Mando rotatorio

2023: un año potencialmente explosivo para España en Bruselas

Los eurodiputados españoles afrontan la próxima presidencia del Consejo de la UE, que ocupará el país por quinta vez entre julio y diciembre de 2023, con grandes esperanzas y el temor a que la doble cita electoral y el pulso político por la renovación del CGPJ contamine y ensombrezca el momento

El presidente español, Pedro Sánchez, conversa con el alto representante de política exterior de la UE, Josep Borrell, durante un Consejo Europeo en Bruselas.

El presidente español, Pedro Sánchez, conversa con el alto representante de política exterior de la UE, Josep Borrell, durante un Consejo Europeo en Bruselas.

Silvia Martínez

Desde el 

Parlamento Europeo 

los eurodiputados españoles miran con esperanza a 2023 pero también con cierto recelo ante un año que puede ser potencialmente explosivo para España. No solo por las dos grandes citas electorales previstas en el calendario español -municipales y autonómicas en mayo y generales en diciembre- o la enconada pugna política que mantienen Gobierno y oposición desde hace meses a cuenta de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)

, sino porque entre el mes de julio y diciembre del próximo año el Gobierno de Pedro Sánchez ostentará la presidencia semestral rotatoria de la Unión Europea, la quinta desde la adhesión al club. Un momento políticamente muy importante para todo Estado miembro que ocupa esta función y que podría verse contaminado por la tensión y confrontación política que vive España en estos momentos.

"La presidencia francesa de 

Emmanuel Macron

 -que coincidió también con elecciones presidenciales en Francia- nos ha demostrado que se puede hacer una buena campaña electoral y ostentar al mismo tiempo la presidencia semestral de la UE. Para el Gobierno de coalición no tiene por qué ser malo y la presidencia española se ve con mucha esperanza", asegura María Eugenia Rodríguez Palop. "Va a ser un año complicado pero para España va a ser positivo", augura con esperanza esta eurodiputada de Unidas Podemos. "La mayoría de las presidencias cuando se producen, independientemente de que un partido esté gobernando o en la oposición, es un momento de país. El país tiene que demostrar ante Europa que es capaz de sacar temas, que tiene una administración seria", añade Ernest Urtasun (Catalunya en Comú), que también percibe la futura presidencia española como una "gran oportunidad" para que España empuje determinadas prioridades políticas y logre navegar la presidencia con calma.

"Me encantaría que esto fuera así pero no tengo ninguna confianza. Temo la actitud desleal que va a tener el Partido Popular en el Parlamento Europeo durante todo el semestre, que vayan a reventar la presidencia. Lo único que se puede hacer es un llamamiento a la responsabilidad, a no boicotear los trabajos y a no politizar una presidencia que es de país y no de partido", añade este eurodiputado de la bancada de los Verdes ante un año que será "más complicado" que este 2022 y en el que la UE volverá a estar a prueba. "En el último pleno, el PPE, a través del PP español, intentó colar un debate sobre la renovación del Poder Judicial. Si esto está pasando a un año de las elecciones imagínate cómo serán los próximos meses. Estoy seguro de que durante la presidencia española se intensificará tanto por una parte como por otra", opina el eurodiputado de ERC, Jordi Solé, que también ve la presidencia como una oportunidad de hablar más e informar más sobre Europa.

Penalización

"Si la oposición en España tuviera la tentación de utilizar la presidencia española como un elemento de confrontación, en Bruselas tiene penalización y tendría un coste claro", advierte el socialista catalán Javi López. La jefa de la delegación del PP, Dolors Montserrat, devuelve el aviso. "La presidencia española no es de ningún gobierno, le pertenece a todos los españoles. Necesitamos un gobierno que entienda esto y no utilice la presidencia ni para propaganda ni para ensalzar a un partido. Una presidencia ayuda a que España sea reconocida y reconocible dentro la UE como uno de los grandes países. Por tanto esperamos y exigimos al Gobierno de España que no se tome la presidencia como un acto de campaña", advierte Montserrat ante la posibilidad de que Sánchez capitalice la presidencia en beneficio propio. 

