GEOPOLÍTICA

En qué consiste la AUKUS, la alianza de EEUU, Australia y el Reino Unido contra China

Pekín considera que el acuerdo "socava gravemente la paz y la estabilidad regionales y los esfuerzos internacionales por la no proliferación nuclear"

Un portaviones estadounidense durante unas maniobras militares en el Mar del Sur de China con la armada filipinas en abril del 2019.

Un portaviones estadounidense durante unas maniobras militares en el Mar del Sur de China con la armada filipinas en abril del 2019. / AFP

Redacción

En septiembre de 2021, los entonces primeros ministros de Reino Unido y Australia, Boris Johnson y Scott Morrison, junto al presidente de EEUU, Joe Biden, anunciaron la creación de la alianza AUKUS, el acrónimo inglés de las iniciales de los tres países. Se trata de un acuerdo de seguridad estratégica en la zona índico-pacífico cuyo principal objetivo es frenar la expansión de China en la región. Más allá de las protestas de Pekín, la AUKUS abrió un conflicto diplomático con Francia, pues este país tenía un gran contrato de venta de submarinos con Canberra que tras la constitución de la nueva alianza se convirtió en papel mojado.

Objetivo de la alianza

La alianza es un frente destinado a contrarrestar la expansión e influencia de China en la región, aunque ninguno de los tres socios lo haya reconocido de forma explícita. Pekín consideró que el acuerdo "socava gravemente la paz y la estabilidad regionales y los esfuerzos internacionales por la no proliferación nuclear".

Un reciente informe del Departamento de Defensa estadounidense indica que China posee actualmente la flota de naves militares más numerosa del mundo, incluidos submarinos nucleares. A su acumulación de armas, se suma la preocupación por ver cómo los tentáculos comerciales del gigante asiático se han extendido por todo el mundo. Un buen ejemplo es África, que se ha convertido en las últimas décadas en la suministradora de gran parte de las materias primas que necesita China para mantener en marcha su descomunal maquinaria productiva.

Política continuista de Estados Unidos

La política del presidente Joe Biden con respecto a China no difiere mucho de la de su predecesor, Donald Trump. La creación del AUKUS sucedió a una ofensiva diplomática de Washington en la región. En un viaje a Vietnam, por ejemplo, la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, pidió abiertamente al país asiático que se aliara con Estados Unidos para desafiar el "acoso" de China. 

Washington mantiene sus denuncias sobre las violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Pekín, que incluyen la represión contra los activistas en Hong Kong, así como las acusaciones de ataques cibernéticos, además de prácticas comerciales "coercitivas e injustas". En el plano militar, a la Casa Blanca le preocupan los despliegues en el disputado mar del Sur de China y la cada vez mayor presión sobre Taiwán.

Papel de Australia en la región 

Cuando Scott Morrison asumió el cargo de primer ministro de Australia en agosto de 2018, dijo que el país mantendría los estrechos lazos comerciales con China, su principal socio comercial, al tiempo que continuaría cultivando sus excelentes relaciones con Estados Unidos, su tradicional socio en materia de seguridad. Con la AUKUS Morrison rompió el equilibrio de la balanza, lo que algunos expertos calificaron de "paso audaz".

Hay que tener en cuenta que las relaciones de Australia con China han empeorado en los últimos años, sobre todo desde que estalló la pandemia. Camberra ha señalado a Pekín como responsable último de la expansión del coronavirus por el mundo. Ante el avance de la influencia de China en Asia, no es de extrañar que Australia se haya sumado con entusiasmo a la alianza estratégica de los tres países anglosajones.

La fuerza de los submarinos nucleares

El acuerdo incluye la construcción de submarinos de propulsión nuclear que permitirán a la Marina australiana equipararse a nivel técnico con China en cuanto a sumergibles. Australia se convertirá en el séptimo país del mundo en poseer este tipo de naves, que se fabricarán a lo largo de la próxima década, y en el primer país del planeta en tenerlos si ser una potencia nuclear.

Este tipo de submarinos pueden llevar a cabo patrullajes más largos, viajar bajo el agua durante más tiempo, sin tener que aflorar a menudo. Pueden pasar tres o cuatro meses sin salir a la superficie, lo que permitirá tener una presencia más fuerte en la región.

La asignatura pendiente de la UE

El anuncio de la alianza pilló por sorpresa a la Unión Europea, a pesar de que uno de sus principales miembros, Francia, resultó el principal agraviado por el pacto. Tras atar el acuerdo con EEUU, Australia canceló el contrato de compra de submarinos convencionales franceses, estimado en unos 56.000 millones de euros.

"Esto no se hace entre aliados", espetó el ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian, a Washington y comparó a Joe Biden con Donald Trump. La cuestión es que este movimiento abrió de nuevo el debate en Bruselas sobre la necesidad de impulsar la "autonomía estratégica", una de las asignaturas pendientes de la UE. Y, tal y como subrayó el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, puso el foco en la importancia de la región indopacífica.