Guerra en Europa

Rusia eleva sus amenazas sobre Occidente a medida que la guerra traspasa su territorio

Las explosiones en instalaciones estratégicas rusas y el rearme de Ucrania enervan al Kremlin

Más de 500 heridos resisten hacinados en la acería de Mariúpol

Más de 500 heridos resisten hacinados en la acería de Mariúpol / EP

Ricardo Mir de Francia

Ricardo Mir de Francia

La temperatura de la guerra psicológica entre Rusia y Occidente no deja de aumentar a medida que crece la magnitud de las armas enviadas a Ucrania por sus aliados occidentales y el conflicto se cuela en territorio ruso en forma de misteriosas explosiones en instalaciones militares estratégicas cercanas a la frontera ucraniana. Los medios rusos informaron el miércoles de diversas explosiones en Bolgorod, Vorozneh y Kursk, que habrían afectado a depósitos de armas, un centro de investigación militar y la mayor planta química de Rusia. Incidentes que se suman al acaecido el lunes, cuando se informó de otras dos explosiones en un depósito de almacenamiento de combustible en Bryansk.  

Todas esas regiones, cercanas a la frontera ucraniana, están siendo utilizadas para abastecer a las tropas rusas en su asalto contra el Donbás, la región minera e industrial del este de Ucrania que el Kremlin trata de someter desde 2014. Kiev no ha reivindicado ninguno de los aparentes ataques, que podrían ser también sabotajes, aunque fuentes rusas informaron esta semana de que un dron ucraniano fue abatido en Kursk, a más de 100 kilómetros de Ucrania. “Semejante agresiones no pueden quedar sin respuesta”, afirmó este jueves la portavoz del ministerio de Exteriores ruso, María Zakharova. “Nuevas provocaciones instando a Ucrania a atacar instalaciones rusas recibirán una respuesta contundente de Rusia”.  

Zakharova llegó a insinuar que su país podría poner a tiro a los dirigentes occidentales que están visitando Ucrania, entre los que se encuentra Pedro Sánchez, que viajó a Kiev la semana pasada. “Les recomendamos que no sigan poniendo a prueba nuestra paciencia”. En el Kremlin parecen haber escocido particularmente las declaraciones del ministro de Defensa británico, Ben Wallace, quien afirmó el jueves que los ataques contra centros logísticos en territorio ruso no solo son “legítimos” sino que constituirían una “respuesta proporcional” a la destrucción masiva de infraestructuras militares y civiles en Ucrania. Para acabar de complicar las cosas, Wallace no quiso negar tajantemente que las armas utilizadas en los presuntos ataques fueran británicas, aunque dijo que es “bastante improbable”.  

Armamento pesado para Ucrania

Desde que la agresión rusa sobre Ucrania entrara en su tercer mes, la envergadura y la sofisticación de las armas comprometidas por los aliados de Kiev ha aumentado significativamente. Alemania enviará tanques Gepard antiaéreos; Estados Unidos, carros blindados, drones experimentales o artillería pesada de largo alcance, semejante a la prometida por Francia o Canadá. Y mientras crece el músculo militar ucraniano, también lo hace la retórica del Kremlin, que no ha dejado de enarbolar un posible conflicto nuclear para disuadir a sus enemigos. Esta misma semana Vladímir Putin afirmó que “si alguien trata de intervenir desde fuera” y “crear riesgos estratégicos inaceptables para Rusia”, Moscú responderá con “ataques fulgurantes”.