REUNIÓN DE ÚLTIMA HORA

La OTAN intenta zanjar en Madrid el problema turco para evitar el secuestro de la cumbre

Se ha convocado una reunión de urgencia este martes, pocas horas antes del inicio formal de la cumbre, con los líderes de Finlandia, Suecia, Turquía y la Alianza. Ankara quiere que se le levanten los embargos de armas y mano dura con grupos kurdos

Recep Tayip Erdogan en una RP de la OTAN

Recep Tayip Erdogan en una RP de la OTAN / REUTERS/Gonzalo Fuentes

Mario Saavedra

Mario Saavedra

En 2017, Turquía anunció la adquisición del sistema antiaéreo ruso S-400 ruso. Un país de la OTAN comprando armamento avanzado a Moscú. Estados Unidos puso el grito en el cielo: esos sistemas de misiles podían enviar subrepticiamente a Moscú datos de los aviones de la

Alianza Atlántica

. Washington respondió anulando la venta a Turquía de aviones F-35 Lightning II (por el que Ankara iba a pagar miles de millones de dólares), impuso sanciones a los directivos de la industria pública de defensa SSB y prohibió licencias de exportación. La modernización de la fuerza aérea turca se frenó en seco y la relación entre ambos aliados de la OTAN tocó fondo.

Así que cuando Finlandia y Suecia pidieron su entrada en la Alianza Atlántica, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, vio su oportunidad de negociar sobre esa y otras afrentas. Vetó la firma del acuerdo de inicio de adhesión. Y hasta hoy. 

“Erdogan quiere multilateralizar un conflicto bilateral, y eso ya sabe que es muy arriesgado”, dice un diplomático español. “El enfrentamiento de Turquía con Finlandia y Suecia en realidad tiene mucho que ver con su mala relación con Estados Unidos”, subraya a este diario Eleonora Tafuro, investigadora del instituto ISPI de Milán. “Hay una tendencia de los círculos políticos turcos a hacer que sus problemas se resuelvan a través de la OTAN”. 

Para evitar que Turquía secuestre la cumbre de Madrid con esos problemas bilaterales, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha organizado una reunión de emergencia este martes en Madrid con Erdogan, la primera ministra de Suecia, Magdalena Andersson, y el presidente de Finlandia, Sauli Niinisto. 

Ankara ya se ha encargado de bajar las expectativas. "Acudir a la cumbre no significa que vayamos a dar un paso atrás en nuestra posición", ha dicho el portavoz de la presidencia turca, Ibrahim Kalin. 

El frenesí diplomático es total. Este lunes, el propio Stoltenberg ha recibido a la primera ministra sueca Magdalena Andersson en el cuartel general de la OTAN en Bruselas. Y durante todo el día han estado allí trabajando los negociadores de los tres países implicados. “Nadie ha sufrido más el terrorismo que Türkiye (nombre con el que Turquía quiere ser llamada) [...] entre otros del grupo terrorista PKK”, ha dicho para conciliar este lunes Jens Stoltenberg. En la misma línea se ha expresado antes el jefe de la diplomacia española, José Manuel Albares; esto es, concediendo legitimidad a algunas de las reclamaciones del aliado euroasiático.

Bruselas, 27 de junio de 2022.- La primera ministra sueca Magdalena Andersson con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg

Bruselas, 27 de junio de 2022.- La primera ministra sueca Magdalena Andersson con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg / EFE/EPA/STEPHANIE LECOCQ

Estocolmo ha endurecido sus leyes antiterroristas. Suecia y Finlandia entregaron a Turquía hace días unas propuestas por escrito. Pero el Gobierno turco ha declarado ya que las posiciones presentadas todavía no cumplen sus expectativas. 

“Habría sido simbólico que Finlandia y Suecia hubieran llegado a la cumbre ya como países invitados [estatus legal previo a la adhesión], y que pudieran participar en todas las reuniones pero, al menos desde el punto de vista de Helsinki, no se ve como algo crítico para la seguridad que la entrada se haga esta semana o la que viene”, dice a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Charly Salonius-Pasternak, analista del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales. 

Ankara quiere la extradición de kurdos residentes Suecia y Finlandia (algunos periodistas y disidentes), y que se considere grupo terrorista a las unidades de autodefensa kurdas en Siria (YPG). El problema es que ese es un grupo armado aliado de Estados Unidos, que incluso recibe armamento de Washington. 

Pero, sobre todo, quiere que Estados Unidos extradite al imán Fethullah Gülen, acusado por Ankara de haber organizado el golpe de Estado contra Erdogan de 2016 y huido a Estados Unidos. Pide que su organización, llamada Fetö, sea calificada de terrorista.

El clérigo turco Fethullah Gülen en Pensilvania

El clérigo turco Fethullah Gülen en Pensilvania / REUTERS/Charles Mostoller

Finlandia y Suecia, sin ser miembros de pleno derecho, están invitadas a la cumbre de Madrid en su calidad de candidatas a entrar en la Alianza, tras presentar su solicitud de ingreso en mayo pasado. Ya están asociadas a la OTAN y realizan con la organización maniobras militares, tienen el grueso de sus capacidades militares “interoperables” con las de los países de la Alianza y un Ejército moderno y preparado. 

Los documentos para que se inicie el proceso están ya listos y solo faltan las firmas, así que una vez tomada la decisión el estatus de ambos países puede cambiar rápidamente. Luego vendrían los procesos de ratificación de cada uno de los 30 países aliados. En algunos es decisión gubernamental; en otros, como España, lo debe ratificar el Parlamento. Pedro Sánchez se ha comprometido a hacer una ratificación exprés y con toda seguridad contará con los apoyos necesarios en el Congreso.

La relación de Turquía con Rusia


Los analistas apuntan a que este pulso duro que está librando Turquía con sus 29 aliados tiene una clara lectura interna. Los temas kurdos son muy sensibles, porque el país ha sufrido cruentos atentados terroristas independentistas. Turquía no es una democracia, sino un país autoritario, según la clasificación de The Economist Intelligence Unit. Se encuentra en el lugar 104 del ránking, entre Gambia y Pakistán. Tras el golpe de Estado, Erdogan empezó una dura represión de disidentes y periodistas. 

Pero hay otro factor que inquieta y convierte a Turquía en el país más díscolo y disonante de la Alianza Atlántica: su relación con Rusia. Aplica Ankara una auténtica geometría variable diplomática de acercamientos y distanciamientos de Moscú. 

“La relación con Rusia está marcada por ciclos de cooperación y competencia desde los tiempos de los imperios ruso y otomano, pero hoy es particularmente sólida a nivel económico, energético y político”, escribe Tafuro en la revista Scenari. “Ambos países comparten una frustración similar con Occidente. El culmen de la ira turca, que ha madurado tras incidentes como la entrada de Chipre en la UE o las posiciones de muchos miembros europeos y estadounidenses sobre el genocidio armenio o la cuestión kurda, se alcanzó tras el intento de golpe de Estado de 2016”.

La apertura de las negociaciones de adhesión requiere del consenso de los 30 Estados miembro, por lo que Turquía tiene margen para bloquearlas pese al acuerdo generalizado de que Suecia y Finlandia sí deben ser miembros de la Alianza Atlántica, especialmente ante la creciente amenaza de Rusia en el este de Europa. Está por ver si Turquía levanta el veto en el último momento o trata de convertirse en la protagonista de la cumbre para arreglar sus diferencias con los nórdicos y, sobre todo, con Estados Unidos.