia Gaza
Un caso concreto: La organización Oxfam organizó recientemente una misión para hacer llegar 1.600 palés de comida a la Franja. Como Israel atacó Rafah, en el sur, donde se encuentra el paso terrestre con Egipto, y lo cerró por completo, decidieron intentarlo por el norte, a través del llamado paso de Erez Occidental. La idea era llevarlos desde Jordania por territorio controlado por Israel hasta ese paso y, una vez dentro, distribuir la ayuda entre la hambrienta población. La distancia por carretera entre el paso de Jordania y el de Erez en Gaza es de seis horas. En condiciones normales serían tres días de trayecto, incluyendo los controles israelíes. Sin embargo, los trabajadores humanitarios tardaron cinco semanas, 35 días. El calor echó a perder parte de la entrega. ¿Qué ocurrió?
Según esa organización, y otras 12 ONG, Israel pone toda serie de obstáculos al flujo de ayuda. Se producen ataques de colonos radicales que se niegan a que se alimente a la población civil, sitiada militarmente. El Ejército lleva a cabo controles excesivos y obliga a descargar y volver a cargar los camiones cada dos por tres. Se bombardean zonas presuntamente demarcadas como seguras para los civiles, donde se intenta repartir esa ayuda. Hay exigencia de informar de cada uno de los movimientos de los trabajadores humanitarios…
Las 13 organizaciones denunciantes tienen todas un largo historial y una acreditada reputación en trabajos humanitarios internacionales. Están Save The Children (con sede en Reino Unido, fundada en 1919), Médicos sin Fronteras (Suiza, 1971), Acción contra el Hambre (Francia, 1979), Médicos del Mundo (Francia, 1980), el Consejo de Refugiados Noruego y Ayuda Eclesial Noruega, etc.
Su versión de lo que ocurre sobre el terreno contrasta con la israelí, que publica cada cierto tiempo un informe sobre tareas humanitarias. En él asegura que solo el 1% de los camiones con ayuda son rechazados.
Naciones Unidas afirma que, de las 115 misiones humanitarias planeadas en el norte de Gaza en junio, solo 53, menos de la mitad, han sido permitidas por las autoridades israelíes.
Hay bebidas carbonatadas, pero escasea la fruta o verdura en Gaza
Los gazatíes no pueden sembrar, cosechar ni pescar desde hace meses. Según un informe de Human Rights Watch, el Ejército israelí usa el hambre como arma de guerra. Parte de los terrenos de cultivo han sido intencionadamente destrozados. Los gazatíes tampoco pueden salir a pescar en el Mediterráno que baña la Franja, a riesgo de ser bombardeados por los aviones de combate o los barcos de guerra israelíes. En esta situación, ¿qué se puede comer? En esencia, solo lo que se introduce en camiones.
Ya antes del 7 de octubre (cuando Hamás perpetró contra Israel el peor ataque de su historia, con cerca de 1.200 fallecidos), en Gaza solo entraba lo que permitiera Israel o lo que llegara de contrabando a través de los túneles, controlados por la milicia islamista. Los 2,2 millones de habitantes de Gaza (un cuarto más que la población de Barcelona) recibían unos 500 camiones diarios de víveres, medicinas y otras materias. Unos 10.000 al mes. Y así vivían.
En estos nueve meses de guerra, incluso con las disputadas cifras del COGAT (organismo de gobierno de las zonas ocupadas) han pasado solo 39.579, menos de la mitad de los necesarios en condiciones normales. Pero es que la situación ahora es de emergencia y destrucción total, y las necesidades aumentan.
“Priorizan los productos comerciales frente a los suministros humanitarios”, se lee en el informe Foto humanitaria de Gaza del 15 de julio, realizado por esas ONG citadas. “Los compañeros sobre el terreno afirman que los productos más asequibles en Gaza son ahora mismo las bebidas carbonatadas o los dulces, pero las frutas o los vegetales son difíciles de encontrar. Y el acceso a una dieta nutritiva es especialmente vital para niños, mujeres embarazadas y lactantes, y su falta tiene implicaciones a largo plazo en el desarrollo infantil”.
Sin anestesia o antibióticos en Gaza
Mantener unos mínimos de salud es también tarea imposible, en parte por la destrucción de los hospitales y en parte por la falta de suministros. No hay, por ejemplo, anestésicos ni medicinas básicas, y eso en un entorno en el que las amputaciones de miembros reventados en los bombardeos son constantes. Diez niños pierden cada día una o varias extremidades en los bombardeos del ejército israelí, según Save The Children.
Uno de los golpes más duros para la distribución de ayuda humanitaria ha sido el cierre del acceso sur, el de Kerem Shalom/Abu Salem. “Aunque las autoridades israelíes dicen que está abierto, en la práctica solo ha entrado un pequeño porcentaje de ayuda por ese paso”, dice el informe.
Palés retenidos fuera de Gaza
Israel lanzó una ofensiva contra la zona de Rafah, desoyendo la orden en contra del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. Ahora es casi imposible llegar a la llamada “zona humanitaria” en el sur. “Los ataques israelíes contra la policía civil de Gaza han provocado el colapso del orden público” y el “aumento del pillaje”. “Cuando se lleva a la gente al límite extremo, hacen lo que sea por la supervivencia de sus familias”, se lee en el informe.
Todas las ONG reportan problemas concretos. “10 palés de material médico esencial, bloqueados en Al Arish”, dice Save The Children. “Camiones con material para bebés y de higiene siguen bloqueados”, afirma CARE. “Hay 50 camiones con kits de camas que no se han podido entregar desde principios de mayo”, alega Premiere Urgence Internacional… La lista de ejemplos de incidentes es larga.
El Ejército israelí pide a los trabajadores humanitarios que notifiquen cada movimiento incluso dentro de las pequeñas zonas designadas como seguras, “que en todo caso nunca son seguras, como demuestra el ataque del 13 de julio en Al Mawasi, en el que se informan de al menos 90 muertos y 300 heridos”, dicen las ONG.
Porque el problema final, más rotundo, alegan, son los ataques contra las infraestructuras y los trabajadores que deben distribuir la ayuda: 274 trabajadores humanitarios y 500 médicos muertos en los bombardeos israelíes desde el comienzo del conflicto.
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