PLAN MARSHALL

Ucrania busca ser el “granero” europeo de hidrógeno verde tras la guerra: “El gas ruso huele a sangre”

En Kiev esperan un gran “plan Marshall” para el país como el que hizo que Europa saliera del hoyo de la segunda guerra mundial

Imagen de un gasoducto entre Bulgaria y Grecia

Imagen de un gasoducto entre Bulgaria y Grecia / NIKOLAY DOYCHINOV

Mario Saavedra

Mario Saavedra

La economía ucraniana está hecha trizas. La zona este, conquistada o escenario de guerra en estos momentos, era antes la invasión rusa una parte rica en industria y producción de energía. Tenía puertos y acerías. El Banco Mundial predice que este año la economía ucraniana se contraerá cerca de un 50%. Los daños en infraestructuras, fábricas y campos de cultivo se cifran en centenares de miles de millones de euros. Así que, incluso si Kiev gana o empata esta guerra contra Moscú, ¿qué le espera al país?

Bruselas y Washington se han comprometido con la reconstrucción del país tras el conflicto. En Kiev esperan un gran “plan Marshall” para el país como el que hizo que Europa saliera del hoyo de la segunda guerra mundial. Confían en que llegue cuando se firme la paz.

En ese contexto, el Gobierno ucraniano busca proyectos que se puedan lanzar de inmediato. Y negocia con Bruselas un acuerdo de cooperación con el que invertir en hidrógeno verde, una energía renovable que llegaría a la Unión Europea por los mismos gasoductos, renovados, que hasta ahora transportaban el gas ruso. 

¿Un brindis al sol? “Antes de la guerra podría ser, pero ahora se ha convertido en una necesidad, después de ver la dependencia energética de Rusia y cómo Gazprom ha cortado el suministro de gas a Polonia y Bulgaria”, asegura a

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

Oleksandr Riepkin, representante especial para Diplomacia Económica del ministerio de Exteriores de Ucrania. “El petróleo y el gas ruso huelen a sangre ucraniana”, dice el diplomático por videoconferencia desde Bruselas.

Europa tiene una estrategia energética que incluye un impulso al hidrógeno verde. Mediante electrólisis de agua con la utilización de energías renovables se puede almacenar energía en forma de H2 y O2 proveniente de la generación fotovoltaica sobrante.

“Europa lanzó hace un año un plan estratégico para producir 80 GW de esta energía, pero dentro de sus fronteras sólo puede producir 40 GW, entre otras cosas porque el suelo es muy caro”, explica el representante ucraniano. Un problema que, asegura, no tiene en su país, que además tiene varios gasoductos listos, una vez adaptados al transporte de hidrógeno verde. 

El hidrógeno puede almacenarse en baterías de gran tamaño, lo que le permite no depender tanto de las fluctuaciones del suministro que conllevan las fuentes que dependen de las condiciones meteorológicas, como la energía eólica o la solar. Bruselas lo considera clave en el objetivo de conseguir una Unión Europea climáticamente neutra para 2050.

Actualmente, el hidrógeno representa menos del 2% del consumo energético actual de Europa, y en su mayoría se produce con gas natural, lo que emite cantidades significativas de emisiones de CO2. En 2020, la Comisión adoptó una nueva estrategia específica sobre el hidrógeno en Europa para promover la investigación, innovación, producción e infraestructuras. 

El embargo de gas a Rusia

La Comisión Europea está trabajando en el sexto paquete de sanciones contra Rusia, en el que se estudia si incluir el embargo de las importaciones de petróleo ruso, como respuesta a la sangrienta ofensiva de Moscú. En el quinto paquete, de abril, se incluyó ya las importaciones de carbón ruso. Los grandes países, sobre todo Alemania, están tratando de reducir drásticamente su dependencia de la energía rusa. “Para el verano se habrán eliminado las importaciones de carbón ruso; el gas, probablemente para mediados de 2024, y un embargo del petróleo sería manejable mientras tanto”, ha dicho este jueves el embajador alemán en España, Wolfgang Dold, en Twitter. Berlín propone una reducción gradual, no abrupta, de la dependencia.

Desde el inicio de la guerra en Ucrania, los países de la UE han comprado a Rusia combustibles fósiles por valor de 44.000 millones de euros, que representan el 71% de todas las ventas de sus hidrocarburos en los últimos dos meses, según los cálculos del Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio (CREA). 

Los mayores importadores europeos son Alemania (9.100 millones de euros), Italia (6.900 millones), Países Bajos (5.600 millones) y Francia (3.800 millones). 

Es en este contexto en el que Kiev ha presentado a Bruselas un plan de capacidad de producción de hidrógeno verde, con la intención de seducir a la Unión para que invierta en Ucrania “como próximo hub de hidrógeno verde de Europa”, dice Riepkin. Quieren tener el proyecto listo para implementar en cuanto termine la guerra, y llegue el momento de la reconstrucción.