GUERRA EN UCRANIA

Momentos de tensión en el Consejo de Seguridad de la ONU en el aniversario de la guerra de Ucrania

Desencuentro diplomático por un minuto de silencio por las víctimas | El órgano, tras 40 reuniones sobre el conflicto, sigue mostrando su parálisis

Momento del minuto de silencio en el Consejo de Seguridad de la ONU, este viernes.

Momento del minuto de silencio en el Consejo de Seguridad de la ONU, este viernes. / TIMOTHY A. CLARY / AFP

Idoya Noain

Desde que hace justo un año Rusia inició la guerra en Ucrania el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha celebrado 40 reuniones dedicadas al conflicto. Con Moscú como uno de los cinco miembros permanentes con derecho a veto (junto a China, Estados Unidos, Francia y Reino Unido), la parálisis se ha impuesto en el órgano, limitado a verse como escenario de choques y de los fracasos de la diplomacia. Este viernes, en una sesión dedicada precisamente al aniversario de la guerra, esos desencuentros han vuelto a exponerse, incluyendo con un gráfico momento de tensión.

Ese revelador episodio ha llegado en los primeros momentos de la sesión. Tras ofrecer una intervención, el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, ha pedido mantener en pie un minuto de silencio “por las víctimas de la agresión”. El secretario general de la ONU, Antònio Guterres, y casi todos los presentes, se han puesto en pie, mientras el embajador ruso, Vasili Nebenzia, empezaba inmediatamente a protestar enérgicamente y a pedir la palabra a la presidencia de turno, que este mes ostenta Malta, tras lo que han vuelto a sentarse quienes se habían levantado (solo habían quedado sentados los representantes de Brasil y China).

Un agitado Nebenzia ha asegurado en ese momento que se ponía en pie pero “por la memoria de todas las víctimas de lo que ha pasado en Ucrania empezando en 2014”, referencia al año en que empezaron los enfrentamientos en los territorios del Donbás que Rusia se ha anexionado sin reconocimiento de la comunidad internacional, como hizo con Crimea aquel año, y donde ha acusado a Kiev de perseguir a los ciudadanos prorrusos. “Todas las vidas no tienen precio”, ha dicho Nebenzia.

El representante del Kremlin entonces se ha dirigido gesticulando repetidamente a Guterres para que se levantara. Y el portugués, tras unos momentos dubitativos, lo ha hecho. Le han seguido entonces todos los ministros de Exteriores y embajadores y diplomáticos presentes en la sesión.

Diferencias irreconciliables

El episodio de drama diplomático era la enésima muestra de las irreconciliables posturas en el Consejo de Seguridad. Reafirmaba también la beligerancia de Rusia ante el reto de la mayoría de países en el órgano y en la ONU, que se había evidenciado la víspera en un voto en la Asamblea General en el que 141 países urgieron a Moscú a abandonar Ucrania y los territorios anexionados.

Nebenzia ya había iniciado la reunión mostrando su espíritu de pelea. Incluso antes de la adopción de la agenda, denunció que la presidencia de Malta permitiera intervenir al ministro de Exteriores de Ucrania, Kuleba, antes que a los miembros del organismo. Y para subrayar su crítica recordaba que representantes de la República Central Africana, Mali, Haití y hasta la vicepresidenta de Colombia tuvieron turno de palabra tras los miembros del Consejo en sesiones sobre sus países. Asimismo, Nebenzia había criticado que se invitara a hablar, además de a Josep Borrell como representante de la Unión Europea, a los ministros de 12 países, incluyendo España, cuyas posturas ha denostado como “dictadas por la UE”. “No añadirán valor a la sesión”, había dicho.

Un inventario del desastre de la guerra

Esta se ha abierto con un discurso de Guterres, que ha reiterado la denuncia de que “la invasión de Ucrania es una violación flagrante de la Carta de Naciones Unidas y del derecho internacional”. Y el luso no podía ir mucho más allá de renovar las llamadas a “dar una oportunidad a la paz”, o de urgir a detener los ataques a la población y la infraestructura civiles, o de denunciar como “inaceptables” las “amenazas veladas de usar armas nucleares”.

Su intervención quedaba sobre todo como un largo inventario del desastre de la guerra. En ese doloroso listado el portugués ha mencionado los ataques a civiles e infraestructuras, las docenas de casos de violencia sexual documentados por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, las graves violaciones de los derechos de los prisioneros de guerra, cientos de casos de desapariciones y detenciones arbitrarias de civiles...

Guterres ha puesto también números al “infierno” que viven los ucranios: casi 18 millones de personas, cerca del 40% de la población, necesitada de ayuda humanitaria y protección; ese mismo porcentaje sin capacidad de conseguir el alimento necesario para la supervivencia, el 30% de los trabajos que había antes de que se iniciara la guerra desaparecidos...

Más de ocho millones de ucranios, ha recordado Guterres, han tenido que salir del país, y otros 5,4 millones son desplazados internos. La mitad de los niños han tenido que abandonar sus hogares. La Organización Mundial de la salud ha verificado más de 700 ataques en instalaciones médicas. Más de 3.000 escuelas han sido destruidas o dañadas.