ESTADOS UNIDOS

Biden presenta unos presupuestos con aires de mensaje de reelección

Las cuentas no tienen opciones de ser aprobadas dado el control republicano de la Cámara Baja

Joe Biden.

Joe Biden.

Idoya Noain

Puede estar condenado al fracaso en un Congreso donde los republicanos controlan la Cámara de Representantes, pero para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el proyecto de presupuestos que ha presentado este jueves, la aprobación no es la única medida de éxito.

Las ambiciosas cuentas retoman el empeño del mandatario demócrata en transformar EEUU hacia un modelo económica y socialmente más justo. Sirven, también, a modo de presentación del mensaje central para una campaña en busca de la reelección que aún no ha anunciado formalmente pero que se da por hecha Y con un foco intenso en las subidas de impuestos a las rentas más altas para proteger jubilaciones y sanidad pública a la vez que se intenta reducir el déficit, ponen la pelota en el campo de los republicanos. Estos aún no han presentado su propia propuesta presupuestaria pero, con sus demandas genéricas de recortes draconianos en el gasto como condición para elevar el techo de la deuda, están poniendo la economía estadounidense al borde de un ataque de nervios.

Ni es casual ni deja lugar a dudas de sus intenciones el escenario elegido por Biden para la presentación de su plan presupuestario: un local sindical en Pensilvania, uno de los estados bisagra clave en las elecciones, donde hace unas declaraciones este mediodía. Tampoco deja lugar a dudas de sus metas el contenido de la propuesta, una declaración de principios y, en cierto modo, una declaración de guerra, o al menos de batalla.

Porque la Casa Blanca es consciente de que las cuentas no tienen ninguna opción en el Congreso, pero tampoco se ve ninguna contrapartida a poner con detalles toda la ambición de Biden sobre la mesa y realzar el contraste con los potenciales resultados de las ideas que los republicanos han lanzado por ahora de forma genérica. Y las cuentas se leen además como una hoja de ruta para el duelo ya abierto en las negociaciones para elevar el techo de la deuda. Con ese techo ya superado, EEUU está haciendo frente a sus obligaciones ya comprometidas con medidas extraordinarias del Tesoro. Esas herramientas se agotarán en unos meses. Y si no se llega a un acuerdo, EEUU no podría hacer frente a sus pagos, una situación inédita en su historia que provocaría una crisis de repercusiones globales.

Dos caminos

En un momento en que los conservadores insisten en reducir el papel del gobierno Biden ha presentado un presupuesto que elevaría el gasto federal hasta los 6,8 billones de dólares, incrementando las partidas desde en Defensa hasta en programas sociales.

Según la Casa Blanca, pese a ello lograría una de las ambiciones y exigencias de los republicanos: el recorte del déficit, concretamente reduciendo tres billones de dólares en la próxima década. Y lo haría por caminos opuestos a los preferidos por los conservadores, obteniendo en 10 años 5.000 millones a través de la elevación de impuestos a las rentas más altas y las corporaciones y poniendo fin a los recortes impositivos que Donald Trump aprobó en 2017 y los republicanos quieren hacer permanentes.

Lo haría también a la vez que refuerza la Seguridad Social y Medicare, el programa de asistencia sanitaria pública para mayores. Aunque los pocos republicanos que han puesto sobre la mesa propuestas específicas para hacer recortes en esos terrenos las han retirado, la matemática de los conservadores es difícil que salga adelante sin esos tijeretazos que son tremendamente impopulares. Y en el documento enviado por la Casa Blanca antes del discurso de Biden, se les ataca por ese flanco. “Hasta que produzcan un plan solo podemos mirar a una amplia gama de presupuestos, declaraciones y propuestas pasadas y presentes que dan pruebas claras y consistentes de que en la mesa de recortes estarían programas vitales de los que dependen los estadounidenses”, se lee.

Es un debate que también provoca tensiones internas entre los republicanos más moderados y los más extremistas. Y lo está explotando ya el expresidente Trump, que en su carrera hacia 2024 insiste en prometer que protegería totalmente la Seguridad Social y Medicare. Marca así de forma preventiva diferencias frente a potenciales rivales en las primarias y, en especial, con Ron DeSantis, el gobernador de Florida al que ve como su mayor amenaza y que aunque ahora asegura que el Partido Republicano no tocará esos programas en su época de congresista respaldó recortes.

Los números

Aunque no vayan a ver la luz tal y como están planteados, los presupuestos de Biden marcan su camino. En términos fiscales elevarían del 37% al 39,6% los impuestos a quienes ingresan más de 400.000 dólares. Fijarían también en el 39,6% los impuestos a ganancias de capitales de quienes ingresan más de un millón de dólares y establecerían una tasa mínima del 25% para los milmillonarios (por encima del 20% que propuso el año pasado).

El impuesto de sociedades para las corporaciones subirían del 21 al 28%. Pero además se cuadriplicaría desde el actual 1% el gravamen sobre la recompra de acciones. Además se eliminarían subsidios fiscales para gas y petróleo, y se cerrarían agujeros fiscales que actualmente son explotados por inmobiliarias, fondos de inversión o criptomonedas. El minado de estas últimas también enfrentaría un nuevo gravamen.

A la par Biden intensifica su apuesta por programas sociales y medioambientales que ya intentó reforzar o lanzar en su programa 'Build Back Better', una iniciativa legislativa que tuvo que descafeinar para lograr el respaldo de los demócratas más conservadores como el senador Joe Manchin a lo que acabó convertido en la Ley de Reducción de la Inflación. Y sus cuentas, por ejemplo, incluyen más gasto destinado a apoyar el cuidado infantil, la baja pagada por maternidad, programas para educación preescolar gratuita, de educación temprana y cuidado de mayores, de ayuda a la vivienda o para expandir Medicaid, el sistema de asistencia sanitaria pública para las personas de más bajos ingresos.

Biden también propone una subida del 5,2% en el sueldo de los funcionarios federales. Eleva hasta superar los 835.000 millones de dólares la partida de Defensa e incluye en sus números 6.000 millones para ayudar a Ucrania.

Reacción republicana

Como era de esperar, los republicanos han atacado inmediatamente la propuesta de Biden. Kevin McCarthy, líder de la Cámara Baja, la ha acusado de “absoluta falta de seriedad” en un tuit, en el que ha afirmado: “Washington tiene un problema de gasto, no de ingresos”.