MALESTAR DE LOS EMBAJADORES

Los discretos diplomáticos franceses, en huelga por segunda vez en su historia tras una reforma de Macron

Los servidores públicos del Quai d’Orsay organizan este jueves el segundo paro laboral de su historia

Protestan contra la supresión del cuerpo diplomático y la reducción del 50% de personal en las tres últimas décadas

Emmanuel Macron.

Emmanuel Macron. / EFE

Una huelga incomoda al Gobierno de Emmanuel Macron

 en plena campaña de las elecciones legislativas del 12 y 19 de junio. ¿Se trata de los profesores? ¿De los trabajadores sanitarios? ¿Los aguerridos agentes ferroviarios? No, de los discretos diplomáticos franceses. Por segunda vez en la historia —la primera tuvo lugar en 2003—, los embajadores, cónsules y otros empleados del Quai d’Orsay organizan un paro laboral este jueves. Protestan contra la supresión del cuerpo diplomático y la fuerte pérdida de recursos humanos y económicos de la diplomacia en las últimas décadas. 

La gota que colmó el vaso del malestar fue un decreto publicado en el boletín oficial el 17 de abril, en medio de la campaña de la segunda vuelta de las presidenciales. Confirmaba la supresión de dos cuerpos eminentes de la diplomacia: los ministros plenipotenciarios y los consejeros en asuntos exteriores. Hasta ahora eran los únicos altos funcionarios con vocación a ocupar puestos de embajadores. El Ejecutivo centrista justifica esta medida, incluida en una reforma más amplia de la función pública, por la necesidad de una mayor movilidad en las carreras de los altos funcionarios. Sus detractores temen, sin embargo, que favorezca los nombramientos a dedo de embajadores y cónsules en base a afinidades políticas o personales.

Riesgo de "desaparición de la diplomacia profesional"

Pese afectar a 900 de los 13.700 funcionarios del Ministerio de Exteriores, la reforma ha suscitado una verdadera indignación. El seguimiento de la huelga se preveía importante. Al menos 10 embajadores, entre ellos la de Omán, el de Kuwait o Chipre, ya anunciaron su voluntad de participar en ella, junto con cónsules, altos cargos de Exteriores y numerosos jóvenes funcionarios. Incluso en los últimos días proliferó la etiqueta en Twitter #diplo2metier en que expresan sus motivos para apoyar el paro laboral o reivindican su vocación diplomática.

"Nos enfrentamos al riesgo de una desaparición de nuestra diplomacia profesional. Los oficios del Quai d’Orsay se aprenden a largo plazo con la multiplicación de experiencias, sobre todo en el extranjero y en puestos difíciles", advirtió en una tribuna en 'Le Monde'el colectivo de 500 representantes del Ministerio de Exteriores, la mayoría de ellos jóvenes, que impulsa la movilización junto con varios sindicatos.

Con la reforma, desparecerán las categorías de altos funcionarios destinados a ocupar los puestos de embajadores y pasarán a forma parte del "cuerpo de administradores del Estado". Este aglutinará todo tipo de altos funcionarios (delegados del gobierno, inspectores de finanzas, etc) a los que se incentivará a pasar de un ministerio a otro y del sector privado al público.

"Resulta vital renunciar a la reforma, ya que esta transformará profundamente el cuerpo diplomático, a partir del momento en que los mejores puestos serán atribuidos por motivos no diplomáticos. Existe el riesgo de una gran politización", defendió Dominique de Villepin, el conocido exministro de Exteriores francés por haberse opuesto en 2003 a la invasión de Irak. De hecho, Macron ya había generado una polémica en 2018 al querer designar como cónsul en Los Ángeles al escritor, y su amigo, Philippe Besson. Un nombramiento bloqueado finalmente por el malestar suscitado en el Quai d’Orsay.

"Malas relaciones" con los embajadores

Ante la oleada de críticas, el Ejecutivo macronista se defiende recordando que no se suprimirán las prestigiosas oposiciones de Oriente y que los embajadores continuarán siendo designados por el ministro de Exteriores. También envió una señal de distensión con el nombramiento de la nueva ministra Catherine Colonna, una diplomática de profesión y que ejerció en los últimos años como embajadora en Londres. 

Aunque la controvertida reforma se trata de la típica medida neoliberal que pretende desregularizar un cuerpo de funcionarios, algunos de sus detractores también ven en ella una finalidad más bien política. "Evidentemente, su objetivo no es instaurar una movilidad entre ministerios que ya existe en el presente. Esta muestra sobre todo las malas relaciones entre el Elíseo y el Quai d’Orsay", explicó un embajador en declaraciones al digital 'Mediapart'. Macron ya había criticado duramente a los embajadores en un discurso en agosto de 2019 en que denunció "el Estado profundo". Con esas declaraciones con una tonalidad trumpista, apuntaba a los diplomáticos —tradicionalmente muy obedientes— que se oponían a sus iniciativas en política internacional, como su actitud dialogante con Putin.

En las últimas décadas se acentuó la concentración de la política exterior gala en manos del presidente y sus consejeros, en perjuicio del Quai d’Orsay. Con 178 embajadas y 88 consulados, Francia cuenta con la tercera red diplomática en el mundo, solo por detrás de Estados Unidos y China. Pero perdió el 53% de sus efectivos en las tres últimas décadas. La mayor parte de este recorte tuvo lugar desde 2010. 

Esta disminución de recursos y el sentimiento de abandono de los embajadores se produjeron al mismo tiempo que retrocedía la influencia de Francia en el mundo. El declive quedó ejemplificado con la sucesión de fracasos en política internacional sufrida por Macron, desde Mali hasta el Líbano, pasando por Siria o Libia. Y ahora esta huelga estalla en plena guerra de Ucrania y en la recta final de la presidencia francesa de la Unión Europea. Sin duda, un momento poco oportuno para el dirigente centrista.

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