Un año de invasión rusa

El drama de las viudas de la guerra en Ucrania

Algunos estudios predicen que la demografía ucraniana se contraerá más de 30% en las próximas dos décadas a raíz de las elevadas cifras de muertos y desplazados

Varias personas en un cementerio de Bucha (Ucrania) recuerdan el pasado viernes a las víctimas del ejército ruso. Reuters

Varias personas en un cementerio de Bucha (Ucrania) recuerdan el pasado viernes a las víctimas del ejército ruso. Reuters

Irene Savio

Irene Savio

Dos veces por semana, Olena Zhuravlova visita el cementerio de Luchakiv en Leópolis. Allí está enterrado su marido Oleksii. Fue de los primeros en alistarse cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala en Ucrania. Tenía 46 años y muy poca experiencia militar. Murió dos meses después de llegar al frente alcanzado por un mortero. A Olena le avisaron por teléfono. “Sencillamente me llamaron y me dijeron que habían encontrado su cuerpo, por lo que necesitaban fotografías de él para identificarlo. Eso fue todo”, cuenta en una entrevista con la mirada perdida en el vacío.

El caso de Olena, en una Ucrania golpeada por una guerra que dura desde hace un año, no es, por supuesto, único. La médica Tetiana Kisil tiene 28 años y una casa a medio construir. Vasyl, su esposo, murió en Jersón y dejó huérfana a Verónica, de cinco años. Ahora a Tetiana apenas le quedan algunos recuerdos de su marido y una placa en su memoria que los vecinos han colocado en el colegio de su pueblo, Radelychi, una sosegada localidad a 60 kilómetros de Lviv, en el oeste de Ucrania.

“Un día nos llamó y nos dijo que por algunos días no iban a tener cobertura, así que esperamos. Pero pasaron los días y no teníamos noticias, hasta que finalmente nos contactaron para decirnos que había muerto”, cuenta Tetiana, cuyo marido también se había alistado como voluntario después de que comenzara la invasión lanzada por el presidente ruso, Vladímir Putin, el año pasado. 

Demografía tocada

La demografía de Ucrania está cambiando drásticamente con la guerra, que produce diariamente dramas personales pero también un gran impacto social. Cada jornada de combates, decenas de hombres se van para no volver y la vida de sus familias cambia para siempre. “Pensar en detenerle y no dejarle ir a la guerra era imposible. Dijo que iba para que no fuese nuestro hijo”, cuenta Zhuravlova.

Actualmente solo existen algunos estudios preliminares sobre cómo la demografía ucraniana se está transformando a raíz del conflicto. Pero aún así el escenario que describen es bastante pesimista. Por ejemplo, un reciente análisis de la Universidad de Sant Andrews, realizado con fondos europeos, concluyó que la población ucraniana podría caer un 33% en las dos próximas décadas por los millones de desplazados y las decenas de miles de muertos que está dejando la guerra.

De hecho, miles de soldados ucranianos han fallecido desde el comienzo de la guerra, pero el Gobierno ucraniano no da cifras precisas sobre el número exacto de bajas y solo informa de las muertes de combatientes rusos, también imposibles de contrastar. Aún así, en este año de guerra, la magnitud del fenómeno ha provocado que hayan surgido en el país diversas asociaciones de voluntarios que ayudan a las familias de los caídos. 

Sin identificar

Es el caso Bohdana Sirkiv, que también tiene familiares luchando en el frente y preside una de las asociaciones que dan apoyo a viudas e hijos de combatientes ucranianos muertos en la guerra. Explica que la ausencia de datos se debe a que el Gobierno ucraniano no quiere desmoralizar a la población, pero que aún así ellos son conscientes de algunos problemas que aquejan a las familias. 

“Una de las principales dificultades son los combatientes desaparecidos, que están sin identificar o cuyos cuerpos que no se sabe dónde están”, explica Sirkiv. “Una de las razones es que tenemos un gran problema con los intercambios de cuerpos (de los militares fallecidos). Desde el 24 de febrero de 2022, no hemos podido recuperar casi ninguno en los territorios ocupados por Rusia”, asevera. También por esto algunas familias aún no han podido recuperar a sus seres queridos o han tardado meses en hacerlo. 

Por el contrario, según Sirkiv, las familias no tienen de momento grandes dificultades económicas por las generosas compensaciones que reciben tras la muerte de sus fallecidos. “Aquí la única traba puede ser la burocracia, que a veces hace que el proceso sea un poco lento. Pero aún así hay muchos grupos de ayuda para los familiares”, argumenta Sirkiv.

Asunto aparte son los civiles muertos. De acuerdo con los datos actualizados a esta semana por Naciones Unidas, más de 8.000 hombres y mujeres fallecieron como consecuencia de la invasión a gran escala iniciada el año pasado por Putin. Sin embargo, la propia ONU y diversos expertos consideran que esta cifra es probablemente mucho más alta y está destinada a subir en las próximas semanas y meses.