CRECIENTE INFLUENCIA

El movimiento evangélico al que ahora se acerca el PP, un poderoso actor en América Latina

Las iglesias pentecostales suelen tener mayor proximidad con los partidos de derecha pero también llegan a acuerdos con gobiernos progresistas

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante un acto de campaña con evangélicos durante la pasada campaña electoral, en octubre de 2022.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, durante un acto de campaña con evangélicos durante la pasada campaña electoral, en octubre de 2022. / EFE

Abel Gilbert

Acaba de estrenarse en Netflix la segunda temporada de El Reino, la serie de Marcelo Piñeyro y Claudia Piñeiro que ubica la lucha entre el bien y el mal absolutos en una Argentina imaginaria pero que, se sugiere, podría ser cualquier país de América Latina donde un pastor evangelista, encarnado por Diego Peretti, llega a la presidencia con un programa político de derechas. "El evangelismo asociado a la política es un peligro creciente", dice una de sus actrices, Nancy Dupláa, pero esa inquietud ya ha sido señalada por las ciencias sociales. La ficción especulativa se roza con la creciente atención que provoca el aumento en la región del peso de las iglesias pentecostales a las que ahora se acerca el Partido Popular en España, como se pudo ver el pasado sábado en un acto de precampaña con Alberto Núñez Feijóo, Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Las parábolas bíblicas de los predicadores, con sus temidas figuras demoníacas y el llamado al puritanismo de todo orden, han dejado hace tiempo de tener audiencias marginales.

Medio siglo atrás, la feligresía evangélica representaba al 3% de la población latinoamericana. Esa cifra se ha multiplicado al menos por siete en la actualidad, con algunos casos aun más excepcionales. En Guatemala, Honduras y Nicaragua la proporción es del 40%. En Brasil perfora el 30%, con el añadido que algunas de sus iglesias tienen un poder político considerable, como lo demostraron durante la era de Jair Bolsonaro y en la actualidad, ante un Gobierno de signo contrario, el de Luiz Inácio Lula da Silva. Para ganar las elecciones, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) tuvo que cortejar a sus pastores y buscar formas de forzada convivencia, además de negar que tuviera intenciones de incendiar templos y pactar con el demonio.

La socióloga chilena Marta Lagos, la directora del Latinobarómetro, ha llamado la atención sobre la ascendencia de los pastores que salieron a buscar a los hombres y mujeres desencantados con la iglesia católica apostólica romana. "Hay una influencia tremenda, sobre todo en la gente más pobre". Los candidatos de todos los partidos han tomado nota de estos cambios culturales y también han salido por su parte a buscar esos votos.

De Fujimori a Bolsonaro

La inclinación natural de las iglesias pentecostales es la de aliarse con sectores conservadores. El ascenso de Alberto Fujimori en Perú, en los años 90, fue silenciosamente acompañado por sectores evangélicos. Si por entonces esos respaldos se expresaban con discreción, a estas alturas los pastores ya no ocultan su deseo de intervenir en las políticas públicas ni en los gobiernos. Bolsonaro tuvo su propia "bancada evangélica". Lo mismo sucedió en Guatemala con el actor y presidente Jimmy Morales y su sucesor, Alejandro GiammatteiEl alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, pelea por alcanzar la presidencia en las elecciones de octubre, en nombre de la derecha. De cara a las primarias de ese espacio en agosto ha sumado a su equipo Cynthia Hotton, una feroz antiabortista y portavoz de pastores de verbo recalcitrante.

Pero no es solo el espectro conservador que sale al encuentro de estas iglesias. La llegada a la presidencia mexicana de Andrés Manuel López Obrador está en un punto asociada con la decisión de respaldarlo del evangélico Partido Encuentro Social. El hijo de Nicolás Maduro, el diputado Nicolás Maduro Guerra, es el principal articulador de las relaciones entre el Gobierno venezolano y los evangélicos, entre quienes el Palacio de Miraflores reparte panes y peces. Pedro Castillo llegó a la presidencia peruana acompañado de los evangelistas del Frente Popular Agrícola (FREPAP), el brazo político de una organización religiosa fundada por el Ezequiel Ataucusi Gamonal, el autoconsiderado profeta de la Misión Israelita del Pacto Universal. Gustavo Petro logró por su parte que el pastor Alfredo Saade se integrara al Pacto Histórico, la coalición de izquierdas que por primera vez llegó a la presidencia en Colombia, el año pasado.

Una agenda intransigente

Los apoyos de los evangelistas suponen siempre algún tipo de intercambio: para esos sectores hay aspectos innegociables como las políticas "provida" y "profamilia". Hasta el propio Lula tuvo que manifestarse en plena campaña electoral contra el aborto. Los pastores pueden tener o no representación partidaria. Lo cierto es que se han convertido en interlocutores insoslayables de las autoridades y muchas veces dejan su marca en las políticas públicas.

La serie El Reino es objeto de críticas sarcásticas. Sin embargo, al calor de la constante erosión de la confianza en la democracia como sistema capaz de dirimir tensiones y administrar consensos, la historia sobre un pastor evangelista que llega a las cumbres del poder comienza a adquirir inquietantes tonos de verosimilitud. Esa posibilidad fue ya esbozada nueve años atrás cuando la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) inauguró en Sao Paulo el Templo de Salomón. Sus 100.000 metros cuadrados pueden reunir a más de 10.000 fieles. "Pare de sufrir", es la consigna que la IURD ha propagado por toda la región, e incluso en España. Los pastores brasileños se han convertido en personajes habituales en ciudades de la región. Edir Macedor, el líder de la IURD, era, en 1970, un modesto divulgador de los textos sagrados. En la actualidad es uno de los hombres más ricos de Brasil, un invitado frecuente en las listas de la revista Forbes.