REUNIÓN EN VIENA

España evita sumarse al boicot a Rusia en la Asamblea Parlamentaria de la OSCE

Veinte delegaciones, entre ellas las de Francia, Reino Unido, Suecia o Polonia, han pedido impedir la asistencia de los delegados rusos en la reunión de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE que se celebra en Viena el 23 y 24 de febrero

España defiende el "principio de inclusividad" de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, y la participación rusa en el foro

La Asamblea Parlamentaria de la OSCE

La Asamblea Parlamentaria de la OSCE / OSCE

La participación de diputados rusos en la próxima Asamblea Parlamentaria de la OSCE en Viena amenaza con convertirse en un punto de fricción entre los aliados de Ucrania. Jefes de misión y delegados de 20 países miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) han pedido a Austria que prohíba acudir a los delegados rusos, por tratarse de “miembros del Parlamento bajo sanciones internacionales”. Lo hicieron por medio de una carta a la que ha tenido acceso este diario, dirigida al Gobierno austríaco el pasado 1 de febrero. La firmaron los jefes de misión de Francia, Bélgica, Suecia, Reino Unido, Polonia, los países Bálticos o Canadá, entre otros. No así los de la delegación española. España no se sumaba al boicot. 

"España siempre ha defendido el principio de inclusividad de la OSCE", alegan fuentes diplomáticas españolas. "Creemos que Rusia debe poder participar en un foro donde puedan escuchar las críticas unánimes de los países democráticos a sus injustas e ilegales acciones en Ucrania"

El Gobierno español considera que la salida de la Federación Rusa de la OSCE sólo serviría para fomentar el victimismo del Kremlin y supondría el final como tal de una organización por la seguridad que será especialmente necesaria cuando termine la guerra. La OSCE se creó durante la Guerra Fría para ejercer de mediador entre los estados miembros en tareas relacionadas con la prevención y gestión de conflictos. Está formada por 57 países de Europa, Asia Central y América del Norte. 

Austria (un país neutral) ha rechazado la petición de denegar los visados de entrada, y los parlamentarios rusos sí asistirán a los plenos. “Nosotros no entraremos en el Palacio de Imperial de Viena Hofburg, donde se celebran los encuentros, si están los rusos”, dice a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Yevgenia Kravchuk, diputada ucraniana y miembro de la delegación para la Asamblea Parlamentaria de la OSCE. Se reunirán con otras delegaciones de Europa o Estados Unidos, pero nunca en la misma sala que los rusos. Kravchuk recuerda que las fechas del encuentro (23 y 24 de febrero) coinciden con el aniversario de la invasión de su país ordenada por Vladímir Putin. Y apunta al hecho doloroso de que justo el día 24 se va a celebrar un baile de gala (Akademiker Ball) al que están invitados los delegados rusos. “No podemos permitir que vayan allí a celebrar y beber champán justo en esa fecha”, concluye Kravchuk.

La relación de Austria con Rusia es controvertida. Hace tres años, el Gobierno colapsó precisamente por un escándalo en el que el partido de ultraderecha FPÖ fue cuestionado por su cercanía al Kremlin y la presunta relación con oligarcas rusos. 

Aislamiento de Rusia


Tras un año de aislamiento diplomático casi total de Rusia (salvo por los encuentros en Turquía de los negociadores al comienzo de la guerra), Kiev y las decenas de firmantes de la carta consideran que la asistencia de la delegación da al Kremlin una plataforma de propaganda inaceptable. “Enviará una falsa señal de simetría entre los dos lados de la guerra” y “hará creer a Rusia que puede alcanzar sus objetivos bélicos sin arriesgarse al ostracismo, aislamiento y las sanciones internacionales”, según se lee en la carta, que recuerda que los miembros de la Duma (Parlamento) ruso están en la lista de sancionados de la Unión Europea, Estados Unidos o Reino Unido, entre otros. 

El ejecutivo austríaco subraya, por su parte, que Viena es la sede internacional de la organización y no puede impedir la entrada a los delegados rusos ni a sus aliados los bielorrusos. Esto sí se evitó en las dos pasadas cumbres de la OSCE, la celebrada en Birmingham (Reino Unido) en julio y la posterior de Varsovia (Polonia), en noviembre. 

La Asamblea Parlamentaria de la OSCE ha respondido al intento de boicot con otra carta. Su presidenta, Margareta Cederfelt, asegura: “Aunque simpatizamos con las reservas expresadas por algunas delegaciones”, expresadas en la carta o “directamente a nosotros”, el encuentro procederá como estaba previsto. En la misiva, a la que también ha accedido EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, pide a los miembros que aprovechen la oportunidad “para expresar su abrumador apoyo a Ucrania”.

España y el boicot a Rusia


España ya apostó por una posición abierta hacia los visados a rusos durante el debate en la UE, el pasado mes de septiembre, sobre si se debía endurecer la concesión de permisos de viaje a los nacionales del país. Entonces, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, dijo que España tenía las puertas abiertas para los ciudadanos rusos que quieren salir del país por su posición contraria a la guerra y que se están jugando la vida. Otros países, como Finlandia, cerraron por completo su frontera a los turistas rusos. Finalmente, el Consejo Europeo decidió suspender el acuerdo para facilitar visados entre la UE y Rusia, una decisión que entró en vigor el 12 de septiembre de 2022.

Ante la polémica actual sobre la conveniencia de negarles los visados a los diputados rusos para impedirles acceder a la Asamblea de la OSCE en Viena, el Gobierno español insiste en no unirse al boicot. Argumenta, entre otras cosas, que la OSCE debe mantenerse como organización de seguridad, con Rusia como miembro. Será necesaria cuando haya que recuperar la paz en el continente tras la guerra. Ve compatible esta posición con la de la Unión Europea de no permitir que en los organismos internacionales se siga como si nada hubiera ocurrido con Rusia. Se reconoce, eso sí, que Moscú ha estado bloqueando el normal funcionamiento de la organización desde que comenzó su etapa expansiva con las crisis de Nagorno-Karabaj, Transnistria Osetia del Sur, Crimea o Georgia.