Opinión | ELECCIONES FRANCESAS

Creen que Le Pen es feminista

La candidata ultra ha jugado a disfrazar de feminismo lo que no es para captar voto de las mujeres

La candidata francesa Marine Le Pen, de campaña en Soucy.

La candidata francesa Marine Le Pen, de campaña en Soucy. / REUTERS/SARAH MEYSSONNIER

Este domingo, elecciones en Francia. Y en el debate en televisión con Macron, la igualdad solo tuvo dos momentos: uno de pasada, cuando Macron reconoció la ruptura del silencio ante el acoso o los feminicidios, y el debate del velo. Francia no es, precisamente, sinónimo de lucha por las mujeres. La historia lo demuestra, desde el final de Olympe de Gouges pasando por la falsa revolución sexual de Mayo del 68. El aumento del conservadurismo francés se refleja ya en el avance del discurso de Le Pen. Aunque hay diferencias entre su partido y Vox, marcadas por la identidad del país (por ejemplo, la laicidad), sí hay una base del discurso compartido sobre la igualdad. El primero, el más rentable, es situar a mujeres con voz propia para justificar que es un partido feminista. La trampa de pensar, como ocurre aquí, que ser mujer es igual a ser feminista, cuando no tiene nada verdad.

Marine Le Pen heredó el partido de su padre y lo ha llevado más lejos aprovechando el descontento social. En ello ha jugado a disfrazar de feminismo lo que no es para captar voto de las mujeres. Una encuesta en 'Elle' decía que Le Pen es feminista para el 49% de las mujeres, frente a un 30% de Macron. Eso a pesar de que en su programa electoral la palabra 'mujer' solo aparece una vez. Eso a pesar de que con Macron llegaron leyes contra la violencia sexual o retirar la autoridad paterna en caso de feminicidio (aunque insuficiente). 

Nada de esto está en el discurso de Le Pen. Por eso, en esta campaña, asociaciones feministas hicieron un llamamiento para que no hubiera lugar a engaños: que Le Pen manipula la historia feminista cuando vende una imagen de mujer sin “hostilidad hacia los hombres” , que su partido en el Parlamento Europeo ha votado sistemáticamente en contra de los derechos de las mujeres, como el aborto, su rechazo a las cuotas o culpar a la inmigración de la violencia sexual. En Francia, los datos demuestran que las mujeres ya votan más a la extrema derecha. Y de no poner remedio a su discurso falaz, ocurrirá igual aquí.