BRASIL

Lula y el dilema de qué hacer con los militares después del intento golpista

El presidente reprocha a los altos mandos su inacción durante el intento de golpe de Estado de los seguidores de Jair Bolsonaro | La figura del presidente se ha fortalecido pero no lo suficiente como para promover cambios en las Fuerzas Armadas

Lula da Silva, presidente de Brasil.

Lula da Silva, presidente de Brasil. / EFE

Abel Gilbert

A tres días del domingo en que Brasil estuvo en peligro, la justicia avanza sin pausa por el camino de la desarticulación de la trama golpista mientras queda en manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva una de las tareas más delicadas de un Gobierno que no ha cumplido dos semanas en funciones: qué hacer con las Fuerzas Armadas, apenas espectadoras pasivas del asalto a las sedes de los tres poderes del Estado.

Lula hizo saber su fastidio ante el incomprensible silencio de los uniformados frente a un hecho sin precedentes en la historia republicana de ese país. "Da la impresión que a los generales les gustaba cuando la gente reclamaba un golpe", dijo Lula en la noche del lunes durante una reunión con los gobernadores de los estados. El problema, dejó entrever, se gestó cuando comenzaron los campamentos bolsonaristas frente a las unidades militares, especialmente en Brasilia, el escenario de la acción de la ultraderecha.

"Hubo gente reclamando libremente un golpe frente a los cuarteles. Ningún general se movió a decir: 'Esto no puede pasar, está prohibido pedir esto, esto no lo vamos a hacer'", lamentó.

Lula y la Justicia unen fuerzas para neutralizar a los golpistas en Brasil

Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: EFE

De acuerdo con Bela Megale, del diario carioca 'O Globo', Lula hizo luego "explícita" la crítica a la "conducta de los militares" cuando se encontró con sus altos mandos. "Los comandantes Júlio Cesar de Arruda (Ejército), Marcos Sampaio Olsen (Marina) y Marcelo Kanitz Damasceno (Aeronáutica) intentaron presentar justificaciones ante el ministro de Defensa, José Múcio.

El principal argumento fue que tenían información de que la policía del Distrito Federal actuaría con prontitud para contener a los golpistas, lo que no ocurrió". Lula no pareció conformarse con esa explicación. Megale sostiene que el presidente había sido informado antes que el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) llamó tres veces al batallón del Ejército para proteger el Palacio de Planalto, pero que, aun así, "el contingente era insuficiente".

Del Capitolio a Brasilia

La comparación entre la toma del Capitolio por seguidores de Donald Trump, el 6 de enero de 2021, y los sucesos de Brasilia, el reciente 8 de enero, se ha convertido en un lugar común de las crónicas periodísticas. Algunos analistas se empeñan en marcar una diferencia fundamental entre ambos episodios. Las Fuerzas Armadas de EEUU en ningún momento se apartaron de los preceptos constitucionales.

Sobre los uniformados brasileños, tanto las instituciones castrenses como las policiales, caen sospechas y señalamientos. Aunque no apoyaron abiertamente a los bolsonaristas, con los cuales podrían hasta sentir una inconfesable simpatía, tampoco estuvieron a la altura de las dramáticas circunstancias. Eso es lo que Lula comunicó a los generales y almirantes. A pesar de que su figura se ha fortalecido tras la fallida asonada, el presidente no se encuentra en condiciones políticas de "limpiar" a las Fuerzas Armadas de los ardientes defensores de Bolsonaro.

El general de reserva Carlos Alberto dos Santos Cruz fue el primer ministro de la Secretaría de Gobierno de Bolsonaro. Abandonó el Gobierno de ultraderecha en junio de 2019 después de ser víctima de difamaciones en las redes sociales atribuidas a Carlos Bolsonaro y su "gabinete del odio". En declaraciones a la revista 'Piauí', Santos Cruz sostuvo que los hechos del domingo revelan que "el país está enfermo" y que gran parte de la responsabilidad de lo sucedido debería recaer en un hombre que califica de "desequilibrado" y que, un día antes de concluir su mandato, abandonó el país en silencio, después de haber fomentado el extremismo. Bolsonaro, opina, debía haber hablado a los radicales.

El general alivia en ese sentido la mochila de los militares. Cree que el de los campamentos bolsonaristas frente a los cuarteles no eran un problema militar sino político que tuvieron que resolver Lula y su ministro de Defensa. "Fueron estas dos autoridades, las que fracasaron en sus misiones. Hay cuerpos policiales y de inteligencia del Estado para monitorear todo y hacer una evaluación de lo que podría pasar". Para Santos Cruz parte del desafío presente será desmontar la máquina de odio que habita en el espacio virtual.

Siguen las fake news

"Los actos del fin de semana plantean interrogantes sobre la desinformación, las noticias falsas y la manipulación de masas. ¿Cómo puede tanta gente llegar a estar tan convencida de creencias que nos parecen inverosímiles?", señaló Bernardo Guimarães, columnista del diario 'Folha'.

Su perplejidad era compartida. El vendaval de fake news se ha incrementado desde el 8 de enero. Los actos de violencia, aseguraron usuarios bolsonaristas, fueron provocados por "infiltrados" del Partido de los Trabajadores (PT, oficialismo) que se disfrazaron de "patriotas". El mismo argumento utilizado por los seguidores de Trump hace dos años.