Historia de la ciencia

El 98% de los objetos voladores sabemos qué son, ¿pero qué pasa con el 2% restante?

La detección de objetos voladores no identificados se ha relacionado históricamente con programas militares y de espionaje

Momento en el cual es derribado el globo chino sobre el océano Atlántico.

Momento en el cual es derribado el globo chino sobre el océano Atlántico. / REUTERS

Valentina Raffio

La detección de objetos voladores no identificados ha desatado una verdadera crisis diplomática entre Estados Unidos y China. Sobre todo porque, más allá de los avistamientos en sí, todavía no está claro qué son, a quién pertenecen y para qué se utilizan todos los aparatos detectados hasta la fecha. Estados Unidos afirma que algunos de los objetos derribados son instrumentos espía enviados por el gobierno chino. También hay quien argumenta que otros de los 'globos' interceptados no son más que instrumentos meteorológicos o sondas diseñadas con fines científicos. La realidad es que, por ahora, varios de estos avistamientos solo pueden encajar en la categoría de 'fenómenos inexplicables'. ¿Pero qué significa exactamente esto?

El 98% de los casos tienen una explicación clara, según explica Heather Dixon, directora de la Asociación Británica de Investigación de OVNIs (BUFORA) en un artículo publicado en 'The Guardian'. Para entender el 2% de avistamientos que todavía no se pueden explicar hay que remontarse un paso atrás. La fiebre por los avistamientos de este tipo de objetos voladores anómalos brotó a finales de la década de los cuarenta. Por aquel entonces, el mundo estaba saliendo de una Segunda guerra mundial especialmente marcada por los avances tecnológicos, las amenazas aéreas y el peligro nuclear y, a su vez, se adentraba en un conflicto mucho más 'silencioso': la Guerra Fría.

El cielo e convirtió así en un nuevo campo de batalla que había que monitorizar de cerca para seguir los pasos del enemigo. El estudio de los llamados 'objetos voladores no identificados' empezó como una herramienta militar encabezada por los servicios de inteligencia de las grandes superpotencias del globo. Estadounidenses y soviéticos desplegaron, por un lado, sus respectivos programas militares y de espionaje para demostrar que podían alcanzar el espacio aéreo del enemigo sin ser avistados y, por otro lado, reforzaron su red de monitoreo para demostrar que podían detectar (y eventualmente abatir) las intrusiones de sus contrincantes.

Informes clasificados

En 1952, los oficiales de las fuerzas aéreas estadounidenses pusieron en marcha el llamado 'Proyecto Libro Azul': el primer gran estudio científico sobre 'fenómenos aéreos no identificados'. La investigación recogió más de 12.600 informes sobre objetos voladores anómalos y analizó caso por caso qué podía haber provocado esos avistamientos. Una gran parte de los casos se pudieron relacionar con fenómenos naturales (desde el brillo de un objeto celeste hasta la presencia de nubes o el resplandor de un relámpago). Otra gran parte de las observaciones se atribuyeron al avistamiento de aviones y tecnología militar. Solo hubo un 6% de los casos que, por aquel entonces, fueron clasificados como inexplicables.

Los informes militares sobre estos avistamientos pasaron muchos años archivados en un cajón. Sobre todo porque, más allá de las especulaciones sobre alienígenas, el hecho de reconocer explícitamente la falta de comprensión sobre algunos de estos avistamientos también podía destapar posibles lagunas para la seguridad nacional. Por eso mismo, durante décadas, el fenómeno ovni se siguió investigando bajo el más estricto sigilo a través de programas militares secretos.

Cinco hipótesis

En 2021, después de que el 'New York Times' desvelara la existencia de un programa secreto dedicado al estudio de los ovnis, Estados Unidos se vio 'forzado' a publicar uno de los informes más exhaustivos hasta la fecha sobre fenómenos estudiados por el Pentágono. El (escueto) documento recogía un total de 144 avistamientos de objetos aéreos anómalos realizados por las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos entre 2004 y 2021. Su publicación causó más polémica por las dudas que dejaba en el aire que por las respuestas que proporcionaba.

El análisis apuntaba a cinco posibles hipótesis para explicar los avistamientos de ovnis detectados hasta la fecha: desórdenes del aire, fenómenos atmosféricos naturales, tecnología militar secreta estadounidense, sistemas militares extranjeros u "otros" (donde, entre líneas, se incluiría la posibilidad de señales extraterrestres). De todas estas posibilidades, la que más inquietud fue la hipótesis militar porque, en el fondo, reconocía la existencia de herramientas militares punteras desconocidas para Estados Unidos.

Objetos enigmáticos

La nueva oleada de avistamientos de objetos voladores no identificados sobre Estados Unidos y Canadá ha reabierto el debate sobre estos objetos anómalos. Según las informaciones trascendidas hasta la fecha, algunos de los objetos interceptados estaban equipados con antenas de telecomunicaciones y herramientas para recopilar datos sobre el terreno. En algunos casos, parece que podrían tener un vínculo con programas espías. En otros, según publica el diario 'New York Post', podría tratarse globo aerostáticos lanzados por aficionados.

Los servicios de inteligencia estadounidense ya han puesto en marcha una investigación para aclarar lo ocurrido. El presidente Joe Biden, por su parte, asegura que entablará un diálogo con su homólogo chino, Xi Jinping, para poder "llegar al fondo del asunto". Por ahora, algunos de los avistamientos se clasifican en ese 2% de fenómenos aéreos hasta ahora inexplicables. Habrá que ver si, con el tiempo, se consigue dar con una explicación clara de quién, cómo y por qué los ha enviado a surcar los cielos.