Comicios en el país anatolio

Turquía vira hacia la derecha ante unas elecciones clave para el futuro de Erdogan

La retórica de la extrema derecha, sobre todo en materia de migraciones y refugiados, penetra casi todas las formaciones políticas turcas, incluso las de centroizquierda

El presidente turco, Recepp Tayyip Erdogan, en el Parlamento.

El presidente turco, Recepp Tayyip Erdogan, en el Parlamento. / EFE

Adrià Rocha Cutiller

Por todas las cunetas y rotondas de 

Estambul

, un cartel prima por encima del resto. En él, la cara de un hombre afable con gafas de metal, pelo imperceptible y bigote reglamentario. De su boca, entrecomillada, sale una frase: “Os lo prometo: en dos años deportaré a todos los sirios”. Él es el principal candidato de la oposición turca a las elecciones presidenciales del próximo 14 de mayo, el centroizquierdista Kemal Kiliçdaroglu. “He sido muy claro con este tema desde el principio. 

Turquía, primero”, dijo Kiliçdaroglu. 

Turquía se acerca esta primavera hacia un momento clave en su historia. Por primera vez en los 20 años de gobierno del todopoderoso líder turco

 Recep Tayyip Erdogan

 —ahora presidente, antes primer ministro— tiene serias probabilidades de perder el poder. Así lo afirman la gran mayoría de los sondeos, que le dan una ventaja a Kiliçdaroglu de hasta 10 puntos por encima de Erdogan. 

La batalla no será solo cosa de dos, sino de cuatro. De todos ellos, solo Kiliçdaroglu representa a una coalición y partido que no es abiertamente derechista. Hay un pero, no obstante: dentro de la coalición del hombre que se quiere mostrar afable hay varios partidos de marcada tendencia derechista. Turquía vira hacia la derecha. La tendencia viene de hace décadas.

“Turquía siempre ha sido un país en el que el centro político ha estado claramente situado en la derecha. Y con la llegada del AKP [el partido de Erdogan] al poder en 2002, esto se aceleró mucho más. A partir de 2010, el gobierno de Erdogan se convirtió en más reaccionario, con un giro hacia posiciones mucho más islamistas y nacionalistas, lo que llevó el centro mucho más hacia la derecha”, explica el politólogo y profesor de la Universidad de Sabanci, Berk Esen.

Y esto se ha notado en la política migratoria y de refugiados turca. En 2014 y 2015, cuando los sirios empezaron a huir de su país en masa, Turquía abrió sus puertas. Con el tiempo, el país anatolio se convirtió en el país del mundo con una mayor población refugiada. Los problemas entre comunidades fueron, durante años, casi inexistentes —hasta que una crisis inflacionaria empezó a golpear a Turquía. 

Ahora, una inmensa mayoría de los turcos quiere a los refugiados fuera. “Si esta situación se hubiese vivido en Europa, veríamos respuestas sociales similares. No se puede esperar que Turquía se convierta en un campo de refugiados enorme de gente que quiere ir a Europa. No se puede esperar que Turquía, con tantos problemas como tiene, acepte algo así sin que surjan dificultades. No es una expectativa realista”, dice Esen. 

Racismo e ideología

Pese a todo, según los expertos, existen muchas diferencias entre los movimientos antirrefugiados que emanan de Europa con los de Turquía. “Creo que la ultraderecha europea no está en contra de los refugiados en sí, sino que está en contra de los refugiados musulmanes. De los musulmanes en general. Son ‘civilizacionistas’, y esto lo hemos podido ver con los refugiados ucranianos que han llegado a Europa”, explica el experto Selim Koru, miembro del 'think tank' turco TEPAV, que continúa:

“En Turquía esto no es así. El votante de Erdogan entiende que los refugiados que llegan son de Siria, de Asia central, y que, como musulmanes conservadores, comparten una visión social. La oposición, sin embargo, les rechaza, pero porque critican el acuerdo que realizó con la

UE

, que ha hecho que millones de refugiados se queden en Turquía. Son 'antiinmigración', sí, pero desde una perspectiva muy distinta a la europea”.

Según Koru, de hecho, Turquía no vira hacia la derecha, sino que otro cambio —mucho más lento, más profundo— está ocurriendo dentro de la sociedad turca; y este va en la dirección contraria. 

“Parte de la percepción de que el centro político turco está a la derecha radica en la idea de que Erdogan, al haberse aliado con la ultraderecha durante los últimos años, ha empujado todo el tablero político hacia allí. La raíz de esta idea está en los 2000, cuando Erdogan y su partido, el AKP buscaban representar un centro-derecha amplio. Pero esto ya no es así, como tampoco lo había sido antes de los 2000. El AKP es un partido de extrema derecha, y el gobierno de Erdogan es un gobierno de extrema derecha”, considera Koru, según el experto, esto ha creado un movimiento de reacción social. 

Algo parecido ocurrió en España durante y después de la transición, cuando la cerrazón del nacional-catolicismo franquista dejó paso a un movimiento de liberación social y religiosa que aún vive.

Turquía, según Koru, está al inicio de un proceso similar: “Turquía se está volviendo cada vez más laica e irreverente, y la población es cada vez más crítica con la autoridad y el sacralismo, ya sea político o religioso. Si se pasa tiempo en las grandes ciudades se puede ver que Erdogan ha perdido la guerra cultural. Hace 20 años [cuando Erdogan llegó al poder], la moral y la religión eran equivalentes. Ahora ya no es así: la religión ha perdido su poder de influencia en la sociedad”.