Burkina Faso: golpes de estado y terrorismo en el país del miedo

30 años de golpes Estado, un país asolado por el terrorismo y el abandono de las Naciones Unidas. Esta es la realidad de una de las regiones menos seguras del Sahel.

La inestabilidad de los gobiernos y las amenazas de grupos yihadistas (Ansaroul Islam, Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes-GSIM), situan al país como una de las regiones más pobres del mundo. Burkina Faso está clasificado en el puesto 182 de 187 en el Índice de Desarrollo Humano de NNUU.

Esta situación repercute a los más de 20 millones de ciudadanos del país que sufren las miserias de la guerra con el terrorismo y las pretensiones de unos y otros gobernantes.

El abandono por parte de las misiones de paz y la peligrosidad de actuar dentro de sus fronteras, pone en riesgo cualquier raíz humanitaria que se adentre en el país de la selva y el desierto. Por eso, la situación económica atraviesa uno de sus peores momentos de su historia.

Una de las últimas víctimas españolas en territorio burkinés fueron los periodistas David Beriain y el cámara Roberto Fraile, mientras estaban rodando un documental sobre la lucha contra la caza furtiva, el pasado 28 de abril de 2021.

La situación del país

La fragilidad de las fronteras en Burkina Faso y la débil presencia de las fuerzas de defensa y seguridad en las regiones limítrofes con Malí y Níger han facilitado la extensión del terrorismo, especialmente desde 2018. Debido a la situación de inseguridad, se calcula que hay más de un millón de desplazados. También, hay miles de escuelas cerradas por amenaza terrorista y se observa malnutrición y falta de acceso a cuidados médicos en ciertos casos.

La seguridad del Sahel y concretamente de Burkina Faso es motivo de preocupación nacional, regional e internacional. A diferencia de Mali y Níger, en Burkina Faso no existe ninguna misión de las Naciones Unidas ni tampoco misiones de PCSD de la Unión Europea. El V mandato de la European Union Training Mission en Mali, plantea por primera vez el asesoramiento a los Estados Mayores de los Ejércitos de los países del G5 Sahel, lo que incluye Burkina Faso.

La guerra por el poder

La lista de líderes que han ido ocupando el poder mediante la fuerza es extensa. El primero en iniciar esta sangrienta tradición fue Thomas Sankara, quién organizó un golpe de estado en 1983, instaurando un régimen de inspiración marxista-leninista, que le mantuvo en el poder hasta 1987. Fue asesinado ese mismo año y tras él, otro y otro dirigente le precedieron.

Finalmente, Roch Marc Christian Kaboré del MPP, con el 53,5 % de los votos, juró como presidente el 29 de diciembre de 2015, convirtiéndose en el primer mandatario electo democráticamente de Burkina Faso y en el primer civil en asumir el cargo desde el gobierno de Maurice Yaméogo. Este fue el primer vestigio de Democracia en el país.

Tras un proceso de transición lento y cambios de gobierno inestables entre revueltas populares, los gobiernos burkineses siguieron basando su política en una constitución. Sin embargo, la profunda crisis tras la matanza de una sesentena de gendarmes en Inata provocó la caída de Dabiré -presidente en aquel momento- y su reemplazo por Zerbo - su sucesor- en diciembre y la renovación del gobierno burkinés, hizo temblar a las instituciones.

La crisis interna provocó el triunfo de un golpe de Estado, el 24 de enero de 2022. Esta acción fue liderada por el teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba derrocando al gobierno Kaboré y estableciendo un régimen de transición liderado por el propio Damiba. 

El último golpe contra el terrorismo

El Ejército de Burkina Faso mató el pasado martes a treinta presuntos yihadistas en la región de Bouckle, en el oeste del país. Esto suma otro golpe más, por parte del Ejército, a la cadena de misiones que llevan realizando para combatir el terrorismo. La operación de las Fuerzas Armadas se ejecutó a través de ataques aéreos contra una base terrorista en la que operaban los yihadistas.