INVESTIGACIÓN INTERNACIONAL

Diplomacia en la sombra: 550 cónsules honorarios, en el punto de mira de la justicia

Una investigación periodística global pone al descubierto los abusos e irregularidades cometidas por estos diplomáticos voluntarios alrededor del mundo

550 cónsules honorarios están en el punto de mira de la justicia en todo el mundo /

550 cónsules honorarios están en el punto de mira de la justicia en todo el mundo / ZML / ZML

Tras recalar en la capital de Ghana en un jet privado, el traficante de armas internacional que se hacía llamar ‘Excelencia’ saludó a sus clientes en el hotel Golden Tulip y les propuso un negocio secreto: millones de dólares en misiles y granadas para usar contra las fuerzas estadounidenses. “¿Quién más sabe que estoy con Hizbulá?”, les preguntó Fauzi Jaber a sus compradores, refiriéndose a su relación con la organización político-militar libanesa, designada por EEUU y la UE como grupo terrorista. Jaber se guardaba un as en la manga para engrasar el acuerdo. Les ofreció a sus clientes un título de cónsul honorario, que les ayudaría a viajar sin intromisiones de la policía, ni siquiera en su equipaje. “Os haré cónsul en vuestros países”, les dijo Jaber antes de que uno de sus socios le interrumpiera. “Así tendréis un pase diplomático”, apostilló el socio.

La oferta de Jaber, lanzada a finales de 2012 y grabada en secreto por las agencias de seguridad de EEUU, prometía protección a través de la figura poco conocida del cónsul honorario, que permite a países de todo el mundo reclutar a ciudadanos privados para ejercer voluntariamente como diplomáticos. Creados hace varios siglos, los consulados honorarios se concibieron inicialmente como una forma de representación diplomática para aquellos países que no podían permitirse embajadas en el extranjero, pero hoy son ampliamente utilizados.

El cargo recae a menudo a ciudadanos del país en el que sirven, gente que utiliza su reputación contactos locales para defender los intereses del Estado al que representan. No cobran por su trabajo, pero a cambio tienen acceso al mundo diplomático y reciben parte de la protección reservada a los diplomáticos de carrera. Su correspondencia y documentación es inviolable. Y algunos Estados les conceden también la valija consular, que previene el registro de su equipaje, pero también de cajas o contenedores enviados a otros países.

Algunos personajes corruptos y violentos, sin embargo, han transformado la que es una función honorable en una peligrosa forma de diplomacia canalla que pone en peligro el estado de derecho. Al menos 551 cónsules honorarios de todo el mundo, tanto en activo como extitulares del cargo, han sido acusados de cometer irregularidades o se han visto involucrados en serias controversias, de acuerdo con la primera investigación global al respecto, publicada bajo el título ‘Diplomacia en la sombra’ ('Shadow diplomats'). Una investigación liderada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ en inglés) y ProPublica, en la que ha participado EL PERIÓDICO junto a 'El País', La Sexta y más de 150 periodistas de 46 países. De ese medio millar de cónsules honorarios bajo sospecha, 29 han tenido problemas con la justicia en España o mientras representaban a España fuera de sus fronteras.

Algunos de los 551 han sido condenados por delitos graves; otros fueron descubiertos abusando del cargo en beneficio personal o han sido criticados por su apoyo a regímenes autoritarios. Entre la larga lista de perfiles hay traficantes de droga y armasasesinosabusadores sexuales y estafadores. Otros han servido a regímenes corruptos, desde Corea del Norte y Siria a Sudán del Sur o Rusia. Entre estos últimos había varios individuos cercanos a Vladímir Putin, sancionados tras la invasión rusa de Ucrania.  

Conexiones con grupos terroristas

La investigación ha identificado a nueve cónsules honorarios con vínculos a grupos terroristas. La mayoría, vinculados a Hizbulá (Partido de Dios), todo un estado dentro del Estado libanés, un partido político que provee servicios sociales y tiene su propia milicia armada. Estrechamente vinculada a Irán y Siria, la organización ha sido acusada de atentar en varios países. “Hizbulá ha entendido que, si usa a estos cónsules honorarios, básicamente puede mover todo tipo de mercancía con impunidad sin que nadie les descubra”, asegura David Asher, un antiguo asesor del Departamento de Defensa de EEUU que investigó durante años las redes criminales de la organización. “Enseñas tu pasaporte diplomático y no hay preguntas”. El pasado mes de marzo EEUU sancionó a un empresario en Guinea, acusado de enviar dinero al grupo libanés y aprovecharse de su status como cónsul honorario para entrar y salir del país sin apenas escrutinio.

De acuerdo con la investigación conjunta, algunos de los honorarios asumieron el cargo después de haber sido acusados de irregularidades, aunque la mayoría levantó sospechas mientras lo ejercía. En Macedonia del Norte, dos cónsules rusos pusieron sus consulados a disposición de una operación de propaganda del Kremlin que pretendía limitar la expansión de la OTAN. En Myanmar, un magnate birmano al servicio de Bielorrusia utilizó sus conexiones para suministrar armas a la Junta en Rangún durante su campaña genocida contra la minoría musulmana del país.

