Conflicto en Kosovo

Serbia y Kosovo, en el laberinto ucraniano

Tras un nuevo tenso giro de retóricas belicistas de los dirigentes de Serbia y Kosovo, cada vez más voces consideran que la escalada corre el riesgo de ser permanente

La OTAN reforzará su presencia en Kosovo tras los disturbios en el norte.

La OTAN reforzará su presencia en Kosovo tras los disturbios en el norte. / EFE

Irene Savio

Irene Savio

Los violentos disturbios en el norte de Kosovo, cuyo balance este martes sumaba más de 50 civiles y 30 militares de la OTAN heridos, no han dejado un panorama claro para la región. Tras un nuevo tenso giro de retóricas belicistas de los dirigentes de Serbia y Kosovo, cada vez más voces consideran que la escalada corre el riesgo de ser permanente. Y esto justo cuando la OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) buscan apagar todo fuego con rapidez a causa del conflicto en Ucrania.

Albin Kurti y Aleksandar Vučić, respectivamente primer ministro kosovar y presidente serbio, tenían este miércoles la oportunidad de apaciguar los ánimos. La UE había puesto sobre la mesa la posibilidad de una reunión entre ambos en Bratislava para que abordasen sus diferencias y volviesen a centrarse en el plan europeo de normalización de las relaciones que se discute desde el año pasado. Pero la reunión no se llevará a cabo. "Su viaje (de Vučića Bratislava ha sido cancelado por la situación y la reunión ni se planteó", informó una portavoz del Gobierno serbio a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica. 

La realidad es que, en la crisis de Kosovo, territorio anteriormente vinculado a Serbia (y cuya independencia no es reconocida por Belgrado), se sobreponen hoy múltiples crisis y fallos geoestrátegicos de viejo y nuevo cuño. Algunos tienen un carácter global; otros, regional. Por ejemplo, el pulso entre los dos líderes nacionalistas, Vučić y Kurti, cuya determinación les ha llevado recientemente a intervenir en el norte de Kosovo casi sin consultar a sus aliados. Pero, junto a ello, también está el nerviosismo del líder serbio, que está sufriendo continuadas protestas en su contra en su propio país. Un momento de fragilidad que Kurti no desaprovechó para intentar imponer por la fuerza los alcaldes albaneses elegidos en unos controvertidos comicios y que los serbokosovares rechazan (solo votó el 3%), lo que fue el detonante de los disturbios y de la condena occidental de su iniciativa. 

Movimientos tectónicos

El exministro de Asuntos Exteriores de Kosovo Petrit Selimi lo considera el resultado de los "movimientos tectónicos" que está suponiendo la guerra de Ucrania. "La prioridad hoy de Occidente es que los Balcanes se mantengan estables hasta que la amenaza existencial esté en Ucrania", afirma Selimi. Los reiterados mensajes, de tono muy duro, enviados por EEUU, Francia, Italia, Alemania y el Reino Unido, y la UE, un grupo de países que en el pasado ha apoyado ampliamente a Kosovo, van en esta dirección. Tanto que llegaron a avisar de que toda "nueva acción unilateral" tendrá un "impacto negativo" en la relación con ellos.

Recientes documentos filtrados del Pentágono estadounidense, así como diversas fuentes independientes, también han puesto en evidencia que el elemento subyacente es la guerra ruso-ucraniana. "Revelaron que Serbia, un país en el que la sociedad es aún mayoritariamente prorrusa, ha empezado a vender armas y municiones a Ucrania", argumenta Selimi, al insistir que eso, sin embargo, coincide con la posición ambigua que Belgrado mantiene con respecto a Rusia.

Efectivos adicionales

Asunto aparte es el día a día en el terreno, que sufre la comunidad serbia que vive en el norte de Kosovo. Allí la sensación de gran parte la población es una vez más de ser víctimas de los juegos entre Belgrado, Pristina y la comunidad internacional. "¿Si de verdad (EEUU y la UE) quieren resolver este conflicto, por qué no les castigan quitándoles fondos y ayuda cuando incumplen los acuerdos o se niegan a negociar?", se queja Miograd Milicević, analista del centro Aktiv, con sede en Mitrovica. Más aún, Milicević también señala su malestar por la actitud de Lista Srpska, partido político serbokosovar (cercano a Belgrado) que según él podía detener las violencias y no lo hizo. "Sé sus nombres y apellidos", explica. 

En este incendiario clima, la OTAN se ha decantado por una muestra de fuerza. Tras anunciar el lunes un incremento de su presencia en las calles de varias localidades del norte, este martes la organización comunicó que va a desplegar efectivos adicionales de las Fuerzas de Reserva Operativa (ORF), a causa de los recientes disturbios. Estos militares, añadió la OTAN, serán unos 700 y pueden estar en el terreno en menos de siete días. "Es una medida prudente para garantizar que la KFOR (la misión en Kosovo) tenga las capacidades que necesita", explicó la organización. Por su parte, EEUU ha decidido castigar a Kosovo cancelando su participación en la ejercitación militar Defender 23.