ALEMANIA

Die Linke, el 'Podemos' alemán, ante el abismo

El partido alemán, fundado en 2007 tras la fusión de excomunistas orientales y socialdemócratas occidentales, sufre la peor crisis de su historia

Bodo Ramelow, primer ministro del land de Turingia.

Bodo Ramelow, primer ministro del land de Turingia. / EP

Andreu Jerez

"Tendencia autodestructiva". Un análisis recientemente publicado por la Fundación Rosa-Luxemburg, cercana al partido alemán Die Linke, evita poner paños calientes sobre el estado de la formación situada más a la izquierda en el 

Bundestag

. "El partido carece desde hace años de un centro estratégico", dice el documento titulado 'Un Die Linke fuerte es posible y necesario. Diez desafíos para un resurgimiento solidario'. Die Linke elegirá una nueva dirección en un congreso en Erfurt este fin de semana. La nueva cúpula -un dúo, previsiblemente- tendrá que lidiar con una crisis existencial y programática agravada además por el escándalo generado por acusaciones de sexismo entre sus filas.

Los analistas de la fundación ven, por tanto, margen de salvación. Su diagnóstico es, sin embargo, demoledor: contradicciones internasluchas intestinas entre sus diferentes y numerosas facciones, incapacidad de aprovechar su objetivo potencial electoral, insuficiencia comunicativa, errores estratégicos y falta de liderazgo. Todo ello "pone su existencia en duda", advierte el análisis. Y la conclusión es al mismo tiempo un dilema: renovación o desaparición.

Die Linke nació en 2007 a raíz de la fusión entre el Partido del Socialismo Democrático -PDS, poscomunistas de Alemania oriental herederos, en parte, del partido único de la desaparecida RDA- y la escisión socialdemócrata de Alternativa Electoral Social -La Alternativa Electoral -WASG, en sus siglas en alemán –. Este último partido fue en fundado en 2004 por socialdemócratas desencantados con las reformas neoliberales introducidas por el entonces canciller Gerhard Schröder.

Desastres encadenados

Die Linke obtuvo su mejor resultado electoral en las elecciones de 2009, dos años después de su fundación. Con un 11,9% de los votos, fue entonces la cuarta fuerza electoral de Alemania. En la siguiente legislatura –a partir de 2013–, perdió casi tres puntos, pero se convirtió en el partido líder de la oposición parlamentaria frente a la Gran Coalición –conservadores y socialdemócratas– gobernante.

Tras una leve mejora electoral en la última legislatura de Angela Merkel en la cancillería, las últimas elecciones federales del pasado septiembre por poco dejan al partido fuera del Bundestag: Die Linke obtuvo el 4,9% de los votos y quedó así por debajo del umbral del 5% que da acceso directo al Parlamento federal. Sólo consiguió entrar al Bundestag y contar con una fracción parlamentaria de 39 diputados propia gracias a que tres de sus candidatos fueron los más votados en sus respectivos distritos electorales -todos ellos en Alemania oriental, donde la formación ha sido históricamente más fuerte-.

Uno de esos tres candidatos es Gregor Gisy, antiguo opositor al régimen autoritario de la extinta RDA, cofundador de Die Linke y expresidente de la fracción parlamentaria del partido. Gisy tampoco se anda con rodeos a la hora de analizar la actual situación de su partido: "Nos encontramos en una crisis existencial", dijo recientemente en una entrevista con el grupo editorial alemán RND. Gisy critica que la ciudadanía no sepa cuál es la posición mayoritaria dentro Die Linke, lamenta las enormes divisiones internas y el "ambiente denuncia", y exige una nueva dirección con "autoridad".

El periodista y analista alemán Sebastian Friedrich ve también una falta de estrategia electoral: "Die Linke fue en su momento más álgido un partido antineoliberal desde una perspectiva de política económica y también social. De esta manera, tenía un marketing electoral claro o un USP, es decir, un 'Unique Selling Point', como se dice en inglés. Y ese USP ha desaparecido por varias razones: por una parte, el neoliberalismo sigue estando ahí, pero el coronavirus y la guerra han cambiado su rostro, hoy funciona diferente y es menos visible. Por otra parte, los socialdemócratas del SPD se han estabilizado, aunque haya sido por casualidad", dice a El Periódico Friedrich, que se refiere así al rol jugado por Olaf Scholz -de perfil similar al de Merkel-, que ha devuelto al SPD al poder a pesar de la irresuelta crisis de identidad de la socialdemocracia alemana.

Nueva dirección

Los resultados electorales encadenados desde las últimas elecciones federales dan poco margen para el optimismo dentro de Die Linke: en los tres comicios regionales celebrados este 2022 -el Sarre, Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia, tres estados germano-occidentales-, el partido obtuvo resultados miserables, todos por debajo de la barrera del 5%.

El periodista y analista Sebastian Friedrich ve poco espacio para el optimismo: "Creo que el partido se está muriendo. Probablemente no desaparecerá completamente y sobreviva algunos años más en estados de Alemania oriental y en algunas ciudades, pero dudo que como fuerza política federal".