Una vez acusados, algunos cónsules han tratado de invocar inmunidad diplomática para escurrir a la justicia. A veces, con éxito. Pero a pesar de las irregularidades que permean en este rincón del mundo diplomático, pocos gobiernos han tratado de ponerle coto. “Los cónsules actúan de forma completamente autónoma y no están controlados por el Estado al que representan”, decía un informe confidencial de los Mossos d’Esquadra sobre los cónsules honorarios en Barcelona de MaliAlbania Croacia, imputados por blanqueo de capitales. “El Gobierno español no puede interferir en sus asuntos”.

No todos los países alegan indefensión. El propio Gobierno español ha presionado discretamente en los últimos años para que varios cónsules honorarios en la península fueran cesados por apoyar de un modo u otro el proceso independentista en Catalunya. Otros países como CanadáBoliviaCosta Rica Montenegro han denunciado la falta de supervisión. Y cuando los periodistas de ‘Diplomacia en la sombra' comenzaron a hacer preguntas, Alemania cesó a uno de sus cónsules en Brasil por abusar de su status consular en un negocio inmobiliario, mientras un cónsul suizo de Mongolia –condenado previamente por evasión fiscal—anunció su dimisión.

La actividad de los cónsules honorarios está regulada por la Convención de Viena de 1963, complementada en países como España por otras leyes nacionales. La Convención concede a los honorarios “libertad de movimiento y viaje” en los países donde sirven, establece la inviolabilidad de sus comunicaciones y les otorga inmunidad en lo que concierne a su actividad consular. Esta inmunidad, sin embargo, no es aplicable a otros cometidos ajenos a su función diplomática. Numerosos países, preocupados por la opacidad que se deriva de estas normas, han restringido algunos de estos privilegios. En España no tienen inmunidad ni generalmente valija diplomática, aunque algunos Estados sí les conceden esta última, así como el pasaporte diplomático.

Títulos de honorario al mejor postor

El año pasado el Departamento de Estado de EEUU, uno de los pocos países que no cuentan con cónsules honorarios, presionó a otras naciones para que dejen de conceder matrículas diplomáticas a sus honorarios con el fin de prevenir “más fraude y abuso”. Pero esta figura no solo sigue viva, sino que está extraordinariamente codiciada. No en vano existen consultoras internacionales dedicadas a conseguir para sus clientes títulos de cónsul honorario de países empobrecidos a cambio de miles de dólares. “Viaje a través de los canales diplomáticos como un VIP y a menudo con visado”, dice la web de Elma Global, una de esas consultoras, antes de añadir que el cargo concede “privilegios ilimitados para entrar y salir” del país. 

Esta investigación ha recabado numerosos ejemplos de honorarios que han invocado sus credenciales diplomáticas para escurrir registros y arrestos e incluso para eludir impuestos y multas de tráfico. Un antiguo honorario italiano en Egipto fue condenado por tratar de sacar del país de contrabando 22.000 antigüedades en un contenedor diplomático, desde momias a sarcófagos del rico patrimonio egipcio.

Pero son quizás las actividades relacionadas con el terrorismo y su financiación lo que más preocupa a las autoridades de buena parte del mundo. “Esto de los cónsules honorarios se ha convertido en un problema”, asegura Jack Kelly, un antiguo agente especial de la Agencia Antidrogas de EEUU que investigó a Hizbulá. “Demuestra que se ha convertido en una forma organizada de llevar a cabo ciertas actividades en África y probablemente alrededor del mundo”.

Aquellos que abusan de la figura, sin embargo, no siempre se salen con la suya. Es el caso de Jaber, el traficante de armas vinculado a Hizbulá. Cayó durante el ‘Proyecto Cassandra’ lanzado por las autoridades estadounidenses para tratar de desmontar el entramado criminal de la organización libanesa, a la que se acusa también de tráfico de drogas. Aquellos clientes con los que Jaber se reunió en Ghana eran en realidad informadores de la DEA que se hicieron pasar por representantes de una guerrilla y un cartel colombiano.

Misiles, rifles de asalto y cocaína

En 2014 Jaber fue arrestado en Praga tras haberse comprometido a suministrar misiles tierra-aire y rifles de asalto, a trasladar y almacenar cocaína en África Occidental y a blanquear los beneficios a través de un banco en Nueva York. Poco después fue extraditado a Nueva York y en 2017 se declaró culpable de conspiración para respaldar a un grupo terrorista colombiano. Fue sentenciado a 15 años de cárcel.

En una entrevista desde la cárcel, Jaber reconoció haber ofrecido títulos de cónsul honorario a sus clientes. “Sé cómo trabajan y sé cómo se crean los cónsules honorarios”, afirmó tras renegar de Hízbulá durante la conversación. “Los cónsules honorarios mueven drogas y dinero. Conozco a muchos que está metidos en toda clase de tonterías”.

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* En el artículo han colaborado Debbie Cenziper, Will Fitzgibbon, Delphine Reuter, Eva Herscowitz, Emily Anderson Stern, Nicole Sadek, Jelena Cosic, Margot Williams, Miriam Pensack, Emilia Díaz-Struck, Benedikt Struntz, Jan Strozyk, Akoumba Diallo, Noel Konan, Diana Moukalled, Emmanuel Dogbevi, Saska Cvetkovska, Bernd Schlenther, Jordan Anderson, Hannah Feuer, Michael Korsh, Michelle Liu, Grace Wu, Linus Höller, Dhivya Sridar, Quinn Clark y Henry Roach.