FRANCIA

Macron nombra primera ministra a la tecnócrata de la órbita socialista Elisabeth Borne

La nueva primera ministra, procedente de la órbita socialista, se convierte a sus 61 años en la segunda mujer en ocupar el segundo cargo más importante de Francia

Élisabeth Borne y Emmanuel Macron en julio de 2020 durante unas jornadas estivales.

Élisabeth Borne y Emmanuel Macron en julio de 2020 durante unas jornadas estivales. / Photo by Ludovic Marin / POOL / AFP

Enric Bonet

Una opción continuista, aunque supone un cambio nada menospreciable. Por segunda vez en la historia de la Quinta República, una mujer asume las riendas gubernamentales en

Francia

. El presidente francés,

Emmanuel Macron

, ha designado este lunes por la tarde a su nueva primera ministra: Elisabeth Borne, que ejerció en los últimos años como ministra de Trabajo. Borne, 61 años, sustituye a Jean Castex al frente del gobierno. Después del inicio de su segundo mandato, el dirigente centrista quiere renovar las caras del Ejecutivo, aunque esto no supondrá un cambio significativo en la orientación política. 

El perfil de Borne, poco carismático y mucho más tecnocrático que político, resulta muy parecido al de su predecesor. Hasta el punto que es descrita como “una Castex en mujer”. Difícilmente le hará sombra a Macron. El dirigente centrista no podrá presentarse en las próximas presidenciales de 2027 y no quiere que su segundo mandato se vea obstaculizado por las probables disputas sucesorias. 

Esta falta de novedad se ve compensada por el hecho trascendente de que la jefatura del gobierno recae en manos de una mujer. Esto no sucedía desde hacía 30 años en un país que sufre un evidente retraso respecto a la femenización de la política. Solo la socialista Edith Cresson había ocupado este cargo entre 1991 y 1992, durante el segundo mandato de François Mitterrand. Su breve paso de menos de un año estuvo marcado por numerosas críticas y comentarios fruto del machismo imperante. “No es el país que sea machista, ¡sino su clase política!”, criticó Cresson en una entrevista reciente. El 74% de los franceses deseaba el nombramiento de una primera ministra, según un sondeo reciente del instituto Ifop.

Lento proceso de cambio de gobierno

El nombramiento de Borne vino precedido por la dimisión de Castex. Su renuncia era un trámite esperado para iniciar el proceso de cambio de gobierno en Francia. En los próximos días está previsto que se anuncien los nombres de los ministros del primer gobierno del nuevo mandato de Macron, tras su reelección el 24 de abril.

Esta recomposición ha tardado más de tres semanas en ser anunciada —una curiosa parálisis política en tiempos de guerra y de dificultades económicas por la inflación—, un tiempo de espera especialmente largo que ha reflejado las dificultades del dirigente centrista para escoger a un nuevo jefe del gobierno. También se ha debido a una estrategia electoral de hacer coincidir este nombramiento con el inicio de la campaña de las elecciones legislativas del 12 y 19 de junio.

El futuro gobierno deberá ser ratificado por la Asamblea Nacional resultante de estos comicios. En las legislativas la coalición macronista Juntos tendrá como principal rival la Nueva Unión Popular, formada por la Francia Insumisa, el Partido Socialista, los socialistas y los verdes. Según un sondeo reciente del instituto Cluster 17, esta alianza unitaria de la izquierda sería la más votada en la primera vuelta con el 31% de los votos, por delante del 27% del espacio de Macron y el 19% de la Reagrupación Nacional de Marine Le Pen (extrema derecha). 

Una tecnócrata con un pasado vinculado a los socialistas

Probablemente, la designación de Borne suscitará una menor indignación entre los franceses de izquierdas que algunos de los nombres que sonaron con fuerza en los últimos días, como el de Catherine Vautrin, exvicepresidenta de la Asamblea Nacional y que se opuso de manera explícita en 2013 a la legalización del matrimonio homosexual. Durante su primer mandato, Macron nombró a dos primeros ministros —Édouard Philippe y Castex — de la órbita de Los Republicanos (derecha, socios del PP en Francia). En el caso de Borne, se trata de una dirigente de corte técnico como Castex. Hasta las legislativas de este año nunca antes se había presentado a unos comicios. Pero a diferencia de sus predecesores, en el pasado estuvo vinculada a las filas socialistas.

Formada en la selectiva escuela universitaria Politécnica, esta ingeniera empezó su carrera profesional con un cargo relevante en el ministerio de Educación a principios de la década de 1990, cuando lo dirigieron Lionel Jospin y Jack Lang. También ejerció entre 2014 y 2015 como directora de gabinete de Ségolène Royal durante su paso por el Ministerio de Ecología. Pese a esta cercanía con el centroizquierda, Borne nunca militó en el Partido Socialista. 

De hecho, su perfil se corresponde al del tecnócrata galo, que oscila entre puestos en las altas esferas de la administración y del sector privado. Antes de integrar el primer gobierno de Macron en 2017, Borne había dirigido la RATP, empresa de los transportes metropolitanos de París. La alta tecnocracia tiene un rol fundamental en Francia, un país con un modelo capitalista en que el Estado dispone de un peso preponderante. Estas élites se caracterizan por su inclinación por el modelo neoliberal, al que el pueblo francés se resistió en las últimas décadas.

Borne ejerció en los últimos años como ministra de Transportes, de la Transición Ecológica y finalmente del Trabajo. Su bagaje estuvo marcado por dos reformas con una orientación neoliberal: la de la empresa ferroviaria SNCF y la del sistema de desempleo. En 2018 llevó a cabo la supresión del estatuto de los agentes ferroviarios, empeorando las condiciones de trabajo para los nuevos empleados de la SNCF, y liberalizó el sector ferroviario como exigía la Unión Europea. El año pasado culminó un recorte 2.000 millones de las indemnizaciones de desempleo, limitando el acceso al paro a los trabajadores más precarios. 

Al frente del ejecutivo, sus primeras medidas importantes consistirán en un paquete de ayudas para hacer frente a la inflación, la reforma para alargar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años (con 43 cotizados) e impulsar la “planificación ecológica”. Podrá llevar a cabo estas políticas si el macronismo logra una mayoría parlamentaria en las legislativas. Unos comicios en que el partido del presidente parte como favorito, pero que se auguran inciertos ante la nueva rivalidad de la coalición unitaria de la izquierda.