Oposición de izquierdas

La izquierda francesa debate si debe mantener su coalición electoral

Tras haberse unido en las últimas legislativas, las formaciones progresistas dudan de esta estrategia en pleno pulso por la reforma de las pensiones

Jean-Luc Melenchon en una foto de familia con los diputados recién elegidos frente a la Asamblea Nacional.

Jean-Luc Melenchon en una foto de familia con los diputados recién elegidos frente a la Asamblea Nacional. / Reuters

La izquierda francesa afronta el nuevo año ajetreada por sus turbulencias internas. Este enero estará marcado en Francia por la batalla de las pensiones. El Gobierno de Emmanuel Macron presentará el 10 de enero una reforma de este sistema con la que alargará la edad de jubilación de los 62 años (con 43 cotizados para recibir una pensión completa) a los 64 o 65 años. Todos los sindicatos ya han expresado su oposición a esta medida y organizarán manifestaciones y huelgas en las próximas semanas. 

Sin duda, representará un escenario propicio para que la coalición unitaria de la izquierda (la NUPES) lidere la oposición al Ejecutivo macronista. Un momento de contestación social, en lugar de las sempiternas polémicas identitarias favorables a la ultraderecha de Marine Le Pen, que las formaciones progresistas pueden desaprovechar debido a sus discrepancias y pullas internas, tras un otoño que ya estuvo marcado por este tipo de affaires.

El Partido Socialista (PS) se encuentra inmerso en la preparación de su congreso nacional, que celebrará el último fin de semana de enero. La conveniencia de mantener (o no) la actual alianza electoral y parlamentaria con el resto de formaciones de izquierdas (Francia Insumisa, verdes y comunistas) centrará los debates en este concilio nacional. 

Los insumisos de Jean-Luc Mélenchon —principal fuerza actualmente de la gauche tras obtener cerca del 22% de los votos en las presidenciales de abril, mientras que los otros candidatos progresistas no superaron el 5%— también pasan por un momento convulso. Los aliados de Podemos en Francia están en plena ebullición debido al affaire de su exnúmero dos Adrien Quatennens, condenado en diciembre a cuatro meses de prisión condicional por haberle dado un bofetón a su esposa. En las últimas semanas, además, se multiplicaron las críticas por la falta de democracia interna en esta formación ecosocialista.

Congreso trascendente en el PS

“Hoy existe el riesgo del repliegue, de que cada partido solo se preocupe por sus asuntos”, advertía el secretario general del PS, Olivier Faure, en una entrevista publicada el miércoles en el diario progresista Libération. La actual dirección de los socialistas defenderá en el congreso de Marsella la preservación de la NUPES, sobre todo con la mirada puesta en las presidenciales de 2027. “¿Cuántas derrotas necesitaremos para que tengamos la lucidez de reconocer que la división llevó la izquierda a estar ausente de la segunda vuelta tres veces (2002, 2017 y 2022) en veinte años?”, se pregunta el secretario general del PS.

Faure, sin embargo, se disputará las riendas de esta centenaria formación, muy venida a menos, con dos listas disidentes, una de ellas apoyada por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. Los representantes de estas corrientes críticas se muestran mucho más reticentes respecto a la actual alianza con otros partidos de izquierdas, que rompió con 25 años de fragmentación en la gauche.

Compuesta en mayo tras las presidenciales, la NUPES permitió a los partidos de izquierdas triplicar el número de escaños y obtener 151 diputados, lo que les convirtió en la principal fuerza de oposición al macronismo en la Asamblea Nacional. “Se trata de una alianza frágil, pero más estable en el Parlamento de lo que podría pensarse inicialmente. Ha habido numerosos combates comunes”, asegura el analista político Fabien Escalona, que trabaja para el diario digital Mediapart. “Pero ahora la cuestión es si puede constituirse en algo que vaya más allá de la Asamblea Nacional”, añade este especialista de la socialdemocracia.

¿Repetirán la coalición de cara a las europeas?

Aunque en los últimos meses los diputados de izquierdas coincidieron en la mayoría de votaciones importantes —lo que reflejó la convergencia ideológica entre los distintos partidos—, no está nada claro que mantengan la coalición de cara a las próximas elecciones. Tras cambiar su secretario general en diciembre, los verdes ya anunciaron que se presentarán por separado en las europeas de 2024. Y la actual dirección del Partido Comunista Francés (PCF), cuya continuidad depende de su congreso en primavera, también se decanta por esta opción.

En el caso de las europeas, el sistema electoral proporcional —cada partido consigue un número de eurodiputados equivalente a su porcentaje de votos— favorece que esta división no resulte dramática. No obstante, aquellos más partidarios de mantener la NUPES, sobre todo los insumisos y una parte de los socialistas, temen que esta fragmentación en 2024 suponga el inicio del final de la coalición. “Cada integrante debe cultivar su propio jardín”, defiende Tondelier, de los verdes, quien no cierra la puerta a repetir esta alianza en las presidenciales y legislativas de 2027, pero le gustaría que su partido ganara más peso. 

“Todo el mundo en la izquierda está pendiente de cuál será el futuro de Mélenchon y del reto de hacer emerger a un posible sucesor”, recuerda Escalona. Tras haber obtenido el 19% de los votos en las presidenciales de 2017 y cerca del 22% en las de este año, este veterano dirigente se consolidó como el nuevo líder de la izquierda francesa. Pero teniendo en cuenta que tendrá 75 años en 2027 y que decidió dar un paso al lado tras las legislativas, planea en el aire la posibilidad de que no se presente en las próximas presidenciales, pese al carácter muy personalista de la política en Francia. Según Escalona, “en función de la persona que suceda a Mélenchon, los otros partidos creen que podrán ganar terreno. Y hay esta esperanza en el caso del Partido Socialista”.