Drama humanitario

Las oenegés de rescate de inmigrantes aguantan el pulso a Meloni: "La ley del mar habla claramente"

Los responsables de Open Arms, Médicos Sin Fronteras y Sea Watch aseguran que mantendrán las operaciones en el Mediterráneo a pesar de los bloqueos, sanciones y causas administrativas que impulsará el Gobierno italiano

Un grupo de activistas se manifiestan en el puerto de Catania para reclamar el desembarco de todos los migrantes del Geo Barents.

Un grupo de activistas se manifiestan en el puerto de Catania para reclamar el desembarco de todos los migrantes del Geo Barents. / EFE

No hace ni un mes que ocupa el cargo de primera ministra de Italia y la ultraderechista Giorgia Meloni ya ha echado un pulso importante a las oenegés de rescate de inmigrantes en aguas del Mediterráneo. Que la mano dura en política migratoria va a ser uno de sus sellos no es sorpresa para nadie pero sí ha causado estupor la contundencia con la que ha dejado a cerca de un millar de inmigrantes en condiciones durísimas durante semanas atrapados en los barcos por su negativa a darles cobijo en un puerto italiano. Luego, les permitió un "desembarco selectivo". Hasta, días más tarde, culminar en el desembarco total. Excepto un barco, que fue desviado a Francia creando la primera crisis entre París y Roma de la era Meloni.

"No hay precedentes", asegura el director de la oenegé Open Arms, Oscar Camps, en lo que describe como una nueva vuelta de tuerca en la perversión del derecho marítimo internacional, para añadir: "No es legal hacer un desembarco selectivo y, es más, es tan grave que no creo que lo vuelvan a hacer".

Frente a Meloni van a permanecer inquebrantables estas organizaciones humanitarias que, aseguran, disponen de la fuerza que les da la ley. "El rescate no es una opción es una obligación", argumenta el fundador de la oenegé catalana. "Aquí nos encontrarán, en el mar", apuntala el responsable de Búsquedas y Rescates en el Mediterráneo Central, Juan Matías Gil, de la oenegé Médicos Sin Fronteras, sabedor de que, sin embargo, no les van a poner las cosas fáciles. Todos son conscientes de que vendrán más bloqueos, más sanciones administrativas y más causas judiciales para torpedear en lo posible su labor.

Juicio a Salvini

"La ley del mar habla claramente; cualquier persona rescatada debe ser desembarcada en el puerto seguro más cercano y seguiremos actuando de acuerdo con el derecho internacional, como siempre hemos hecho", plantea en la misma línea Rachele Giorgi, responsable en Italia de la oenegé alemana Sea-Watch. Efectivamente, una retahíla de leyes y convenios abundan en que la persona que está en peligro en el mar tiene derecho a ser rescatada y llevada a un puerto seguro.

El director de Open Arms asegura que existe preocupación entre los trabajadores de las capitanías marítimas italianas sabedores de que ejecutar órdenes que son ilegales les puede acarrear problemas judiciales.

De hecho, el que fuera ministro del Interior italiano entre junio del 2018 y septiembre del 2019, el también ultraderechista Matteo Salvini, tiene un juicio abierto por idéntica praxis a la que ha llevado a cabo Meloni. El líder de la Liga impidió durante 19 días que un centenar de migrantes rescatados por Open Arms desembarcaran en Italia en 2019 y se enfrenta a 15 años de prisión en un juicio que ya ha empezado pero sufre constantes dilaciones -argumenta Camps- por las maniobras de su defensa. El que fuera la mano derecha del Salvini, Matteo Piantedosi, es ahora el ministro del Interior de Meloni.

También las oenegés que operan en el Mediterráneo han tenido causas pendientes con la justicia. De una veintena, solo quedan dos abiertas, según cifras barajadas por las propias organizaciones.

Desesperación a bordo

Y mientras, la situación vivida a bordo de los barcos sin permiso para desembarcar ha rozado la desesperación. Sus ocupantes son inmigrantes que ya vienen de un calvario vivido en Libia a la espera de poder poner un pie en Europa. Con carencias de agua potable y comidasin condiciones higiénicas y con la moral por los suelos, se han vivido escenas de mucha tensión. Especialmente, en el barco de rescate de Médicos Sin Fronteras, donde dos personas se lanzaron al agua al verse varadas desde hacía más de dos semanas y con la espada de Damocles de poder ser devueltas.

Yossouf -nombre ficticio- dijo que no pudo soportar más la situación cuando vio que, fruto del desembarco selectivo, algunas personas bajaban del barco y otras no. Y se tiró al agua del puerto de Catania desde el 'Geo Barents'. Es sirio y escapó de la guerra para buscar un lugar donde sentirse libre y seguro. Pasó por el infierno libio, sinónimo de torturas, violencia y extorsión. Es su relato a un miembro de Médicos Sin Fronteras. Su hija más pequeña tiene seis años y no puede ir a la escuela a riesgo de que le caiga una bomba.

Y como Yossouf decenas, cientos.