AYUDA MILITAR

Los carros Leopard que España podría donar a Ucrania no los quiso Perú a precio de saldo

Rehabilitar a los tanques jubilados se demoraría un mes, según expertos militares

Un carro Leopard 2 A4 a su paso en un desfile en Madrid el 12 de octubre de 1998.

Un carro Leopard 2 A4 a su paso en un desfile en Madrid el 12 de octubre de 1998. / EFE

El peor momento que han vivido los carros de combate Leopard que el Ejército tiene hibernados y que pide Ucrania no fue el de su retiro a su asilo de Calatayud (Zaragoza), sino la riada de barro que los sumergió en noviembre de 1997.

Durante tres días, el 4, el 5 y el 6 de aquel mes, una ciclogénesis explosiva barrió la ciudad de Badajoz y la provincia; también la ribera del río Zapatones en Bótoa, donde se levanta la Base General Menacho, sede de la Brigada mecanizada Extremadura XI. El cieno venció a los todavía jóvenes tanques, llegando a afectar con averías graves a una veintena de ellos.

Es una de las vicisitudes que ha atravesado la partida de carros de la que puede salir la donación de material militar más importante de España en la guerra de Ucrania. De materializarse -aún no ha iniciado el gobierno español trámites ante Alemania, que ha de dar un nihil obstat-, sería uno de los más notables envíos españoles de armas a una guerra ajena en los últimos 100 años.

La sensación de la conducción de un Leopard es “brutal, inolvidable -dice un veterano del arma de Caballería que lo ha pilotado-. Son 1.500 caballos en tu pie derecho –un coche de alta gama ronda los 300-, puedes tumbar árboles como si fueran hojas, acelerar sin que nada te pueda parar… y es sencillo de conducir, solo se necesitan unos días y cogerle las medidas”.

Pero no habla de los modernos Leopard 2E fabricados en Asturias y Sevilla y operativos ahora en unidades acorazadas españolas, sino de abuelos fabricados en Alemania en los 80 y 90. El gobierno de Volodimir Zelenski sabe que son carros jubilados. El pasado viernes, en el día 100 de la guerra, su embajador en Madrid, Serhi Pohoreltsev, cuando pidió más compromiso a España aludió a “material que está en almacén” y que este país no necesita.

El asesor del presidente ucraniano Igor Zovkva había sido informado días antes –según fuentes militares españolas- del stock disponible. Las mismas fuentes cuentan que también le contaron en qué estado se encuentra. Y no solo de los carros: también de los misiles Aspide que podrían formar parte de una importante escalada de la ayuda militar española.

A la UCI

Cuando la riada de barro anegó la base extremeña no se habían cumplido aún dos años del contrato de alquiler que España había suscrito con Alemania, el país fabricante de los tanques. Una considerable partida de Leopard 2A4 tuvo que ir al “escalón IV”. Así llama la jerga militar a la UCI de los tanques. El escalón I es el de averías que soluciona la propia tripulación; el II implica a los mecánicos de la base; el III se soluciona ya en una Agrupación de Apoyo Logístico. Los casos más graves precisan de reparación a fondo en el Parque de Mantenimiento de Sistemas Acorazados, en la periferia de Madrid.

Los Leopard candidatos a viajar a Ucrania formaron parte de un lote de 108 alquilados por España a Alemania en 1995. Había caído el muro y, en ausencia de guerra fría, Alemania se deshacía de su parque de 2.000 leopardos.

En 2005, Defensa se hizo con la propiedad de los tanques alquilados por un precio de ganga, algo más de 15 millones de euros. Hoy 53 descansan en el almacén de Calatayud tras haber seguido una “hoja de ruta” de desmontaje de más de 140 fichas de control.

En realidad se enviaron 54 a Aragón, pero uno fue sacado de allí para colocarlo en el museo que tiene en El Goloso (Madrid) la Brigada XII Guadarrama. No obstante los Leopard 2A4 siguen siendo un arma potente: los no jubilados están aún en servicio, de hecho, en Ceuta y Melilla.

Venta frustrada

El ejército planeó transformar los viejos Leopard almacenados en vehículos para Ingenieros, pero no culminó el proyecto por falta de fondos.

Tampoco salió adelante un intento de vendérselos a Perú en 2012. La oferta española se redujo tanto que “rozó el darlos por un poco más de lo que costara volver a ponerlos en marcha”, recuerda un veterano del arma acorazada, buen conocedor de estos tanques. No fructificaron las reuniones con firmas como Expal y Quadripole Ingeniería. La hora de mano de obra de remontaje, en algunos casos, iba a ascender a 80 euros, según el pliego de prescripciones técnicas que rigió su jubilación. Perú se desmarcó pese a lo barato de la última oferta: 11 millones.

Lanzamiento de un misil Aspide por operadores del Ejército de Tierra.

Lanzamiento de un misil Aspide por operadores del Ejército de Tierra.

Devolver a la vida a los carros almacenados en la Agrupación de Apoyo Logístico de Calatayud (volver a lubricarlos, devolverles sus baterías…) se demoraría un mes. Es un plazo parecido al que costaría reunir el conjunto de máquinas que hace operativos a los misiles Aspide, casi totalmente jubilados por el Ejército.

El cohete no funciona solo. En España, el Regimiento de Artillería Antiaérea 73, que protege el puerto de Cartagena, los usaba en una combinación básica que Defensa bautizó como Toledo: Doce lanzadores Aspide, un cañón antiaéreo Oerlikon GDF07 de 35 mm para proteger a cada lanzador, un radar y una dirección de tiro Skydoor. Los misiles, de origen italiano, fueron dados de baja en 2020 por considerarse obsoletos. En ningún momento ha trascendido por ninguna fuente de Defensa que España fuera a enviar a Ucrania el sistema completo.

No irán solos

La Ucrania invadida no tiene ocasión de mostrar remilgos con el material jubilado. “Como dijo un oficial británico en la guerra de las Malvinas: "Si se puede disparar, es una amenaza", explica una de las fuentes militares consultadas. Kiev necesita urgentemente oponer material ante el avance ruso.

Es poco probable que los carros que envíe España entrasen en combate en solitario: lo harían integrados en grandes formaciones. Ya puesto en Ucrania y ante las fuerzas rusas, un carro como el Leopard 2A4 español precisará un despliegue anejo para no ser tan vulnerable como lo han sido en la primera fase de la invasión los tanques T rusos ante lanzagranadas individuales como los Javelin (americanos) y los C90 (españoles) con que los ha parado la resistencia ucraniana.

Cuando entre en combate –si finalmente llega a hacerlo- el viejo leopardo recuperado en Calatayud precisará un séquito humano no menor. En páramos del Donbás o en las llanuras del sur de Ucrania, lo precederían comandos de hombres buscando a sus depredadores, los cazadores de cazatanques.

“Es aconsejable que este carro vaya acompañado y protegido en un entorno de combate –explica uno de sus antiguos operadores en el Ejército español-. Es decir: escuadrones cazacarros y cazadores de los propios cazacarros, además de cobertura aérea y cortinas de artillería”.

Se refiere este militar a secciones armadas que se desplegarían en vehículos de combate en torno a la formación de leopardos para formar una zona de seguridad en los flancos de los carros. Esa forma de luchar la ha ensayado el Ejército español en los bosques de la provincia de Valladolid con sus unidades acorazadas en entrenamientos antiemboscada.