BRUSELAS

Borrell lanza el debate sobre cómo recalibrar la relación de la UE con China

El jefe de la diplomacia europea plantea a los Veintisiete un enfoque “realista” y “pragmático”, reduciendo la dependencia pero sin cortar los vínculos con Pekín

Advierte de que la UE no debe dejarse llevar por las tensiones entre Pekín y Washington aunque admite que las tensiones por Taiwán pueden aumentar

Josep Borrell.

Josep Borrell. / EFE

Silvia Martinez

Hace justo tres semanas, a raíz de un debate en el

Parlamento Europeo

 sobre el viaje del presidente francés 

Emmanuel Macron

 a

China

, el alto representante para la política exterior de la

UE

Josep Borrell, instaba a los Veintisiete a actuar como un “coro bien afinado” y recalibrar la estrategia para el país asiático para adaptarla al “comportamiento” de Pekín. Los ministros de exteriores de la UE se pondrán manos a la obra este mismo viernes y lo harán a partir de un documento de trabajo preparado por el jefe de la diplomacia europea en el que reivindica “firmeza” y “unidad” a los Veintisiete y un enfoque “realista”, “pragmático” y “constante” que lleve una reducción de riesgos y a una menor dependencia del gigante asiático, pero “sin obstaculizar” los intercambios comerciales ni la cooperación en ámbitos como la reforma de la OMC, la seguridad alimentaria, el

cambio climático

o la sanidad.

“Europa debe seguir comprometiéndose con China, reforzando al mismo tiempo la resistencia interna y la reducción de riesgos externos, para garantizar unas bases sólidas para nuestro futuro”, recoge el documento de siete páginas al que ha tenido acceso El Periódico, del grupo Prensa Ibérica, y que reclama “unidad y solidaridad” como elementos “primordiales” para que la UE actúe desde una posición de fuerza. “Los intereses nacionales a corto plazo no deben socavar esa unidad y cohesión”, añade. 

“Si queremos construir una nueva estabilidad en nuestras complejas relaciones, la UE y sus Estados miembros deben mantenerse firmes pero no enfrentados. Debemos tener clara la naturaleza de esta relación. La rivalidad sistémica puede aparecer (…) pero esto no debe disuadir a la UE de mantener abiertos los canales de comunicación y buscar una cooperación constructiva con China”, explica calificando de “esencial” la coordinación con Estados Unidos aunque sin “suscribir la idea de un juego de suma cero” en el que “sólo puede haber un ganador en un enfrentamiento entre 

Estados Unidos

y China”, avisa Borrell. 

“Cuanto más garanticemos una competencia leal y basada en normas, mayor será nuestra garantía de una competencia sana y sin enfrentamientos. La UE debe movilizar a socios afines, así como a los países candidatos y a los candidatos potenciales”, recomienda Borrell que apuesta por implicar también a socios de todo el mundo ofreciéndoles alternativas a China “atractivas” por medio de la iniciativa Global Gateway, acuerdos de libre comercio y asociaciones sectoriales.

Nuevo orden mundial

Bajo el título “gestionar eficazmente las relaciones UE-China: Compromiso sobre intereses y valores; reducción de riesgos y dependencias”, el diagnóstico parte de la base de que Pekín quiere construir un nuevo orden mundial para mediados de siglo XXI, con China en el centro y al mismo nivel que Estados Unidos. Un orden con “un mayor control interno, más dirección del partido-estado en la economía y una proyección de poder más asertiva combinada con ambiciones de liderazgo mundial” aunque “a la luz de una desaceleración significativa de sus perspectivas de crecimiento y de su demografía, es probable que China se enfrente a retos económicos y políticos sin precedentes a nivel interno, combinados con una importante presión externa” lo que creará “incertidumbres sobre el futuro comportamiento interno e internacional de China”, sostiene la aportación al debate estratégico que mantendrán en Estocolmo.

El análisis constata que la influencia económica, política, financiera y militar de China no ha dejado de crecer, particularmente desde 2013 por medio de inversiones estratégicas. “China no ha dejado de construir su propia red de ‘países afines’ y de demostrar su capacidad para ejercer su influencia en la escena internacional (desplazando a Estados Unidos), por ejemplo, negociando un acuerdo diplomático sobre la normalización de las relaciones entre Arabia Saudí e Irán en marzo de 2023”. 

Guerra de Ucrania

También ha reforzado sus lazos con Rusia y el documento chino sobre la crisis de Ucrania “confirma su postura firmemente prorrusa”, advierte Borrell reiterando que la mejor forma de Pekín de contribuir a un acuerdo político justo es que China y Ucrania hablen directamente, como hicieron hace unos días

Xi Jinping

Volodimir Zelenski

 por primera vez. “La UE debe mantener un mensaje claro sobre el grave impacto negativo en las relaciones UE-China en caso de que China eluda las sanciones y preste apoyo al esfuerzo bélico ruso”, avisa Borrell. “La relación entre China y la Unión Europea se verá gravemente afectada si China no presiona a Rusia para que se retire de Ucrania”, añade sin olvidarse tampoco de Taiwán y la necesidad de prepararse para escenarios en los que aumenten las tensiones. “La UE está comprometida con su política de ‘una sola China’, pero también es firme en que cualquier cambio unilateral del statu quo y el uso de la fuerza podría tener enormes consecuencias económicas, políticas y de seguridad a escala mundial”, subraya el documento.

Económica y comercialmente la situación entre China y la UE tampoco es fácil debido a una relación “profundamente desequilibrada” que corre el riesgo de desequilibrarse todavía más. “Las principales políticas económicas chinas tienen como objetivo la sustitución de las importaciones de alta tecnología, especialmente en los sectores de alta tecnología identificados en ‘Made In China 2025’. El déficit bilateral de la UE aumentó un 58% y equivale al 2,3% del PIB de la UE” mientras que “China exporta casi tres veces más a la UE (de 1.700 millones de euros al día) que la UE a China (600 millones)”, alerta Borrell que recomienda no subestimar la importancia del mercado europeo para China pero tampoco la fuerte dependencia europea en productos clave para la transición ecológica y digital como materias primas críticas, imanes, paneles solares o turbinas eólicas. 

“Los flujos de la UE a China se han estancado recientemente en un nivel cercano a la media de los últimos cuatro años (8.100 millones), y las inversiones chinas en la UE disminuyeron a 5.700 millones de euros en 2022, el punto más bajo desde 2013”, explica el análisis que achaca esta evolución a las políticas industriales y comerciales del Estado chino que “han seguido obstaculizando” el acceso de las empresas europea al país con la imposición de aranceles y subvenciones selectivos, apertura y cierre selectivo de sectores, transferencia de tecnología, problemas relacionados con el robo de propiedad intelectual, apoyo masivo a las empresas estatales y políticas de contratación discriminatorias. “Restablecer una competencia sana con China implica una mejor protección contra las viejas y nuevas formas de distorsión, robo de propiedad intelectual y transferencias forzosas de datos. La cooperación bilateral en cuestiones digitales debe basarse en el mismo planteamiento: desactivar las tensiones mediante el intercambio abierto y la defensa firme de nuestros valores.