Oriente Medio

El Israel secular y de centro-izquierda resiste frente a Netanyahu

Miles de israelís salen a la calle en respuesta a las peticiones de los partidos políticos de centro y los grupos de la sociedad civil para defender la democracia y el Estado de derecho del asalto al poder judicial del nuevo Ejecutivo

Estudiantes israelís protestan contra el primer ministro, Binyamín Netanyahu.

Estudiantes israelís protestan contra el primer ministro, Binyamín Netanyahu. / EP

En Israel, chocan dos Israels. Uno, conservador y decidido, ocupa las instituciones con holgura, amenazando con desmontarlas. Otro, secular y alarmado, se conforma con tomar las calles para evitar que las conviertan en hostiles. Bajo esta peligrosa colisión, el Estado hebreo vive sus horas más tenues. Mientras los ministros derechistas urden su plan para asaltar el poder judicial, una gran parte de la población usa el espacio público para resistir y expresar su opinión. Este sábado fueron más de 80.000 israelís aguantando bajo la lluvia para mostrar su rechazo al gobierno de Binyamín Netanyahu

"Miles de personas salieron a la calle para repudiar las iniciativas del Gobierno que van a destruir los tribunales", denuncia Gideon Rahat, analista del Instituto de Democracia de Israel (IDI). "Quieren cambiar la forma en que se nombra a los jueces para que ellos puedan intervenir, buscan dar al parlamento el poder de cambiar las decisiones de los tribunales; es todo parte de su intento de politizar los tribunales", apunta a este diario. La resistencia a esta deriva conservadora se concentra en unos pocos miles de personas que se organizan "para proteger la democracia".

Resisten a través de la organización, y usan las calles para que su mensaje se haga presente. "El impacto de estas manifestaciones es hacer que la gente se de cuenta de que esta oposición existe y que el mundo sea consciente de estas diferencias", explica Rahat. "Tal vez esto podría crear cierta presión externa al Gobierno, especialmente de las fuerzas económicas que consideran que para hacer negocios se necesita una fuerte sistema judicial", señala el investigador. Y es que el clima en Israel es de alarma y cierta cautela ante unas medidas nunca vistas en un sistema democrático hasta ahora robusto.

Por eso, quiénes salen a la calle son gente que no las había pisado nunca junto a otra que lleva años organizándose. "Son personas que son de izquierda y centro, que reciben el apoyo de los partidos de izquierda y centro y también por diferentes grupos de la sociedad civil, algunos nuevos y otros ya presentes durante las protestas semanales contra Netanyahu de hace un par de años", apunta Rahat. Aunque las formaciones políticas apoyan la protesta popular, "se mantienen sentados en el asiento trasero porque saben que si no, parecería un movimiento partidista", añade. 

Apoyo de muchos sectores

Aún así, los miembros del gobierno saliente, incluido su exprimer ministro Yair Lapid, han expresado la urgencia de un movimiento de este tipo. Benny Gantz, exministro de Defensa y antiguo aliado de Netanyahu, lo acusó de arrastrar al país a una guerra civil. También el exmandatario laborista Ehud Barak ha llamado a la "desobediencia civil" contra este Ejecutivo. "Se trata de perder la democracia e, incluso, el Estado", señala el investigador israelí para El Periódico, del grupo Prensa Ibérica. "Es una amenaza directa a la democracia israelí, al estado de derecho, a la constitución y al sistema de frenos y contrapesos que equilibra a los tres poderes", concreta Rahat. 

La gravedad de la situación ha llevado a la solidarización de un abanico de sectores con el movimiento de protesta. Docenas de municipios, cientos de escuelas y miles de profesores han rechazado las medidas del nuevo gobierno contra las

personas LGBTQ+

en los colegios y sus planes de financiar escuelas ultraortodoxas que no enseñan el plan de estudios básico. Decenas de empresas han instalado nuevas medidas para bloquear los negocios con organizaciones que boicotean a las personas por su orientación sexual, raza, etnia o nacionalidad. 

"Seremos Hungría"

También los sindicatos se han organizado a medida que el poder judicial se repliega para contraatacar. Además, cada vez hay mayor interés en convertirse en objetor de conciencia y no servir en el Ejército israelí a modo de protesta. Una nueva encuesta del IDI muestra que los israelís judíos tienen menos confianza en las instituciones estatales como el gobierno, el parlamento, el ejército, la policía, la presidencia y la Corte Suprema, objetivo principal de Netanyahu. Mientras, el presidente Isaac Herzog ha expresado su intención de usar su limitado poder para revertir la situación. 

"Estamos en medio de un profundo desacuerdo que está destrozando a nuestra nación", ha afirmado en un comunicado. "Este conflicto me preocupa profundamente", ha reconocido a la vez que señalaba a sus "dos roles críticos" como "evitar una crisis constitucional histórica y detener la ruptura continua dentro de nuestra nación". Los temores por un Israel no democrático cada vez parecen más cerca de la realidad. "Si este Gobierno adopta lo que anuncia, Israel se volverá como

Hungría

, y ya no será considerada una democracia", subraya Rahat. "Cambiarán una ley tras otra alegando que tienen una mayoría para hacer eso hasta que dejen de tener una democracia", concluye el investigador israelí. 

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Más de 90 países han pedido al Estado hebreo que revierta las medidas tomadas contra la Autoridad Palestina (AP) después de que esta pidiese una investigación sobre Israel a las Naciones Unidas. A finales del mes pasado, los palestinos peticionaron a la Corte Internacional de Justicia una intervención sobre el conflicto israelo-palestino, la "anexión" de Israel y el "estatus legal de la ocupación". La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la resolución con 87 votos a favor, 26 en contra y 53 abstenciones, entre las cuales se contaba la española. En respuesta, Israel arrancó una campaña punitiva contra la AP retirándole fondos, revocando el permiso especial de viaje a su ministro de Exteriores y negando beneficios a algunos funcionarios. Por ello, más de 90 estados, como España, Alemania, Francia o Italia, han pedido a Israel que detenga estas medidas. Mientras, sobre el terreno, ya son 15 los palestinos asesinados por fuego israelí en lo que va de año en los territorios ocupados. Cuatro de ellos son menores.