Desde 

Ciudadanos

, su portavoz en la Eurocámara, Adrián Vázquez, asegura que mantendrán una actitud "constructiva" y que la parte positiva de que haya una presidencia española durante el último año activo del Parlamento Europeo -en 2024 celebrará elecciones- es que "se pueden impulsar numerosas medidas importantes y piezas legislativas que ahora mismo están en trámite parlamentario". La parte negativa, añade, es que "si ese país pierde de alguna manera influencia o que por citas electorales o decisiones de su gobierno empieza a tener una presión de Bruselas, obviamente será al revés". Y, a su juicio, es el riesgo al que se enfrenta España si no se resuelve la renovación del CGPJ antes de que Bruselas presente en julio su próximo informe sobre el Estado de derecho. "Podemos salir muy mal parados", alerta recordando que la presidencia española podría arrancar con un "aviso serio" por parte de la Comisión Europea y su comisario de Justicia, Didier Reynders, con quien se reunirá en enero para abordar "la deriva que estamos viviendo en España".

Agenda social y América Latina

Pese al clima de tensión entre Gobierno y oposición y el riesgo para la influencia española en Bruselas

, la presidencia llegará en un momento clave para Europa, a menos de un año de las próximas elecciones al Parlamento Europeo, lo que obligará al Ejecutivo a esforzarse al máximo para cerrar el mayor número de expedientes legislativos pendientes. Por ejemplo, los últimos elementos del paquete Fit for 55 o la directiva sobre los derechos de los trabajadores de plataforma. "No sé si la presidencia sueca -durante el primer semestre de 2023- será capaz de sacarlo pero, si no lo hace, es uno de los grandes temas que España podrá sacar o liderar", estima Urtasun, que al igual que Rodríguez-Palop pone el acento en la posibilidad de impulsar la agenda más social. "Nos gustaría que hubiera más resultados y progresos en el pilar social. Se han aprobado pocas medidas y poca legislación a nivel social y nos gustaría que la presidencia española diera un empujón", explica también Solé.

Otro elemento en el que España podrá dejar su impronta, según coinciden los distintos partidos políticos consultados, será relanzar los lazos y las relaciones con los países de la Vecindad sur y particularmente con América Latina. "Vamos a tener una presidencia española que permitirá impulsar de nuevo las relaciones con América Latina. Se está preparando una cumbre de jefes de Estado en julio, la primera en ocho años. Una cumbre de enorme importancia porque la guerra en Ucrania nos empuja a pensar en términos más estratégicos", explica Javi López, que confía en firmar los acuerdos de asociación con Chile y México coincidiendo con la gran cumbre de líderes. "España es un puente de unión entre Europa e Iberoamérica. Realmente se tienen que ver los resultados de una gran cumbre iberoamericana donde consigamos el acuerdo Mercosur y trabajemos por los derechos humanos y las libertades" porque "esto también nos ayudará a dar estabilidad a Iberoamérica", coincide Montserrat.

Reglas fiscales y fondos europeos

Sobre la mesa, previsiblemente, el Gobierno de Pedro Sánchez también se encontrará otros debates de calado como la guerra de Rusia en Ucrania y sus consecuencias, la crisis energética y la propuesta de reforma del mercado eléctrico que se espera para principios de año, la ejecución de los fondos de recuperación Next Generation EU, la reforma de las reglas fiscales a la que debería darse un empujón antes de que se desactive la cláusula general de escape de Pacto de Estabilidad y Crecimiento a principios de 2024, las reglas sobre el Estado de derecho, el pacto de asilo e inmigración o la respuesta a la ley de reducción de la inflación estadounidense de Joe Biden, la política de ayudas de estado y un posible fondo de soberanía europeo para fomentar política industrial europea.

En lo que todos coinciden es en que el escándalo del 'Qatargate', la presunta trama de sobornos que ha salpicado estas últimas semanas al Parlamento Europeo y que ha llevado al cese de una vicepresidenta de la Cámara y a su imputación ante la justicia belga, no tendrá (o no debería tener) ningún impacto en la presidencia española de la UE. "Es el Parlamento Europeo quién tiene que hacer los deberes y adoptar medidas", coinciden de izquierda a derecha sobre lo que consideran "un grupo de manzanas podridas" que han manchado y dañado la reputación de la institución.