QATARGATE

Marruecos enturbia su imagen en Europa en las vísperas de la cumbre con España

Sospechas en la UE sobre la implicación marroquí en los sobornos a europarlamentarios | Las pesquisas de la justicia belga podrían condicionar la cumbre de Estado entre Madrid y Rabat con la migración y la mediana con Canarias sobre la mesa

José Luis Rodríguez Zapatero en la Primera Conferencia Internacional sobre la Paz y la Seguridad en el Sáhara Occidental.

José Luis Rodríguez Zapatero en la Primera Conferencia Internacional sobre la Paz y la Seguridad en el Sáhara Occidental. / ÁNGEL MEDINA / EFE

Joaquín Anastasio

La prensa europea está siendo un clamor desde hace casi dos semana apuntando a Marruecos como uno de los países implicados en la presunta trama de espionaje y sobornos para comprar voluntades políticas de la UE a través del Parlamento Europeo e influir a su favor en la toma de decisiones de las instituciones comunitarias.

Lo que hasta ahora se ha conocido como el ‘Catargate’ que apuntaba a un caso de corrupción de varios eurodiputados, entre ellos a la vicepresidenta de la eurocámara, la socialdemócrata griega Eva Kaili, ya destituida, para defender los intereses cataríes en el seno comunitario, en algunos medios han empezado a denominar ya como el 'marruecosgate’ por considerar que es mayor la implicación marroquí que la catarí.

También porque la relaciones comunitarias con Rabat tienen mucho mayor peso que las que se tienen con el país que ha organizado el polémico mundial de fútbol que concluyó el domingo, y porque esas relaciones apuntan siempre a varios de los temas sensibles de la política europea, como son los acuerdos comerciales, la situación del Sáhara Occidental, la cooperación antiterrorista contra el yihadismo islámico en el Sahel, el control del fenómeno migratorio desde África, y en general todo la geopolítica europea e internacional en ese continente.

El escándalo está siendo por el momento muy aireado por la prensa de muchos de los países miembros de la UE y en los niveles oficiosos tanto en el ámbito comunitario como de algunas capitales, pero no ha tomado aún carta de naturaleza oficial en las cancillerías pese al proceso abierto al respecto por parte de la justicia belga, competente al ser Bruselas donde se han cometido las supuestas ilegalidades.

Se produce este episodio en las vísperas de que los gobiernos de Rabat y Madrid cierren la próxima Reunión de Alto Nivel (RAN) en la capital marroquí, prevista inicialmente para finales de enero o principios de febrero, tras siete años sin celebrarse por la crisis diplomática, en la que ambos países quieren impulsar el nuevo clima de relaciones.

Las informaciones sobre la presunta implicación marroquí en los sobornos a eurodiputados podría trastocar el calendario o condicionar el clima de esa cumbre de Estado en la que se abordarán cuestiones claves para Canarias como las relaciones comerciales, el control de la migración, o la actual negociación sobre la delimitación de espacios marítimos entre ambos países, razón por la que el Gobierno regional pretende tener presencia directa en la misma.

El fondo de la cuestión es que un diplomático marroquí y los servicios secretos de ese país habrían tratado de influir mediante sobornos a eurodiputados en, entre otros asuntos, el acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos, un acuerdo que precisamente el Tribunal General de la UE ‘tumbó’ por considerar que afectaba a las aguas saharauis y que el derecho internacional no reconoce como de soberanía marroquí, ni de su jurisdicción.

Pero la acción del lobby marroquí en Bruselas, del oficial y del que se mueve en la sombra, parece tener muchos más tentáculos y, por lo que se está investigando en el caso que ahora ha trascendido, al margen de todo control diplomático y con evidentes implicaciones de tipo penal.

Manga ancha comunitaria

Pero donde muchos analistas y medios especializados ponen ahora el foco es en la ofensiva que Rabat está lanzado desde hace algunos años para tratar de ganar peso e influencia en la espera internacional mediante esas dos herramientas de la acción exterior. Gracias a la relevante situación estratégica en el norte de África y por ser considerado desde hace décadas el país claramente más pro occidental de toda la región, y casi del continente, Marruecos es tratado con guante de seda y manga ancha por parte de la UE y otros aliados como EEUU, y está logrando un indiscutible nivel de complicidad en esos ámbitos.

que cada vez se extiende más su posición respecto a la cuestión del Sáhara, por cuya propuesta para un régimen autonomista para la ex colonia española gana adeptos y es ya apoyada tanto EEUU, como por Francia, España y Alemania en el ámbito de la UE.

Desde hace meses, Rabat ha desplegado toda su acción diplomática para estrechar relaciones con la UE y con las cancillerías de París, Madrid y Berlín, con un claro hito en el caso español en el cambio oficial de posición del Gobierno de Pedro Sánchez con relación al Sáhara al aceptar la vía autonomista para este territorio “como la base más seria, realista y creíble para la resolución del conflicto”, aceptando la soberanía marroquí. Es la base de los acuerdos firmados entre ambos países tras la entrevista del pasado mes de abril entre Sánchez y el monarca alauita, Mohamed VI, y de la nueva etapa de relaciones con importantes implicaciones en Canarias por las razones antes mencionadas.

Paralelamente a la acción diplomática en la UE, Marruecos también está desplegando una estrategia de influencia geopolítica en otros ámbitos internacionales, cuyo caso más destacado sería el acercamiento a Israel a través de EEUU, incluido un acuerdo de cooperación militar con el Tel Aviv. Pero también a través de acuerdos con los países africanos, tras reincorporarse hace cinco años a la Organización para la Unidad Africana tras décadas de autoexclución por admitir esta entidad multilateral como miembro de pleno derecho a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y al Frente Polisario como su representante legítimo.

Pero más allá de la incidencia del conflicto saharaui en determinados países, que ha provocado crisis diplomáticas con Argelia o Túnez, Marruecos es un actor de primer nivel en toda el continente, y está avalado como peón esencial de la geopolítica en la región por parte de los países occidentales y por la OTAN, un papel que ha crecido en los últimos años como contrapunto a las agresivas políticas de Rusia y China en el Sahel y otras regiones subsaharianas.

El ‘sof power’ marroquí

La diplomacia marroquí está siendo muy activa en búsqueda de un nuevo clima de entendimiento con la UE y en especial con España, siempre con la vista puesta en apuntalar la idea de que la opción autonomista para el Sáhara no tiene marcha atrás en la política exterior española, y de cada vez más países comunitarios. Con este objetivo impulsa o participa en foros en los que deja huella de su histórica habilidad para la diplomacia ‘soft power’, es decir, con mucha capacidad para moldear las preferencias de los demás.

Como ejemplos caben señalar el reciente foro celebrado en Fez, en noviembre, de la Alianza de Civilizaciones impulsada por España hace 17 años, convocado por el exministro de Exteriores y actual director de ese órgano de la ONU, Miguel Ángel Moratinos, y la participación el actual jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares, y del expresidente Rodríguez Zapatero. Todos ellos destacados partidarios de la vía autonomista para el Sáhara.

En el mismo sentido, se interpretó la celebración en septiembre pasado en Las Palmas de Gran Canaria de una jornada sobre el Sáhara organizadas por el denominado Movimiento Saharaui por la Paz que el propio CNI español cataloga como grupo bajo el control de los servicios secretos marroquís. Esas jornadas fueron boicoteadas por el Frente Polisario, pero contaron con la participación de destacados dirigentes del PSOE como el propio Rodríguez Zapatero y sus exministros José Bono y el actual eurodiputado Juan Fernando López Aguilar.