CAMBIOS EN EL GIGANTE SUDAMERICANO

La victoria de Lula reconfigura las alianzas internacionales de Brasil

Con el retorno del PT al Gobierno, el país retomará la agenda diplomática que la ultraderecha había enterrado | El futuro Ejecutivo impulsará la integración regional, la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU y mejores vínculos con la UE y EEUU

El presidente argentino, Alberto Fernández, felicita a Luiz Inácio Lula da Silva tras su victoria en las elecciones brasileñas, este lunes. EFE

El presidente argentino, Alberto Fernández, felicita a Luiz Inácio Lula da Silva tras su victoria en las elecciones brasileñas, este lunes. EFE / EFE

Abel Gilbert

"Brasil pasará de paria a protagonista". Celso Amorim fue dos veces ministro de Exteriores de 

Luiz Inácio 'Lula' da Silva.

Sus palabras parecieron responder al entusiasmo que provocó en América Latina su victoria electoral frente al ultraderechista 

Jair Bolsonaro

. "Alegría", escribió el presidente chileno,

 Gabriel Boric

, glosando una antológica canción de Caetano Veloso. "Las relaciones entre Colombia y Brasil serán estrechas porque ambos amamos la Amazonía", le dijo Lula al colombiano 

Gustavo Petro

 en la conversación telefónica que tuvieron este lunes. "Estoy muy contento de que Brasil recupere a Lula y que América Latina recupere a Lula, como lo que es, un dirigente realmente singular e impactante", señaló el argentino Alberto Fernández

, quien viajó especialmente a Sao Paulo para fundirse en un abrazo con el líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Más allá de las salutaciones entusiastas, el fin de la era Bolsonaro supone un reordenamiento sustancial en la región. Por lo pronto, la llegada de Lula al Palacio Planalto tendrá un efecto disuasivo para promover en los países vecinos experimentos políticos como el que acaba de ser derrotado en las urnas en Brasil. Los principales interesados en la reelección del capitán retirado estaban en Argentina, donde la derecha se propone retornar al Gobierno el año venidero. Bolsonaro ha sido un recurrente impugnador de las orientaciones políticas de Petro, Boric y Fernández.

Autonomía respecto de Washington

Casi dos décadas atrás, Lula lideró el proyecto que convergió en la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur), cuyo protagonismo decayó sensiblemente desde el momento en que comenzó a menguar lo que se conoció como la "ola progresista", y que involucró, además de Brasil, a Argentina, Bolivia, Uruguay, Ecuador y Venezuela.

Entre 2003 y 2010, durante los dos primeros Gobiernos de Lula, Brasil promovió la idea de una integración política y económica que le permitiera a Sudamérica obtener una autonomía relativa respecto de Washington. Uno de los proyectos más ambicioso de esos años era la creación de un Banco y una moneda común. Eran tiempos de bonanza compartida. El crecimiento económico de China había convertido a varios países de la región en proveedores de productos primarios.

La situación de 2023 es completamente diferente. A pesar de las limitaciones que se dibujan en el horizonte, Lula ha vuelto a reivindicar aquellas iniciativas truncadas. "No tenemos que depender del dólar", dijo al proponer la creación de una moneda digital sudamericana que, señaló, debería llamarse SUR y sería emitida por un Banco Central Sudamericano, con una capitalización inicial realizada por los países miembros, proporcional a sus respectivas participaciones en el comercio regional. Esa moneda podría utilizarse para los flujos comerciales y financieros entre los países de la región.

Un giro radical

Pero antes de abordar un objetivo tan ambicioso, Brasil debe desandar el camino trazado por la ultraderecha y volver al mismo seno de la Unasur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). En 2019, el bolsonarismo apoyó el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia y se sumó a la coalición regional que intentó desplazar del poder a Nicolás Maduro en Venezuela.

El PT modificará la política de hostilidad hacia Caracas, aunque, esta vez, Lula se verá obligado a discutir con sus aliados qué tipo de relación se mantendrá con el Palacio de Miraflores. Bolsonaro hizo a su vez estallar el Mercosur, la zona de libre comercio que Brasil comparte con Argentina, su socio estratégico, Paraguay y Uruguay.

Brasil fue un activo partícipe de la creación del BRICS que componen además China, Sudáfrica, la India y Rusia. La invasión rusa a Ucrania coloca a Lula frente a un dilema sobre los modos de reactivar ese espacio. En su primer discurso como mandatario electo, Lula también recuperó otros aspectos de su agenda diplomática primordial, y por eso reivindicó la idea de una "nueva gobernanza global" a través de una reforma del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Se espera que Brasil dinamice a partir de 2023 su participación en el G-20.

EEUU y la UE celebran a Lula

La ultraderecha se alineó de manera automática con Donal Trump. La llegada de Joe Biden a la presidencia de Estados Unidos supuso un problema para Bolsonaro. No fue casual que el actual presidente norteamericano saliera de inmediato a validar el triunfo en las urnas de Lula. Lo mismo hizo la Unión Europea (UE), interesada en recuperar a Brasil como interlocutor privilegiado.

La UE y el Mercosur anunciaron un acuerdo de libre comercio en 2019. Sin embargo, la puesta en marcha de ese entendimiento se ha frenado por razones múltiples. La cuestión ambiental provocó un profundo desacuerdo entre la UE y Brasil. Bolsonaro no solo amagó con retirarse del Acuerdo de París. Ha tenido inéditos roces públicos con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, por la gestión de los incendios en la Amazonía. Macron fue uno de los primeros jefes de Estado europeos en saludar no solo la victoria de Lula sino la derrota del capitán retirado.