Guerra en Ucrania

El miedo nuclear dispara el interés por búnkeres y refugios

El precio de este tipo de construcciones oscilan entre los 55.000 y los 182.000 euros, aunque hay también de lujo

Construcción de un búnker.

Construcción de un búnker. / EPC

“No vendemos miedo. Vendemos preparación”. Así se presenta en su página web Rising S Company, una empresa de Texas que se dedica a la venta y construcción de búnkeres y refugios de acero. Desde que empezó la guerra de Ucrania su teléfono y su correo electrónico echan humo, como los de otras compañías especializadas en ese tipo de construcciones. Y esa renovada actividad es solo una señal más del miedo que se propaga, en Europa y más allá de sus fronteras, ante la posibilidad de que Vladímir Putin realice una escalada. Ese miedo a que estalle un conflicto atómico, por más que algunos expertos lo crean aún impensable, es real.

“He visto momentos antes en que las ventas han sido buenas pero nunca este nivel de interés”, explica por teléfono desde Murchinson Gary Lynch, el mánager general de Rising S. “Yo tengo 50 años y siento que la mayoría nunca en nuestras vidas hemos visto tal amenaza de guerra nuclear. Es la primera vez desde el fin de la guerra fría en que hay una amenaza atómica seria. Y aunque en el pasado ha habido casos, como el de Corea del Norte, no eran de esta escala”. Incluso si esa amenaza ha cambiado, y ahora entran en ella armas nucleares de menor potencia, Lynch tiene algo claro: “las armas nucleares pequeñas siguen siendo un gran problema”.

Desde Europa provienen, según calcula, aproximadamente el 20% de las consultas que recibe la empresa, que en un periodo reciente de 10 días fueron unos 1.600. 40 de ellas acabaron en ventas, ocho veces más de lo habitual, con construcciones que se mueven entre los 55.000 y los 182.000 euros (aunque hay modelos de lujo aún más caros).

“Es solo gente preocupada por sus familias”, asegura el gerente, que cree que ha habido cierto cambio en quién y por qué requiere sus servicios. “Antes algunos compraban porque era “cool”, o por si acaso. Ahora hay cierta sensación de urgencia”, reflexiona.

Cambio de imagen

Ese interés renovado aleja a los compradores de la imagen que tradicionalmente se les ha asociado, de multimillonarios paranoicos a apocalípticos pasando por 'survivalists' o los llamados, algo despectivamente, 'preppers'. Y es algo que subraya en un correo electrónico Dante Vicino, director ejecutivo de la empresa Vivos y director de operaciones en xPoint, un complejo con 575 búnkeres en una antigua base militar en Dakota del Sur que ocupa un área de 46 kilómetros cuadrados, más grande que Manresa.

“Nuestros clientes son muy conscientes de lo que pasa en el mundo y de amenazas potenciales y tienen mentalidad de preparación”, asegura. “Es como tener uno o varios extintores en casa: eres consciente del potencial de una amenaza y lo tienes sin querer tener que usarlo, pero te da paz mental. Eventos recientes, como la pandemia o esta guerra, están haciendo que el resto del mundo despierte y tienden a empujar a gente que tenía dudas sobre si hacerse con un búnker a dar el paso”.

En Vivos también han notado una “subida sustancial en interés y ventas globales, no solo de EEUU”, además de incrementada atención mediática. Y la prensa estadounidense está volviendo la mirada a estas empresas y otras similares que funcionan en Francia o Italia y también están viviendo ese auge.

Preparación de gobiernos

El halo de sorna que a menudo ha rodeado este tema ha desaparecido y ahora se trata con la misma seriedad con la que la están afrontando algunos gobiernos. En Bélgica, por ejemplo, se están distribuyendo gratis a cualquiera con identificación nacional pastillas de iodo, cuya demanda ha subido en muchos lugares de Europa. También lo ha hecho la de yoduro de potasio, que requiere prescripción médica y se emplea para mitigar los efectos de la exposición a radiación nuclear y absorber radiación en la tiroides.

La preparación es en muchos lugares cuestión de Estado. En Suecia, según explicaba recientemente 'The New York Times', la Agencia de Contingencias Civiles está probando su sistema de alerta de ataques aéreos y repartiendo una guía de 20 páginas, que recuerda a panfletos de la guerra fría, con información sobre, por ejemplo, los elementos básicos del supermercado con los que conviene avituallarse. También señalaba a los casos de Finlandia, que desde hace años mantiene una elevada preparación militar, realiza pruebas regulares de las alarmas y construye refugios o de Suiza. Allí se pasó en los años 60 una legislación que obligaba a tener refugios nucleares en edificios residenciales y aunque recientemente se suavizó el país tiene más de 350.000 búnkeres comunales.