Opinión | EN CLAVE EUROPEA

Una Unión Europea más política e integrada

La creación de mecanismos efectivos de control democrático y rendición de cuentas a nivel de la Unión Europea (UE) es una de las ausencias más destacadas en las recientes propuestas para lograr una mayor integración política europea

La bandera de la Unión Europea ondea en Berlín, en una imagen de archivo.

La bandera de la Unión Europea ondea en Berlín, en una imagen de archivo. / EFE/Rainer Jensen

El nuevo entorno geopolítico global generado por la invasión rusa de Ucrania, las crecientes incertidumbre económicas y los retos de la transición energética y el cambio climático requieren una Unión Europea (UE) más democrática, segura, próspera y socialmente justa, con plena soberanía estratégica y capaz de proteger eficazmente los intereses europeos en un mundo inestable, como señala el Parlamento Europeo.

La Conferencia sobre el Futuro de Europa presentó el 9 de mayo sus 49 propuestas y 325 medidas concretas para dar un salto cualitativo en la integración política de la UE. Los gobiernos Alemania, Francia e Italia también han abogado en los últimos meses por un empuje "federalista" para que Europa pueda superar con éxito los nuevos desafíos. Más de 250 personalidades europeas impulsan asimismo un manifiesto a favor de transformar la UE en unos “Estados Unidos de Europa”.

Las propuestas de mayor integración política, ampliación de las políticas comunes y desarrollo de una auténtica política exterior y de defensa europea, no van acompañadas de las necesarias reformas para corregir los déficits democráticos de la UE e impedir las derivas autoritarias de sus miembros. La amplitud de los planes para una mayor integración política de la UE en todos los ámbitos hacen indispensable una reforma profunda para garantizar un control democrático de esas políticas y una efectiva rendición de cuentas democrática que ahora no existe, señala el politólogo Richard Youngs, autor de Rebuilding European Democracy (Reconstruir la democracia europea). La UE requiere mecanismos efectivos de rendición de cuentas democrática sobre la elaboración, la aplicación y las consecuencias de las políticas y las normas europeas, advierte Youngs.

Reformas de calado

La Conferencia sobre el Futuro de Europa plantea algunas reformas políticas de calado, como que el Parlamento Europeo disponga de iniciativa legislativa (competencia exclusiva de la Comisión Europea), la elección por sufragio universal del presidente de la Comisión Europea y la generalización del voto por mayoría cualificada. Pero faltan mecanismos efectivos de control democrático en la UE, como la tutela y control del Parlamento Europeo sobre la política económica, exterior y de defensa o el poder de la Eurocámara para aprobar o destituir individualmente a cada miembro de la Comisión Europea. Las propuestas de Francia, Alemania e Italia se centran en ampliar y desarrollar las políticas europeas, pero olvidan las reformas para reforzar el control democrático.

El Parlamento Europeo, la Comisión Europea, Francia, Alemania, Italia, España y otros países se muestran abiertos a reformar los tratados de la UE para profundizar en las distintas políticas europeas e introducir cambios institucionales. Pero Dinamarca, Suecia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Eslovenia, Croacia, Rumania, Bulgaria y Malta han emitido una declaración conjunta contra la reforma de los tratados, que consideran “prematura” y contraproducente, porque estiman que el actual marco “funciona” y ofrece suficiente margen para ampliar las políticas.

La petición de adhesión de Ucrania a la UE ha puesto sobre la mesa el disfuncionamiento de la política de ampliación, que está bloqueada por las reticencias de los ciudadanos y los gobiernos de Europa Occidental ante las actuales dificultades de gestión y decisión a Veintisiete y las secuelas no resueltas de adhesiones previas (derivas autoritarias en Hungría, Polonia y graves déficits políticos en Bulgaria, Rumanía, Eslovaquia, Chipre y Malta).

Macron propone crear una “comunidad política europea” para integrar políticamente a los países aspirantes a ingresar en la UE mientras dura el laborioso proceso de adhesión, que estima que en el caso de Ucrania podría durar “décadas”. Para los aspirantes a la adhesión y sus principales patrocinadores en la UE, como Polonia, esa propuesta se percibe como otra maniobra para seguir retrasando el ingreso de nuevos miembros.

La iniciativa recuerda la formulada por el presidente francés François Mitterrand en 1989, tras la caída del Muro de Berlín, para crear una confederación europea que agrupara a todos los países del continente, superara las divisiones de Yalta y evitara los riesgos bélicos del resurgir del nacionalismo. Pero el proyecto fue saboteado de inmediato por Estados Unidos, que preferían mantener a Europa bajo tutela, mientras las guerras yugoslavas confirmaron la intuición de Mitterrand, recuerda el diplomático Jean Musitelli.