HECHO INÉDITO

Los 10 años del papado de Francisco obran un milagro político en Argentina

Por primera vez, el peronismo y la oposición dejan de lado sus rencores para expresar su cariño y admiración por el pontífice

El Papa oficia una misa en la iglesia de Santa Sabina, en Roba, el pasado 22 de febrero.

El Papa oficia una misa en la iglesia de Santa Sabina, en Roba, el pasado 22 de febrero. / Reuters

Abel Gilbert

"Los argentinos y las argentinas te queremos mucho. Valoramos enormemente tu tenaz trabajo por la paz, la justicia y el desarrollo humano integral en todo el mundo". El décimo aniversario del papado de Francisco estuvo al filo de la unanimidad en su propio país. La efeméride sumó en una carta conjunta a los principales referentes del peronismo, el partido de Gobierno, los enemistados Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, así como dos aspirantes de la derecha en las elecciones presidenciales de octubre, el alcalde de la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez, y María Eugenia Vidal.

La presencia de contendientes que han renunciado a todo tipo de consenso en una misma misiva provocó cierta sorpresa en la ciudad de Buenos Aires. Hasta se habló de milagro político. El expresidente Mauricio Macri no estampó su firma en el mensaje de salutación que manifiesta la "cercanía" de los adherentes al mensaje por la obra del pontífice argentino en "favor de la Humanidad, en particular de las personas excluidas y pueblos pobres".

La llegada del exarzobispo capitalino al papado suscitó hace una década un profundo remezón político. Por entonces, el jesuita Jorge Bergoglio se sentía más cerca de la oposición a pesar de sus simpatías por el peronismo, inferidas y a la vez puestas en entredicho por él mismo en un reciente libro. Por entonces, Bergoglio se opuso tenazmente a la ley de matrimonio igualitario que sancionó el Congreso. Sin embargo, cuando Macri llegó al poder, a fines de 2015, pareció tener más sintonía con Cristina Fernández de Kirchner, una asidua interlocutora. A pesar de ese acercamiento, la sanción de la ley del aborto que el peronismo promovió en 2020, despertó en Francisco un previsible desagrado. Tras el fallido atentado contra la vicepresidenta, en septiembre pasado, las relaciones se reencauzaron. El propio pontífice la llamó por teléfono.

"En este décimo aniversario de tu pontificado, nosotros, argentinos y argentinas de distintos ámbitos de la vida pública, de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas, queremos manifestar nuestra admiración", señalan los firmantes quienes, a la vez, ponderan la "firme defensa de la paz mundial" y la "permanente promoción de una Ecología Integral que permita escuchar el grito de la Madre Tierra y del Ser Humano frente a las situaciones destructivas que atentan contra los pueblos y la naturaleza".

El presidente Fernández hizo su propio comentario sobre esta década: Francisco, dijo, es "el mayor líder moral que el mundo tiene". Por eso pidió, como Bergoglio, dejar atrás "el individualismo y construyamos una Argentina más solidaria". Larreta no quiso ser menos y, como el más serio aspirante a la presidencia por parte de la oposición escribió este lunes en su cuenta de Twitter: "Querido Francisco, quiero agradecer tu incansable vocación y compromiso a tender puentes, siempre a favor del diálogo y la paz". En plena campaña de cara a las primarias de la derecha, Larreta suele decir lo contrario: no existe la posibilidad de diálogo con buena parte del Gobierno.

Francisco y el peronismo

Existe una suerte de sentido común, especialmente entre los peronistas, de que el papel "es de ellos" y esa es una de las razones por las cuales no ha vuelto a Argentina desde que comenzó su papado. La oposición de derechas tiene también la impresión de que Bergoglio es más afín a los preceptos programáticos del peronismo, no ajenos, en los días de su fundación, en 1946, a la Doctrina Social de la Iglesia.

El propio pontífice ha tratado de matizar esa idea en El Pastor, un libro de Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, de reciente aparición. "Mis escritos sobre la justicia social llevaron a que se dijera que soy peronista. Y en la hipótesis de tener una concepción peronista de la política, ¿qué tendría de malo?".

Lo cierto es que, en este décimo aniversario, peronistas y antiperonistas sintieron la necesidad insólita de cerrar fila en defensa de Francisco frente a las embestidas de los sectores conservadores de la Iglesia: "Sabemos las resistencias que genera tu labor entre quienes pueden ver afectados intereses que no son legítimos".