EXTERIORES

Por qué España puede evitar que China y Rusia se hagan con Latinoamérica

España asumirá la presidencia de turno de la Unión Europea a mediados de 2023

China y Rusia han ido consolidando durante la última década su influencia en la región

Xi Jinping, presidente chino, y Cristina Kirchner, presidenta argentina, saludan durante un encuentro en Pekín en 2015.

Xi Jinping, presidente chino, y Cristina Kirchner, presidenta argentina, saludan durante un encuentro en Pekín en 2015. / GOH CHAI HIN

Alberto Muñoz

Alberto Muñoz

"Literalmente", dice Nacho Torreblanca, investigador principal del European Council on Foreign Relations (ECFR), "lo que han hecho Rusia, y sobre todo China, es ponerle una alfombra roja a los líderes sudamericanos y regar la región con miles millones de euros en inversiones. Así, y sin alternativas de socios viables, es muy difícil decir que no".

De lo que habla el director de la oficina en Madrid del think tank internacional es de la creciente influencia económica, política y social de las dos superpotencias en una zona "olvidada por la Unión Europea" en la que se pueden llegar a jugar los pulsos geopolíticos del mañana. Para recordarle la importancia de América del Sur a los 27, que han decidido reducir el presupuesto de inversiones allí en un 14% en el presupuestos 2021-2027, España, que asumirá la presidencia de la UE a mediados de 2023, puede jugar un papel decisivo.

"No puede ser el rol que se le ha otorgado tradicionalmente. En Europa suelen ver cualquier cuestión que tiene que ver con Latinoamérica como un problema hispanoportugués, y ese no puede seguir siendo el caso. Latinoamérica no nos necesita para ir a ninguna parte, y España no tiene el poder, el dinero ni la capacidad de hacer de contrapeso por sí misma en una región tan importante del planeta", asegura Torreblanca en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

En diez años, los que fueron desde 2008 hasta 2018, el volumen comercial entre la Unión Europea y Latinoamérica y Caribe apenas aumentó de 185.500 millones de euros hasta 225.400 millones de euros. En ese periodo, defienden desde el ECFR, el volumen comercial de China se multiplicó por diez y ahora mismo hay 21 países de la región que forman parte de la Iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda promovida por los chinos.

El Gobierno español, sin embargo, tiene la carta escondida debajo de la manga de la presidencia de turno de la Unión Europea, y todos los mensajes respecto al tema latinoamericano que salen desde el Partido Socialista y desde su entorno apuntan a que en 2023 va a ser un elemento importante de su política exterior.

El último en pronunciarse al respecto ha sido el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, que en un acto de la semana pasada para presentar la Nueva Agenda de Cooperación Iberoamérica-Unión Europea dijo que la "prioridad" para el presidente Sánchez el año que viene va a ser "la Cumbre de Europa con América Latina" que se celebrará en julio y que "la gran esperanza de Latinoamérica es aliarse con Europa".

Por su parte, el Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, que puede tener un papel muy importante a la hora de marcar las prioridades exteriores para el bloque comunitario, ha llegado a decir que "si Europa quiere tener influencia como actor geopolítico debe prestar más atención a lo que ocurre en Latinoamérica y el Caribe".

Sin embargo, sostiene Torreblanca, puede ser demasiado tarde para Occidente, pues, por ejemplo, el presidente chino, Xi Jinping, ha visitado más veces los países sudamericanos que el ex presidente estadounidense Barack Obama durante sus dos mandatos.

"Mientras Europa dormía, China ha estado desarrollando durante más de una década su visión estratégica para la región. Viendo cómo Latinoamérica podía servir para sus propios objetivos, implantando su tecnología, estrechando lazos con sus dirigentes para intentar obtener ventajas diplomáticas a nivel mundial... La guerra en Ucrania nos ha demostrado que hay que mirar hacia América del Sur, que el mundo es un terreno de competición global que no se puede dejar desatendido", dice el director del ECFR.

De esta forma, y teniendo en cuenta la creciente influencia que va a tener España en Bruselas en este tipo de decisiones de política exterior, el papel que debería adoptar el Gobierno, dice el experto, tiene más que ver con convencer al resto de sus socios de la necesidad de desarrollar una estrategia a largo plazo en la zona que con hacerlo por sí mismo.

Por su parte, Carla Hobbs, coordinadora del Programa de Tecnología de la oficina de Madrid del ECFR, apunta a los "intereses económicos que hay en la región" y a cómo empresas chinas como Huawei, que han sido muy contestadas en otras partes del mundo, tienen una penetración muy importante en países como Chile ante la ausencia de alternativas occidentales.

"No se trata de que compartan más valores con ellos, es que no tienen otra alternativa. Necesitan llevar a cabo un proceso de digitalización y de desarrollo y Rusia y China están dispuestos a invertir mucho dinero", explica Torreblanca, que asegura que, además de eso, también han sido capaces de darles el reconocimiento que no han encontrado en otros lugares del mundo. "No hay más que ver cómo los chinos han puesto, literalmente, alfombras rojas a los líderes sudamericanos.