GUERRA EN UCRANIA

Rusia intensifica los ataques contra los civiles en Ucrania

Los bombardeos de las fuerzas rusas se extienden por ciudades de todo el país

Los escombros del destruido centro comercial Retroville.

Los escombros del destruido centro comercial Retroville. / TOMÁS PEDRO / REUTERS

Irene Savio

Irene Savio

Las sirenas antiaéreas ha sonado este lunes prácticamente en todo el país, reflejo de un conflicto bélico que no se apaga ni un instante, donde el alto el fuego es todavía una quimera, y los civiles se han convertido -literalmente- en carne de cañón de una guerra fratricida que está a punto de cumplir un mes desde su inicio el pasado 24 de febrero.

En este desesperanzador escenario, en la madrugada del vigésimo quinto día de guerra, al menos ocho personas han fallecido en un ataque contra el centro comercial Retroville, situado a menos de diez kilómetros del centro de Kiev, la capital de Ucrania. El lugar, que según fuentes rusas era últimamente usado como depósito por las fuerzas ucranianas, permanecía cerrado al público ya desde hace varios días.

Así, otro día más, la instantánea, ya con la luz matutina, se ha transformado en una imagen tan tétrica y surrealista como habitual en estos días en Ucrania: la de cuerpos tendidos en el suelo, cubiertos por plásticos negros y lienzos manchados de sangre, delante de una tienda de H&M y a poca distancia de un McDonalds. Allí donde los bomberos de la capital ucraniana, ahora reconvertidos en héroes involuntarios y cotidianos de esta guerra, habían tenido que controlar nuevamente -por más de ocho horas, según los testigos- el gran incendio que se desarrolló tras el ataque.

En estas circunstancias, por tercera vez desde el inicio de las hostilidades, el ayuntamiento de Kiev ha vuelto a imponer, para toda la población, un toque de queda continuado hasta la mañana del miércoles. Durante este lapso de tiempo, no se permitirá a la ciudadanía salir a la calle, salvo para alcanzar los refugios antiaéreos. Todo ello con la misma motivación que las autoridades ucranianas vienen repitiendo desde el inicio de la invasión rusa: combatir a unos supuestos infiltrados rusos que actuarían en la ciudad. 

La delicada situación de Mariúpol

En otro frente, en el sur del país, en la asediada Mariúpol, ciudad completamente destrozada por los bombardeos y donde los supervivientes relatan de escenas dantescas, el ultimátum hecho por Moscú el domingo para que el Ejército ucraniano entregase la ciudad ha vencido sin que la respuesta fuera positiva.

El Gobierno ucraniano ha rechazado rendirse y abandonar la estratégica ciudad portuaria a Rusia, tal y como había pedido el Kremlin. Sin embargo, la situación de Mariúpol sigue siendo desesperada, con miles de civiles aún atrapados dentro de la ciudad y que no logran escapar hacia lugares más seguros, a raíz de la falta de corredores humanitarios fiables.

En cambio, en Odesa, en el suroeste de Ucrania, se ha vivido el primer ataque desde el inicio del conflicto. El bombardeo, que ha afectado una zona residencial, solo ha provocado daños materiales sin que hubiese víctimas mortales registradas, según la información difundida por Serhiy Bratchuk, portavoz de la administración militar de la región de Odesa.

Mientras que en Sumy, en el norte, las autoridades locales han alertado de una fuga de amoníaco “altamente tóxico” de una planta química como consecuencia de un ataque, que luego los Servicios de Emergencias ucranianos han aclarado que la substancia no ha implicado riesgo alguno para la población. 

Mucha preocupación también ha supuesto la región de Zhitómir, en cuya capital regional ya en los pasados días fue atacada una escuela infantil y el aeropuerto militar de la ciudad. Aquí la guerra se ha cobrado la vida de al menos cuatro personas, tres militares y un civil, según han comunicado las autoridades ucranianas, en lo que se teme sea una maniobra previa para un posterior acercamiento terrestre de las tropas rusas a la zona.

Járkov, bajo bombardeos constantes

Además de estas localidades también sigue alarmando la situación en Járkov, cuyo alcalde, Igor Terekhov, ha dicho que gran parte de los edificios han sido destrozados y los bombardeos siguen siendo constantes. “Anoche volvió a haber fuego de artillería”, ha informado Terekhov, en declaraciones a Reuters. 

Mientras que, en Jersón, ciudad tomada por Rusia, una manifestación de activistas proucranianos ha acabado con disparos por parte de las fuerzas rusas, según denunciaron las autoridades ucranianas. “Las fuerzas de seguridad rusas se acercaron corriendo, empezaron a lanzar granadas aturdidoras a la multitud y a disparar”, ha afirmado el servicio de prensa de las fuerzas armadas ucranianas en un comunicado.

Y también en el oeste, más cerca de la frontera con Polonia, varias personas han resultado heridas por un ataque contra infraestructuras en la región de Rivne, según ha informado el Ministerio de Defensa ruso y ha confirmado el alcalde de la localidad, Alexandr Tretiak. “De acuerdo con las primeras informaciones, hay varios heridos”, ha detallado el alcalde.

Aunque preocupa, asimismo, el destino de los desplazados que, según Ucrania, Rusia está trasladando a su territorio, entre los cuales habría centenares de niños que habrían sido transferidos desde la región del Donbás. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania, solo durante el sábado, un total de 2.389 menores habrían sido separados de sus familias.