DIPLOMACIA

España y Marruecos intensifican la actividad diplomática para lanzar la cumbre bilateral

El ministro de Exteriores marroquí ha aprovechado una escala en Madrid para volver a reunirse con su homólogo español

Es la segunda vez en tres años que pisa suelo español y la tercera reunión bilateral de los jefes de la diplomacia en menos de una semana

José Manuel Albares con Naser Burita

José Manuel Albares con Naser Burita / Ministerio Asuntos Exteriores

Mario Saavedra

Mario Saavedra

De ser prácticamente extraños a verse tres veces en una semana. Los jefes de la diplomacia de España y Marruecos intensifican los encuentros de cara al relanzamiento de la hoja de ruta entre ambos países. José Manuel Albares y Naser Burita han vuelto a encontrarse este lunes en Madrid, aprovechando una escala aérea del marroquí. Tratan de avanzar en los detalles de la próxima Reunión de Alto Nivel (RAN) de finales de enero y principios de febrero, según fuentes diplomáticas. Se verán Pedro Sánchez y el rey alauita Mohamed VI, además de los principales ministros involucrados en los temas bilaterales por solucionar, que van desde el tránsito de personas y mercancías por Ceuta y Melilla a la delimitación de las aguas con Canarias, entre otros muchos asuntos. 

La relación bilateral la califican desde Madrid como “excelente”. Destacan que, en los últimos tres años, Burita sólo ha estado en España dos veces, y las dos en los últimos días: el jueves pasado por la reunión de la Unión por el Mediterráneo de Barcelona; y este lunes, en que ha aprovechado un viaje internacional con escala en España para verse con su homólogo español. Ponen este frenesí diplomático como ejemplo de buena sintonía, en oposición a la situación que había a principios del año pasado, cuando Rabat permitió el asalto masivo de ciudadanos marroquíes (hasta 9.000) a la ciudad autónoma de Ceuta a través de la zona costera. Marruecos había retirado a su embajadora en Madrid previamente, como protesta por la atención médica que dio España al líder del Frente Polisario saharaui, Brahim Ghali, enemigo de Rabat.

La RAN (la primera en siete años) estaba prevista para este año, según lo escrito en el acuerdo bilateral de abril tras el encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI para oficializar el giro español sobre el Sáhara Occidental; Madrid ahora defiende el plan de Rabat para que el disputado territorio pendiente de descolonizar siga en Marruecos bajo un sistema de autonomía. Pero Marruecos, por sorpresa, anunció que la reunión se retrasaba hasta el año próximo, sin dar más explicaciones. El Ministerio de Exteriores asegura que ese retraso no significa que haya ningún problema en la hoja de ruta conjunta, y que se trata simplemente de un problema de agenda. 

José Manuel Albares insiste en que se está cumpliendo punto por punto lo incluido el acuerdo del 7 de abril. Destaca la previsible reapertura de la aduana en Melilla, cerrada en 2018 de forma unilateral, y la creación de una nueva en Ceuta, donde hasta ahora no existía. La fecha en la que se hará se va a fijar en una reunión técnica esta misma semana.

Lo cierto es que Burita es, de lejos, el ministro extranjero con el que más se está reuniendo Albares, aunque poco está trascendiendo de los detalles de esos encuentros. El ministro español también se vio con su homólogo marroquí, por ejemplo, el 22 de noviembre en Fez (Marruecos) con motivo del foro de la Alianza de Civilizaciones. Ambos celebraron un desayuno de trabajo el 24 de noviembre antes del foro ministerial de la Unión por el Mediterráneo (UPM) en Barcelona. En la Asamblea de Naciones Unidas de octubre ambos comparecieron de forma conjunta ante los medios.

Está por ver si esas aduanas serán meras “aduanas regionales”, es decir, tendrán limitado el volumen de mercancías que pueden atravesarlas. Marruecos, apuntan analistas consultados por este diario, no quiere que Ceuta y Melilla hagan competencia a su megapuerto internacional Tanger Med. Al mismo tiempo, parece haber acuerdo en la necesidad de terminar con el comercio de pequeña escala, el llevado a cabo por las llamadas “porteadoras”, que entran en España para comprar mercancías que luego revenden en Marruecos y que es una parte importante para la economía de las ciudades autónomas españolas, además de ser clave en el lado marroquí.