GUERRA UCRANIA

La propaganda rusa se radicaliza ante los escasos éxitos militares sobre el terreno

Comentaristas próximos al Kremlin defienden llevar la guerra a territorio de la OTAN y someter a los ucranianos a un proceso de reeducación durante 25 años

La rueda de prensa del lider ruso, Vladimir Putin, vista desde una cafetería del aeropuerto de Kiev, la capital de Ucrania.

La rueda de prensa del lider ruso, Vladimir Putin, vista desde una cafetería del aeropuerto de Kiev, la capital de Ucrania. / REUTERS/Konstantin Grishin

Marc Marginedas

El tono, así como las formas y el vocabulario, están cambiando con respecto al arranque de la guerra. Y no en sentido constructivo precisamente. A medida que se acumulan evidencias del empantanamiento del Ejército ruso en Ucrania, los principales propagandistas del Kremlin en los medios oficialistas van adoptando un tono más radical y extremista, planteando en sus intervenciones escenarios como el de una guerra atómica, o incluso incursiones armadas en territorio de la OTAN.

Más aún. Están comenzando a aparecer en los medios estatales rusos artículos que defienden abiertamente una suerte de castigo colectivo a la nación ucraniana, con deportaciones de la población y procesos "de reeducación", tras la constatación de que la inmensa mayoría de los ciudadanos, rusohablantes incluidos, se oponen a la invasión y a los planes de Moscú.

En Rusia, un país donde ya no queda resquicio alguno para la libertad de expresión, las intervenciones de estos gurús comunicativos son consideradas como una suerte de termómetro del estado de ánimo en el Kremlin.

Entre el elenco de comentaristas progubernamentales, la voz más representativa es sin duda Vladímir Soloviov. Y tal y como subraya a EL PERIÓDICO, diario perteneciente al mismo grupo editorial que este medio, Grigori Gólosov, al frente del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Europea de San Petersburgo, el personaje, "un comentarista mainstream" según su descripción, "se ha radicalizado mucho" en los últimos tiempos.

De hecho, una de sus declaraciones más altisonantes se produjo hace un mes, cuando exigió que los contingentes militares de la OTAN en el este de Europa se retiraran a posiciones previas a 1997, reformulando por completo los resultados de la guerra fría del siglo XX. Y no se mordió la lengua a la hora de emitir amenazas en caso de no cumplimiento de estas demandas, formuladas por el líder del Kremlin. "Si ustedes piensan que nos vamos a detener en Ucrania, piénselo 300 veces; les recuerdo que Ucrania solo es la etapa intermedia en la tarea de proveer de seguridad estratégica a la Federación Rusa", declaró en su programa, Noche con Vladímir Soloviov.

Holocausto nuclear

El fantasma de un holocausto nuclear también es agitado con regularidad en el mismo programa. En una de sus emisiones, el periodista citó una frase procedente de una comedia rusa titulada DMB, un ácido retrato del Ejército y la sociedad rusa tras la desintegración de la URSS: "Definitivamente, golpearemos; y más de una vez; para que el mundo entero esté en ruinas; pero más tarde". 

Objeto de sanciones, tras ver confiscadas sus propiedades inmobiliarias en Italia -e incluso saqueadas, con la piscina teñida de líquido rojo, como dando a entender que sus manos estaban manchadas de sangre- Soloviov llegó a sugerir responder a las medidas de represalia europeas y estadounidenses con armas nucleares. "Pienso que a aquellos que se han apropiado de nuestro dinero debe decírsele: tienen 24 horas para descongelar nuestros fondos; si no lo hacen, ya saben lo que tenemos; es su elección: tácticas o estratégicas".

La preocupación ante la deriva de los propagandistas rusos ha ido en aumento después de hace unos días apareciera un largo artículo bajo el título ¿Qué debe hacer Rusia con Ucrania? en la agencia gubernamental Ria Nóvosti escrito por Timofei Sergueitsev, un politólogo y especialista en relaciones publicas, un personaje poco conocido hasta el momento aunque vinculado ideológicamente a influyentes personajes del entorno de Vladímir Putin. La publicación del documento armó tal revuelo que en los comentarios posteriores a su difusión, muchos analistas equipararon lo explicitado con una suerte de solución final o genocidio para el estado ucraniano y sus ciudadanos.

De acuerdo con el autor, "la desnazificación de Ucrania es necesaria" ya que una parte importante del pueblo "ha sido dominado y atraído por el régimen nazi" ante lo cual, sus integrantes "no pueden ser castigados directamente como criminales de guerra".

"Esta masa poblacional", continua el documento, debe ser sometida a la "reeducación, que se consigue mediante una estricta censura, no solo en la esfera política, sino también en la cultural y educacional". Considerando que el "ucranionazismo" (nazismo ucraniano) representa "una amenaza para la paz y para Rusia superior al de la Alemania de Hitler", Sergueitsev propone "limpiar de elementos nazis a todos los órganos locales de gobiernopolicía o defensa", además de suprimir de un plumazo la palabra "Ucrania".

El territorio sería dividido en repúblicas leales a Moscú, mientras que las cinco provincias occidentales de "mayoría católica", consideradas "enemigas de Rusia", deben ser "desmilitarizadas" y tener "un estatus neutral". Llevar a cabo semejante proceso requerirá "no menos que una generación", o lo que es lo mismo, "25 años".

El analista Gólosov recuerda el escaso peso entre la oficialidad del autor de la carta y considera que estas posiciones "aún no representan" los planes del Kremlin, aunque no lo descarta en el futuro. Eso sí, entiende que su difusión en este preciso momento conviene al Gobierno e "impulsa la narrativa" imperante entre la élite de que el conflicto armado "debe continuar".