GUERRA EN UCRANIA

Iván Fédorov: "Los rusos me torturaron psicológicamente para que llamara a los ciudadanos a cooperar con la ocupación"

El alcalde de la ciudad ocupada de Melitópol rememora su cautiverio a manos de los invasores y denuncia las condiciones de vida en la localidad

Iván Fédorov, alcalde de Melitópol.

Iván Fédorov, alcalde de Melitópol.

Marc Marginedas

Iván Fédorov, alcalde de Melitópol, una ciudad de 150.000 habitantes ocupada por las tropas rusas desde los inicios de la guerra, se ha convertido en uno de los símbolos de la resistencia ucraniana. Arrestado en los primeros días de la invasión, se negó tajantemente a emitir un llamamiento a los ciudadanos para que aceptaran la presencia del Ejército del Kremlin. Fue intercambiado a mediados de marzo, y ahora explica a El Periódico de Catalunya cómo se comportan las tropas de Rusia en los territorios ucranianos bajo su control.

Explíquenos su experiencia en manos de los rusos.

El 24 de febrero, cuando los rusos se posicionaron cerca de Melitópol, decidimos, junto con nuestro equipo, quedarnos porque había más de 150.000 personas en la ciudad. Como un equipo, teníamos que estar juntos, para dar apoyo y asistencia. Al cabo de dos semanas, los rusos vinieron a nuestro centro humanitario: me secuestraron y me llevaron a prisión. Fueron los seis días más duros de mi vida. No sabía qué sucedería al día siguiente, o qué es lo que podía hacer para volver a casa. Tampoco sabía qué le había sucedido a mi equipo, a mis padres, o dónde estaban. Los rusos emplearon conmigo torturas psíquicas. Me obligaban a tener largas conversaciones; alrededor mío había entre cinco y 10 soldados, con armas y fusiles automáticos. En otras estancias de la prisión estaban torturando (a otros prisioneros) y oía sus gritos. Pensaba que en cualquier momento vendrían a mi habitación y harían lo mismo conmigo.

¿Le golpearon?

Estuve un día entero con las manos esposadas. Tenía que comer, dormir o caminar en la habitación de esta forma. No me golpearon, pero psicológicamente fue muy duro.

¿Qué querían de usted?

Básicamente, que fuera a la plaza central y dijera a los ciudadanos que todo estaba bien, que la ocupación rusa era algo bueno, que les pidiera que viviésemos con Rusia en paz y harmonía. Me lo repitieron infinidad de veces; siempre respondí que era imposible, que no queríamos vivir con los ocupantes. Que nuestro equipo municipal solo volvería a su puesto de trabajo si la bandera ucraniana ondeaba de nuevo en la plaza central de Melitópol.

¿Cómo era el día a día en Melitópol? ¿Los ciudadanos intentaron resistir?

En febrero o marzo, nadie esperaba semejante resistencia. Miles de nuestros ciudadanos acudían a la plaza central a protestar. Demostraron que estaban a favor de Ucrania. Cuando los rusos empezaron a secuestrar a nuestros ciudadanos y a enviarlos a prisión, éstos ya no podían manifestarse, y comenzaron otra clase de resistencia, no una resistencia visible, sino partisana. Hace poco, tras nueve meses de ocupación, un grupo de jóvenes de Melitópol derribó la bandera rusa en el edificio central administrativo.

¿Cuál es la situación en la actualidad?

Es una situación muy deprimente. Nadie ofrece garantías de seguridad. Nadie puede decir qué es lo que va a pasar en el futuro inmediato, en dos días, cinco o una semana. Más de la mitad de los habitantes han huido, y gentes de otras partes, del Donbás, de Jersón, de Rusia, vienen y ocupan los pisos de los que se van. Hay muchos problemas con las medicinas y los alimentos; son muy caros y cuestan cinco o seis veces más que en otras ciudades de Ucrania. Más del 80% de la gente no tiene trabajo. El Gobierno (ucraniano) paga las pensiones, los salarios de los profesores que no quisieron colaborar con los ocupantes, pero no es suficiente. No hay ninguna posibilidad de tener una vida normal.

¿Cuánta gente ha desaparecido en Melitópol? ¿Tiene cifras?

En los últimos nueve meses, más de 700 ciudadanos fueron secuestrados. Algunos estuvieron en prisión tres días, otros siete meses. En el momento actual, más de 100 personas están (en manos de los rusos).

¿A dónde los llevan?

Algunos a la Federación Rusa, concretamente a la prisión de Lefórtovo en Moscú. Otros, a la península ocupada de Crimea, y otros están en edificios a manos de las servicios especiales rusos.

¿Qué unidades militares están ocupando Melitópol?

Hay diferentes unidades. Hay soldados rusos, chechenos, de Daguestán, de las dos repúblicas populares de Rusia en Donetsk y Lugansk, servicios especiales como el FSB. Lo más importante es que no cooperan entre ellos, sino que compiten. ¿Por qué? Algunos servicios especiales piensan que (la guerra) es un error, otros, en cambio, no.

¿Existen algunas unidades que se comportan bien?

Ninguno de ellos es bueno con nosotros. Pero sí vemos que nadie puede cooperar con los chechenos ni controlarlos. Hace tres días, por ejemplo, un checheno disparó en un hospital para civiles. Una persona fue herida.

Usted es alcalde de una ciudad donde el ruso es la lengua habitual. Los habitantes de Melitópol, ¿cómo se sienten ante unos soldados que hablan su misma lengua?

En muchos países de Europa, los ciudadanos hablan en idiomas diferentes. En Suiza, por ejemplo, hay cuatro idiomas oficiales. En Ucrania, todos nos entendemos. Yo me entiendo muy bien con los ciudadanos de Lviv o de los Cárpatos. Sí, en Melitópol, en el este, muchos ucranianos hablan en ruso. Y no es un problema. Los rusos intentan jugar con la idea de que tenemos un problema de idioma. Pero no lo hay.