PRECIO DE LA VIVIENDA

Nómadas digitales, visados dorados y viviendas vacías: la alta presión inmobiliaria ahoga a Portugal

Los precios de compra de vivienda han aumentado casi un 20% respecto al año anterior, la mayor subida en los últimos 30 años

La inversión extranjera y el elevado número de casas vacías han disparado el precio de los alquileres en Lisboa

Vista del barrio de Arrorios, en Lisboa.

Vista del barrio de Arrorios, en Lisboa.

Lucas Font

El fuerte aumento de los precios de la vivienda en Portugal, tanto de compra como de alquiler, está añadiendo más presión a las familias, ya de por sí golpeadas por la subida de la inflación. El precio de compra en el territorio continental aumentó un 18,7% en diciembre de 2022 respecto al mismo periodo del año anterior, según datos de Confidencial Inmobiliario, una empresa especializada en el mercado de la vivienda. Es el mayor aumento interanual de los últimos 30 años en el país. En el caso de los alquileres, la subida de los precios ha sido más contenida, aunque el precio medio por metro cuadrado en Lisboa ya supera al de otras grandes ciudades europeas, como Madrid.

El aumento de los costes de la construcción -derivado de una escasez de materias primas- y la subida de los tipos de interés están entre las principales causas del aumento de los precios de compra. Una situación que afecta al conjunto de Europa, pero que en Portugal se suma a otros problemas particulares del mercado inmobiliario nacional que han provocado que la subida de los precios de la vivienda sea más acentuada en este país que en la media de la zona euro. Según datos de Eurostat, este incremento fue del 13% en Portugal en el tercer trimestre de 2022, respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que en el conjunto de la zona euro esa subida fue del 6,8%.

Inversión extranjera

Esta diferencia respecto a la media europea se explica, en parte, por el elevado interés de los inversores extranjeros en el mercado inmobiliario luso, sobre todo en ciudades como Lisboa y Oporto. A la llegada de trabajadores altamente cualificados de países del norte de Europa y de Estados Unidos -muchos de ellos nómadas digitales- se suma la inversión con fines puramente especulativos, empujada por la política de visados dorados, que hasta hace poco otorgaba permisos de residencia a los ciudadanos extranjeros que compraran propiedades por un valor superior a los 500.000 euros en cualquier lugar del país. 

A pesar de que el Gobierno luso limitó los visados dorados a la compra de inmuebles en las zonas menos pobladas, la inversión extranjera ha aumentado en los últimos meses. Según datos del Banco de Portugal, las compras de viviendas por parte de ciudadanos extranjeros en Portugal supusieron un 11,7% del volumen total de transacciones en 2022, casi tres puntos más que en el año anterior. Una situación que ha llevado al Bloco de Esquerda, antiguo socio parlamentario del Gobierno, a proponer una ley para impedir la compra de viviendas en Portugal por parte de ciudadanos o empresas que tengan su sede o su residencia permanente en el extranjero. 

Viviendas vacías

La descompensación entre la oferta y la demanda también está afectando al precio de los alquileres, que en Lisboa han aumentado un 36,9% en el último año, según la empresa especializada en el mercado inmobiliario europeo Casafari. La recuperación del turismo tras la pandemia ha vuelto a colocar miles de alojamientos en el mercado de corta estancia, un problema que se suma al elevado número de viviendas vacías en la ciudad. El Ayuntamiento de Lisboa calcula que hay cerca de 48.000 inmuebles desocupados en la capital, de los cuales unos 2.000 pertenecen al Consistorio.

“Hay muchos pequeños propietarios que prefieren tener un inmueble desocupado porque no creen en la rapidez de la justicia en caso de litigio”, explica a El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, el presidente de la Asociación de Mediadores Inmobiliarios de Portugal (APEMIP), Paulo Caiado. “Por otro lado, muchas casas desocupadas no tienen condiciones para ser habitadas, y muchos propietarios no cuentan con los recursos adecuados para costear las obras necesarias”, añade Caiado, que confía en que la inyección de cerca de 2.700 millones de euros de los fondos de recuperación europeos para políticas de vivienda ayuden a resolver el problema. 

Políticas públicas

Pero a pesar de los esfuerzos del Gobierno portugués y de las administraciones locales para mejorar el acceso a la vivienda, por ahora no hay síntomas de un equilibrio entre la oferta y la demanda. El profesor de Geografía de la Universidad de Lisboa Luís Mendes asegura que las medidas del Ejecutivo para atraer a los propietarios al mercado del alquiler, a través de incentivos fiscales, no han funcionado. “Los propietarios tienen un cierto recelo a colocar las casas en el mercado de alquiler porque no confían en el Estado. Hay una narrativa de no colocar las casas vacías porque tienen miedo a que el Estado tome el poder administrativo, a un aumento de la carga fiscal y a la inestabilidad de las leyes”.

El primer ministro, António Costa, ha anunciado esta semana su intención de aprobar una nueva Ley de Vivienda, que incluirá la incorporación de más terreno urbanizable y nuevos incentivos fiscales para que los propietarios coloquen sus inmuebles en el mercado.

Unas medidas que irán acompañadas de una mayor oferta pública, según la ministra de Vivienda, Marina Gonçalves. “Solo seremos capaces de dar respuesta a las familias reforzando el parque habitacional público”, ha afirmado esta semana. El objetivo es tener lista la nueva ley antes de que termine el primer trimestre de este año.