ULTRADERECHA

Bolsonaro vuelve a Brasil para retornar en 2026 a la presidencia

El exmandatario enfrenta varias causas judiciales, entre ellas la relacionada con el intento de golpe de Estado el 8E

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro.

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro.

Abel Gilbert

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro tiene previsto aterrizar el jueves en Brasilia después de tres meses de ausencia en Estados Unidos. El excapitán retirado aseguró que sus días en el estado de Florida le permitieron "curar las heridas". Por eso ha vuelto con el propósito de reorganizar a la ultraderecha y ponerse a la cabeza de una política de sistemática erosión de Luiz Inacio Lula da Silva.

En las horas previas a su aterrizaje, Bolsonaro atiborró su cuenta en twitter con números relacionados con su gestión, de dudosa procedencia, y siempre ventajosos a los de Lula. "¡¡¡El (des)gobierno de Brasil es un chiste!!!", dijo, por su parte, su hijo, el senador Flavio Bolsonaro.

Su padre se proponía realizar un mitin rodante en un camión que lo lleve del aeropuerto a su nuevo condominioSolar de Brasilia, en Lago Sul, una zona privilegiada del distrito federal. El Partido Liberal, que después del intento de golpe de Estado del 8E intentó tomar distancia del bolsonarismo más radical, intenta hacer las paces con su candidato. Por eso decidió recibirlo con los brazos abiertos.

La sombra del 8E

En virtud de las horas de violencia que conmovieron a Brasil el 8E, la Secretaría de Seguridad del Distrito Federal estableció un esquema reforzado de seguridad. "Es evidente que la llegada del expresidente atraerá el interés de la gente. Estamos aconsejando evitar aglomeraciones en el lugar para que no impacte en la rutina", pidió el superintendente de la Policía Federal en Brasilia, Cezar Luiz Busto.

La vuelta de Bolsonaro obligó también a reforzar la seguridad del Palacio de Planalto, la sede de Gobierno, así como los edificios del Congreso y el Tribunal Supremo, los otros objetivos de la ultraderecha hace casi tres meses, cuando intentaron interrumpir el mandato de Lula. Bolsonaro ha planeado con tiempo su regreso. El principal objetivo es desgastar a Lula de cara a las elecciones de 2026. Su mujer, la exprimera dama Michelle Bolsonaro, ha aterrizado en Brasil con antelación y rearmar el mapa conservador en su nombre.

Causas judiciales pendientes

Nada será sencillo para el excapitán del Ejército, quien enfrenta al menos cinco investigaciones en el Tribunal Supremo, susceptibles de penas de prisión o la prohibición de ejercer cargos electos. Cuatro de las causas habían sido durante su mandato. La última lo involucra como presunto instigador del asalto a la sede de los tres poderes, el 8E.

El ministro de Asuntos Institucionales de Brasil, Alexadre Padilha, señaló la víspera que Bolsonaro, a quien definió como "un presidente que huyó", tendrá que dar también "explicaciones" sobre las joyas y el resto de regalos que recibió de la monarquía de Arabia Saudita. “Varias cuestiones de su Gobierno que están siendo destapadas”, señaló Padilha.

"Sugiero que, al descender el jueves en Brasilia y sortear la aduana, Bolsonaro sea colgado de los pies hasta que se aseguren de que no se le caen de los bolsillos gemelos de oro y Rolex de diamantes. Lo sé, Bolsonaro no llega de Arabia Saudí, cuyo dictador, el príncipe Mohammed bin Salman, le ha colmado de regalos millonarios como prueba de afecto personal y, tal vez, gratitud por los servicios prestados. Viene de pasar tres meses en el redil de Orlando, Florida", ironizó el escritor Ruy Castro en una columna publicada en Folha de San Pablo.

"Para alguien que siempre ha hecho profesión de fe religiosa y pobreza, Bolsonaro se ha mostrado extremadamente flexible. Aceptó dichos regalos de manos o a instancias de un dictador acusado, entre otras cosas, de ordenar en 2018 la muerte del periodista saudí Jamal Khashoggi, descuartizado vivo con una sierra quirúrgica en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, Turquía, y luego disuelto en ácido en el jardín", añadió el opinador.

El exmandatario ya no tiene el blindaje frente a los tribunales. Durante su Gobierno, había sido acusado por su exministro de Justicia Sergio Moro de interferir en la policía para proteger a familiares sospechosos de corrupción. También se le investiga por difundir desinformación sobre el sistema electoral de urnas electrónicas, a las que atribuyó su derrota electoral frente a Lula. Las otras dos causas están vinculadas con la difusión de informaciones confidenciales de una investigación policial por un ataque cibernético al Tribunal Supremo Electoral, y por declaraciones sobre la pandemia de covid, cuando asoció la vacuna con un supuesto riesgo de contraer VIH.